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Black Lives Matter: a
Declaration or an Alliance?
Black Lives Matter: ¿declaración o alianza?
Roberto Zurbano, Centro Habana, July 2021
(Fragment of a work-in-progress)
En Centro Habana, julio y 2021 (Fragmento de un work-in-progress)
I read Black Lives Matter's statement on the July
protests as well as Cubans’ opinions against it. I don't think Cubans
on the island are aware of the organization’s community origins or of its
intersectional approaches toward racism and capitalism. I won’t dismiss
BLM’s gesture of solidarity that is so politically correct that it seems
to move away from the critical space where it deploys its strategy against
systemic racism, white supremacy, and police brutality in the United
States. On account of that strategy, a more radical judgment regarding the
black presence in the recent Cuban protests was expected.
Black Lives Matter focused on the disproportionate weight with which U.S.
politics oppresses a country where Blacks have enjoyed social achievements
that are still unattainable in the United States -- achievements, however,
that today are diminishing within Cuba. Such a view prioritizes the level
of geopolitical confrontation at its most polarized moment and positions
itself in favor of Cuba. Although in its first paragraph, the statement
expresses a commitment to the Black Cuban family, it evades the degree of
marginalization within predominantly Black neighborhoods, Blacks’ lack of
access to decent housing and their neglected place in the labor market; a
short list of grievances for which the Blockade cannot be blamed. BLM's
renowned activism is criticized for not demanding rights for other Black
diasporic subjects, beyond U.S. policy and the way in which the Cuban
government explains the causes of protest on the blockade. This is not a
shortcoming of Black Lives Matter alone, as many organizations and
figures, African American or not, are opposed to the blockade, but never
look deeper into our reality. In recent decades, African American
political statements, with some exceptions, like that of Harry Belafonte's
on Cuban hip hop, often pay little attention to the racial situation in
Cuba, sometimes by excess and sometimes by omission.
Black Lives Matter’s first statement is a mistake, characteristic of those
who lack knowledge about the Cuban socio-political and cultural framework,
something that is very common in the United States. How to make people
aware of a reality that is unknown even for many on the island: the
existence of racism as well as of community, feminist, cultural, academic,
and political groups and tendencies that are committed to anti-racism?
This reveals a communication breakdown around the anti-racist practices of
both countries: BLM does not have alliances with anti-racist activists or
organizations on the island—nor vice versa— to exchange local nuances of
our struggle and assume a closer criterion. Cuban maroon and anti-racist
thought is only known in the U.S. by scholars and friends.
Then, there was a second statement by BLM and
a third, more informed and respectful one signed by
B4LM, leading up to a series of online forums entitled
It's Time: the People, Cuba, and
Radical Solidarity, wherein ideas and joint
efforts could be articulated. I was invited to the first forum on Monday,
July 26, in the first 15 minutes on Zoom. I criticized their statement’s
strategic failures and explained the complexity of our reality in which
the dignity of our black lives is crushed not only by the blockade, but
also by bureaucracy and neo-racism within our own country.
The value of political criticism is to clarify: BLM is not the enemy, its
failure does not turn this organization into an adversary of our
emancipatory struggle. It is worth remembering that we have a common
enemy, superior to our forces. I take this disagreement as an opportunity
for the anti-discrimination struggle, in both nations, to identify its
alliances and methods more accurately, denounce its local conflicts and
assume its global challenges. It is urgent for us to get to know and
recognize one another in a social struggle with differences and
similarities, but within a common struggle that demands the same
commitment in the face of oppression everywhere. Black Lives Matter, also
harassed by its own enemies, tries to extend its hand. It is a long
struggle where every day we learn to choose, share, and assess.
Roberto Zurbano, Centro Habana, July 2021
(Fragment of a work-in-progress)
Black Lives Matter:
¿declaración o alianza?
Leí atentamente la declaración de Black Live
Matter sobre las protestas de julio y las opiniones cubanas en su contra.
No creo que esta organización sea reconocida en la isla desde su origen
comunitario hasta sus enfoques interseccionales al racismo y el
capitalismo. No voy a desechar su gesto solidario, tan políticamente
correcto que parece alejarse del emplazamiento crítico desde el cual
despliega su estrategia contra el racismo sistémico, la supremacía blanca
y la brutalidad policial en Estados Unidos. Por ello, se esperaba un
juicio más radical sobre la presencia negra en las recientes protestas
cubanas.
Black Live Matter colocó su mirada en el peso desproporcionado con que la
política estadunidense oprime un país donde los negros han disfrutado
conquistas sociales aun inalcanzables en EE UU, que hoy se reducen. Tal
mirada prioriza el nivel de la confrontación geopolítica en su momento más
polarizado y se posiciona a favor de Cuba. Aunque enuncia un compromiso
con la familia negra cubana en su primer párrafo, silencia la
marginalización de barrios de mayoría negra, su inalcanzable derecho a una
vivienda digna o su lugar preterido en el mercado laboral; breve lista de
reclamos que no pueden achacarse al bloqueo. Se critica al reconocido
activismo de BLM que no reclame derechos para sus iguales, más allá de la
política yanqui y del modo en que el Gobierno cubano concentra las causas
de la protesta en el bloqueo. No es un defecto sólo de Black Live Matter,
pues muchas organizaciones y figuras, afroamericanas o no, opuestas al
bloqueo, nunca miran más adentro nuestra realidad. Las declaraciones
políticas afro-americanas de las últimas décadas, con excepciones como la
de Harry Belafonte sobre el hip hop cubano, suelen estar desenfocadas
sobre la situación racial en Cuba, unas veces por exceso y otras por
defecto.
El primer statement de Black Live Matter es un error marcado por el
desconocimiento –muy común en Estados Unidos- del entramado sociopolítico
y cultural cubano. ¿Cómo hacer que sepan una realidad desconocida, incluso
para muchos en la isla: la existencia del racismo y su rechazo por varios
frentes (comunitarios, feministas, culturales, académicos y políticos)?
Ello revela una desarticulación entre las prácticas antirracistas de ambos
países: BLM no posee alianzas con activistas u organizaciones
antirracistas de la isla -ni viceversa-, para intercambiar matices locales
de nuestra lucha y asumir un criterio más cercano. El pensamiento cimarrón
y antirracista cubano, sólo es conocido en EE UU por estudiosos y amigos.
Luego, hubo una segunda declaración de BLM y
una tercera firmada por B4LM, más informada y
respetuosa, hasta la propuesta de una serie de foros online titulados
El
tiempo ha llegado: El pueblo, Cuba y la solidaridad radical, para
articular ideas y esfuerzos conjuntos. Fui invitado al primer foro el
lunes 26 de julio, en los primeros 15 minutos en Zoom, critiqué los fallos
estratégicos de su declaración y expliqué la complejidad de nuestra
realidad donde el bloqueo afecta nuestras vidas, pero también la
burocracia y un neoracismo aplastan la dignidad de nuestras vidas negras.
El valor de la crítica política es esclarecer: BLM no es el enemigo, su
fallo no convierte dicha organización en adversario de nuestra lucha
emancipatoria. Vale recordar que tenemos un enemigo en común, superior a
nuestras fuerzas. Asumo este desencuentro como una oportunidad para que la
lucha antidiscriminatoria, en ambas naciones, identifique con más acierto
sus alianzas y métodos, denuncie sus conflictos locales y asuma sus retos
globales. Urge conocernos y re-conocernos dentro de una lucha social con
diferencias y similitudes, pero una lucha común que exige el mismo
compromiso frente a la opresión, en cualquier parte. Black Live Matter,
también acosada por sus propios enemigos, intenta tender su mano. Es una
larga lucha donde cada día aprendemos a elegir, compartir y sumar.
Roberto Zurbano,
En Centro Habana, julio y 2021 (Fragmento de un work-in-progress)
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