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El país que viene: ¿y mi
Cuba negra?
Roberto Zurbano,
13/3/13:
artículo original
entregado a
The
New York Times
NOTA DE PRESENTACION
Un refrán yoruba dice que perdiendo se
gana. Reflexión, crítica y compromiso mayores he ganado en estos días,
primero turbios y luego, esclarecedores. Hoy entiendo mejor a los sujetos,
sus ideas y las posiciones con que, en la discusión, se definen ante el
racismo. Al cabo de un mes se cuentan decenas de textos dentro y fuera de
Cuba. Mis preguntas siguen siendo las mismas y mis convicciones más
fuertes. Las respuestas se multiplican, se ramifican y alcanzan nuevos
caminos en el debate. El texto original, en español, fue requerido más de
una vez; en mi nota del 26 de marzo expliqué la causa que impedía
publicarlo de inmediato: no fue un simple respeto al contrato sino también
una respuesta moral al NYT.
Finalmente, traigo a la luz los textos prometidos: el original en español,
tal y como lo envié, antes de ser traducido por el periódico y una
traducción al inglés, más decente, profesional y respetuosa que la
aparecida finalmente en el NYT; obra de la amistad y el compromiso con la
causa antirracista. Estos son los textos y el itinerario que explican las
distorsiones que he denunciado. Sobre las ideas originales sigo
sosteniendo la responsabilidad y el ánimo de discutirlas dentro y fuera de
Cuba.
Por ética, también, envío dichos textos a Afromodernidades, Desde La
Ceiba, Negracubanateniaqueser y Observatorio crítico, blogs y boletines
digitales de la isla que han dado digna cobertura a esta y otras
importantes discusiones sobre la sociedad cubana contemporánea. Y también
a Afrocubaweb, decano de los sitios online sobre el campo cultural
afrocubano, donde, durante décadas, hemos hallado respeto, compromiso y
profesionalidad sobre nuestros temas.
Roberto Zurbano
Callejón de Hammell, La Habana
26 de abril 2013
Un testimonio crítico desde
dentro de la isla es también una forma de mirarse por fuera, desde el
color de la piel, como si interrogáramos al futuro de los afrocubanos
desde la crudeza de una Historia que… ¿se repite?
El cambio es la más reciente noticia sobre Cuba, pero para los afrocubanos
es más un deseo que una realidad. En los últimos cinco años han
desaparecido muchas prohibiciones absurdas que impedían hospedarse en un
hotel, comprar un teléfono celular, vender su casa, abrir una empresa
privada, viajar al extranjero, etc. A estos gestos llaman aperturas, pero
no es más que naturalizar la condición ciudadana. Los resultados, no solo
económicos, de tales gestos, traerán verdaderos cambios y que permitirán a
Cuba salir de la Historia y entrar, de una vez, en el Presente. El Futuro
se acerca veloz, desesperadamente, y en esa carrera van cayendo sueños y
utopías compartidas hasta ayer por muchos cubanos.
A la apertura económica al sector privado, los negros llegamos en
desventaja. Heredamos más de dos siglos de esclavitud y sesenta años de
exclusiones republicanas (1902-1959) que, en medio siglo de Revolución
(1959-2013) no logramos superar, por la manera en que el racismo se oculta
y renueva cuando no se debate, ni se enfrenta política y culturalmente. Si
los años sesenta significaron oportunidad para todos, los setenta
constatan que no todos estaban en capacidad de aprovechar dichas
oportunidades; aun así, los ochenta exhiben un alto por ciento de
profesionales negros que, al llegar los años noventa quedan fuera de los
espacios privilegiados por el turismo y la economía mixta. Ya en el siglo
XXI es evidente que la población negra está sub-representada en los
espacios de poder económico, político y hasta en las universidades,
contrario a su sobre-representación en el mercado informal, las
ilegalidades y los barrios marginales.
Si en los noventa comienzan a circular dos monedas en el país, también se
viven dos realidades contrastantes: la primera, permite a la familia
blanca recibir remesas del exterior, especialmente de Miami, base de un
exilio cubano mayoritariamente blanco. La otra realidad muestra a la
población cubana que no recibe remesas, esa mayoría negra que vio apagarse
la utopía socialista desde el rincón más incomodo. Para ella, entrar hoy
en la nueva economía, es un reto. En los últimos veinte años los negros
cubanos sufren una involución o parálisis de la gran movilidad alcanzada
entre 1959 y 1989. Paradójicamente, en ese mismo periodo llegó a
decretarse en libros y discursos oficiales el fin del racismo en Cuba;
negarlo era visto como un acto contrarrevolucionario, de modo que
denunciar este racismo ha sido bien difícil; pero ya hemos logrado desde
cierto activismo cultural y político, que se reconozca oficialmente. Creo
que abandonar la lucha antirracista, en especial contra lo que llamo
neo-racismo, sería una ingenuidad política con nefastas consecuencias
futuras.
Raúl Castro anunció su último mandato presidencial y con ello cierra una
era en la política cubana. Para ese entonces ya el país será otro y
esperamos que mujeres, negros y jóvenes sepan enrumbar la nación entre la
diversidad que será reconocida y ejercida, donde se escuchen los proyectos
de nación que duermen en la cabeza de muchos. Las nuevas generaciones
políticas cubanas aprenderán a andar con sus propios pies y sobre todo con
sus propias cabezas. Aspiro a, que antes del 2018, organizaciones como
La Cofradía de la Negritud, el
Comité Ciudadano de Integración Racial, la
Articulación Regional Afrodescendiente, la
Comisión José Antonio Aponte u otras que integran el movimiento
antirracista cubano, crezcan legal y organizadamente para encontrar las
soluciones aplazadas que una amplia mayoría negra sigue esperando. También
espera el fin del embargo, pero urge más elevar su autoestima, sus
condiciones materiales, su acceso a mejores trabajos y al reconocimiento,
no solo comercial, de sus culturas. Y para que también protagonicemos los
nuevos modos de entender y construir la nación.
No pido que en las próximas elecciones del 2018 un negro sea presidente de
Cuba, sino que ese tránsito nos permita formar buenos líderes, empoderar
comunidades y construir consensos y alianzas estratégicas dentro y fuera
del país. Aun es insuficiente nuestra conciencia racial y sería muy
pequeño (o fugaz) el triunfo de un cubano negro, tan solito allá arriba,
en medio de un contexto muy prejuiciado, al frente de un país cuyos lazos
políticos y culturales con África todavía algunos tratan de escamotear.…
Ya tendremos oportunidad de tener un papa o un presidente negro a quien no
le amarren las manos fácilmente. Por mi parte, sigo luchando y soñando con
un país donde los negros seamos dueños, forjadores y críticos de nuestro
propio destino de cubanos y disfrutemos una ciudadanía más plena. Ese país
no ha llegado todavía, pero además de soñarlo, salgo a buscarlo cada
mañana.
Roberto Zurbano. Ensayista y crítico
cultural. Especialista en literatura, raza y músicas alternativas. Autor
de varios libros y ensayos, entre ellos Cuba 2012: Doce dificultades para
enfrentar los (neo) racismos. Actualmente desarrolla los proyectos de
libros El triángulo invisible del siglo XX cubano: Literatura, raza y
nación y Fuera del Club: Un mapa de la nación hip hop en Cuba. Dirige el
Fondo Editorial Casa de las Américas, donde ha logrado insertar la
problemática racial en el programa cultural de esa institución.
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