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Zurbano y el “New York Times”: Lo Perdido y lo Ganado en Traducci�n
Alan West-Dur�n, 6/4/13

Un art�culo de opini�n escrito por Roberto Zurbano de Casa de las Am�ricas, publicado el 23-24 de marzo, 2013 en el “New York Times” (NYT) es un buen ejemplo, por una parte, de valor y franqueza; y por otra, de mala traducci�n, insensibilidad cultural y ceguera hist�rica (en especial en lo que toca al esfuerzo de titular descarriado sino mendaz por parte del diario neoyorquino. Empecemos con el t�tulo: la versi�n original en espa�ol era “El pa�s que viene: �y mi Cuba negra?” La veracidad del t�tulo de Zurbano estriba en su consonancia con el compromiso cubano a favor de la igualdad social y las futuras posibilidades del pa�s que auguran nuevas transformaciones y en c�mo explora el futuro de Cuba y la verdadera igualdad para su poblaci�n negra. Su cr�tica se hace dentro de un proceso revolucionario activo y en marcha, en el cual la justicia debe trabajarse, y no tomarse por dado. Este entendimiento del futuro a construirse es medular porque el art�culo se hilvana sobre el proceso inacabado de la Revoluci�n cubana, m�s todav�a cuando se ve a la luz de las transformaciones econ�micas del pa�s, que ha desatado nuevas realidades sociales, algunas positivas, otras perturbadoras. Tanto el futuro del pa�s y el de su poblaci�n negra se articulan como preguntas, como inc�gnitas.

Estuve en Cuba cuando Zurbano recibi� la traducci�n del NYT, junto con un contrato de varias p�ginas (en ingl�s, no vi el contrato) afirmando que el NYT ten�a la �ltima palabra sobre el editorial y su t�tulo. Esta versi�n traducida (y altamente revisada) ten�a un t�tulo distinto a la versi�n en espa�ol (pero no el que eventualmente se public�), con m�ltiples inserciones en el texto para supuestamente clarificar para sus lectores aspectos de la sociedad cubana pero con un subtexto pol�tico innegable. Tambi�n introdujeron frases y palabras que Zurbano reconoci� como contradictorias a su argumento y problem�ticos, pol�ticamente. Como �l sab�a que yo era traductor y conocedor de Cuba, me pidi� que le ayudara a responder al NYT y descodificar los cambios que hab�an hecho al texto. El primer cambio notable fue el t�tulo: “Para los negros en Cuba, la Revoluci�n no ha terminado a�n”. Dicho t�tulo todav�a preserva algo de la apertura hacia el futuro del original, pero a su vez indica un cambio de �nfasis parecido al comentario de Henry Louis, Gates, Jr. en su documental sobre asuntos raciales en Cuba, cuando afirma que Cuba necesita de una “segunda revoluci�n” para enfrentar y resolver las desigualdades raciales en la isla. El cambio de t�tulo subraya las diferencias pol�ticas y culturales, y de esta manera cambia el �nfasis cubano de Zurbano que era “el pa�s que viene”, seguido por la pregunta sobre los negros cubanos. El cambio de t�tulo refleja c�mo se enmarcan estos asuntos en EEUU, poniendo m�s �nfasis en lo racial y sugiriendo un futuro m�s o menos delineado. No obstante este cambio de �nfasis, se pensaba que el t�tulo no violaba el contenido del art�culo. Sin embargo, el t�tulo final —impreso sin el consentimiento de Zurbano y sin tomar en consideraci�n las posibles consecuencias pol�ticas para el autor— fue “Para los negros en Cuba la revoluci�n no ha comenzado.”

Este viraje completo en el t�tulo no es s�lo desfachatadamente falso sino que tergiversa la historia contempor�nea cubana. No importa que el contenido del art�culo contradiga el t�tulo, el da�o est� hecho. Primero, afirma que cincuenta y cuatro a�os de revoluci�n no han hecho nada por la poblaci�n negra y mulata de Cuba, una aseveraci�n tan errada que da risa. Hoy d�a Cuba tiene m�s doctores, abogados, ingenieros y maestros negros que jam�s en su historia; ha terminado la discriminaci�n legal en espacios p�blicos, centros de trabajo y en las escuelas. La contribuci�n de negros al deporte, a la cultura y a las Fuerzas armadas son inmensas, para no mencionar su papel en terminar con el apartheid de Sur�frica. Segundo, el t�tulo le echa toda la culpa a la Revoluci�n y el gobierno. Ahora bien, el gobierno (y el estado) juega un papel protag�nico en la sociedad cubana, m�s que en EEUU, pero aun en los EEUU (donde hay sentimientos populares anti-estatales) nadie alegar�a que el racismo que existe aqu� es enteramente la responsabilidad del gobierno. Los EEUU han implementado leyes contra la discriminaci�n, todas las formas p�blicas discriminatorias han sido abolidas y sin embargo, persiste el racismo y las desigualdades raciales en salud, vivienda, educaci�n y en lo econ�mico. Estos problemas �s�lo recaen sobre el gobierno? �No requiere el esfuerzo de grupos p�blicos y privados, comunidades e individuos, el gobierno y los ciudadanos? La actitud del NYT revela una especie de paternalismo sobre el estado cubano que el cubano promedio no aceptar�a.

Tercero, el t�tulo cambiado ignora la historia del racismo en Cuba que Zurbano s� atiende, los siglos de esclavitud y los sentimientos anti-negros que engendr� (y todav�a engendra), d�cadas de exclusi�n durante la era republicana (incluso la masacre del 1912), y ciertos tipos de segregaci�n basada en la posici�n social de la familia a finales de los cincuenta. Aunque las din�micas raciales de Cuba nunca llegaron al tipo de segregaci�n estilo Jim Crow de EEUU, las secuelas de la esclavitud y la historia colonial de la isla marc� la evoluci�n pol�tica y racial de la isla, legando problemas que persisten no s�lo en Cuba sino en todos los pa�ses que padecieron del colonialismo y la esclavitud. Es importante recordar, que como jefe del editorial de Casa de las Am�ricas Zurbano promovi� la publicaci�n de libros importantes sobre el tema; uno de esos libros fue su edici�n, con su propia introducci�n al singular libro de Frantz Fanon, Piel negra, m�scaras blancas, un texto que confronta c�mo los negros internalizan los c�digos de inferioridad y tambi�n las mentiras usadas por el amo colonial para proteger su privilegio, con su carga de violencia.

El texto original de Zurbano ofrece una po�tica del cambio hist�rico en pos de hacer un futuro que todav�a est� por hacerse y esa futuridad est� �ntimamente entretejida en todo su texto. El primer p�rrafo del original habla de los cambios econ�micos recientes: “Los resultados, no solo econ�micos de tales gestos, traer�n verdaderos cambios y que permitir�n a Cuba salir de la Historia y entrar, de una vez, en el Presente. El Futuro se acerca veloz, desesperadamente, y en esa carrera van cayendo sue�os y utop�as compartidas hasta ayer por muchos cubanos.” Zurbano no sugiere que Cuba pueda evitar la historia, sino que hay que salir de una versi�n est�tica, ut�pica de la Historia (s�, con may�scula) que sigue amarrada por (y al) pasado y que es incapaz de moverse hacia adelante (futuro). Su manejo del Presente, sirve para subrayar que Cuba tiene que actualizarse bastante para poder entrar de lleno en el futuro.

Su referencia al futuro recuerda la distinci�n de Zizek cuando habla de las palabras en franc�s (futur y avenir), ambas traducidas como futuro en espa�ol. Futur, alega, “es el futuro como continuaci�n del presente como la actualizaci�n plena delas tendencias que ya se dan en lo existente; mientras que avenir apunta hacia una discontinuidad con el presente —avenir es lo que viene (a venir), no s�lo lo que ser�.” (Zizek, The Year of Dreaming Dangerously, Verso, 2012, p. 134). El t�tulo original, “el pa�s que viene” es justamente un ejemplo de avenir, una discontinuidad con el presente, una interrupci�n del devaneo autom�tico hacia un punto fijo en el futuro. Esta noci�n de avenir es la que opera al final cuando Zurbano escribe: “Ese pa�s no ha llegado todav�a, pero adem�s de so�arlo, salgo a buscarlo cada ma�ana.” Este lanzamiento a lo desconocido est� completamente ausente de la versi�n del “New York Times”.

Adem�s de estas malas traducciones hist�ricas y pol�ticas, los editores insertaron textos que eran para clarificar informaci�n hist�rica o contempor�nea que el lector promedio necesitaba para comprender el contexto, pero esas clarificaciones ten�an una visi�n editorial y cierta inclinaci�n pol�tica. Entre ellos se hab�a colocado ciertas referencias irrelevantes a Fidel y Ra�l Castro; Zurbano por lo contrario, invocaba el futuro (avenir), donde la sociedad cubana iba a construir algo nuevo hecho por j�venes, negros y mujeres. El NYT siempre trataba de explicar todo lo que pasa en la isla por Fidel o Ra�l, bastante t�pico en el reportaje de la prensa occidental. El art�culo de Zurbano quer�a ir m�s all� de los clich�s y a su instancia esas referencias fueron sacados del art�culo.

En otra secci�n sobre el Periodo Especial, el NYT a�adi� bastante informaci�n que no estaba en el original. Se entiende esta decisi�n ya que los lectores del Times no van a recordar lo que Cuba experiment� en los noventa. Aqu� se destacaron las dificultades del momento (1990-1994) y despu�s afirmar que el sueldo promedio mensual de Cuba es aproximadamente de $20 CUC. El autor insisti� que hab�a a�adir m�s informaci�n para contextualizar la cifra; las prestaciones sociales (educaci�n, salud gratuitas y la gran mayor�a que pagan poca o ninguna renta). Pero aun eso no es suficiente porque poner esa comparaci�n en Cualquiera que ha estado en Cuba sabe que no obstante la escasez, los precios altos d�lares ya es injusto y hace lucir a Cuba como el equivalente de un pa�s done la gente come cada tres d�as.  (para productos vendidos en CUC) y la falta de variedad en los comestibles, los cubanos todav�a se alimentan decorosamente, con la ayuda del invento. Simplemente lanzar esas comparaciones sin contexto o interpretaci�n es irresponsable en el mejor de los casos.

De nuevo, cuando se habla del reconocimiento que Ra�l Castro hace del problema del racismo, la primera versi�n traducida dice que nada se hab�a hecho bajo Ra�l para resolver el problema, cosa incierta. Aqu� el autor tuvo que reinsertar al texto los hechos: hay m�s profesores negros y representantes negros en la Asamblea Nacional.

Hay m�ltiples ejemplos de este tipo de cambio por toda la versi�n en ingl�s. No es necesario repasarlos todos, pero a grandes rasgos, este art�culo (su versi�n original) era un escrito que miraba hacia el futuro de Cuba y con esperanza de que sus problem�ticas raciales se podr�an resolver. En NYT lo transform� en lo opuesto, y por eso le deben una disculpa p�blica (por lo menos) a Roberto Zurbano. Hasta el viernes 5 de abril sabemos que Zurbano fue destituido de su puesto como jefe del Editorial de Casa las Am�ricas, y que se quedar� en Casa, tal vez como investigador. El 6 de abril el NYT public� algo por su reportero desde M�xico sobre el incidente, pero en cuanto al asunto clave del cambio de t�tulo, lo esquivaron alegando que Zurbano hab�a dado permiso para la versi�n final del t�tulo, lo cual no es cierto. El NYT dice que su contrato claramente estipula que ni el autor ni los traductores o los editores que trabajan con los autores tienen decisi�n final sobre el texto o el t�tulo, que provee un tono o contexto para el escrito en su totalidad. Sin embargo, hay que preguntarse si el NYT har�a tal decisi�n editorial —tanto controversial como pendenciero— en el caso de otros activistas en otras partes del mundo, cuya habilidad para efectuar cambios necesarios en sus respectivas sociedades podr�an hallar sus reputaciones (y vidas) comprometidas por la disponibilidad del NYT de canjear la veracidad por una buena controversia en aras de vender peri�dicos.

M�s importante es la reacci�n en Cuba, gran parte recogida en La Jiribilla. Todav�a se desconoce el texto original en espa�ol, y muchos de los comentaristas no saben lo que se perdi� con la traducci�n, en particular con el t�tulo. El t�tulo ha suscitado respuestas encrespadas, pero curioso que la mayor�a no han discutido los verdaderos temas que Zurbano menciona: �por qu� persiste el racismo despu�s de cincuenta y cuatro a�os de revoluci�n, por qu� los negros y mulatos siguen el las escalas mas bajas de la sociedad, por qu� viven en viviendas m�s precarias, por qu� conforman un alto porcentaje de los presos, por qu� no se encuentran en las altas esferas del poder (comit� central, politbur�), por qu� hacen  papeles estereotipados en los medios y est�n sub-representados como locutores y reporteros en la televisi�n?

Los cr�ticos de Zurbano han hecho comentarios agudos a  su art�culo, lo cual no debe sorprendernos, ya que tratar toda la complejidad de lo racial en Cuba en 1,200 palabras es imposible, no importa el idioma. Algunos han cuestionado c�mo Zurbano define lo negro, o asuntos relacionados con el censo cubano, las realidades del Per�odo Especial (que golpe� a todos los cubanos, no s�lo los negros), o c�mo el autor entiende la presencia de negros profesionales, o el debate caluroso sobre raza en Cuba (aunque no est� diseminado en los grandes medios), o difieren con �l sobre como avanzar el destino de los negros en Cuba. Todos esto temas son de suma importancia, pero esperar� para discutirlos en otro art�culo. Lo importante por ahora es que Zurbano ha removido temas de urgencia para la Cuba contempor�nea: los negros y su sentido de ciudadan�a, la importancia de combatir la inequidades raciales, el tipo de sociedad que Cuba aspira ser en los a�os venideros, c�mo los cambios recientes en la econom�a tienen repercusiones de clase y raza, c�mo la Cuba que viene va a abrazar la diversidad racial, cultural, sexual, religiosa, y de g�nero.

En la pel�cula de Tit�n, La �ltima cena, que toma lugar en los 1790s, hay un escena de un banquete donde doce esclavos comen con su amo. Sebasti�n, uno de los esclavos, narra una historia yoruba sobre Olofi, oricha que hizo el mundo, que incluye La Verdad y La Mentira. “La Verdad era hermosa y fuerte, la Mentira fea y flaca. Par compensar, Olofi le entreg� un machete a La Mentira, para defenderse. Un d�a La Verdad y La Mentira se enfrentan en el camino y pelean, ya que son enemigos. Cuando la Verdad baja su guardia la Mentira le corta la cabeza. Como no puede ver la Verdad busca su cabeza y se equivoca y toma la cabeza de la Mentira y se lo pone donde su cabeza hab�a estado.” En ese momento Sebasti�n toma la cabeza del lech�n en la mesa y se lo pone delante su cara, como si fuera una m�scara (un hombre con cabeza de puerco) y dice: “Y desde entonces va por el mundo enga�ado a toda la gente, el cuerpo de la Verdad con la cabeza de la Mentira.”

Este pattak� debe servir como lecci�n de cautela para ver lo que ha ocurrido entre Zurbano y el New York Times. La cabeza del art�culo (el t�tulo) viene a ser la cabeza de la Mentira, aunque el cuerpo (el Texto) sea la Verdad. Pero al ver que ocurri� en el proceso de traducci�n vemos que la cabeza del puerco termina mal puesta sobre un cuerpo pensante y perceptivo. Mientras vamos desenmascarando todo esto, quiz�s podemos juntar la Cabeza Verdadera con el Cuerpo de la Verdad.

En un sentido perverso, quiz�s el New York Times nos haya hecho un favor: al exhibir una mentalidad tan mendaz e insensible, no s�lo nos permite discutir lo que Zurbano dice de verdad sino que tambi�n podemos examinar cu�n f�cil y descaradamente la prensa de EEUU puede distorsionar las realidades de un pa�s extranjero o torcer los pensamientos de un importante pensador cubano y hacerlo decir lo contrario a lo que quer�a expresar. La verdadera lecci�n aqu� no es que el New York Times miente y Zurbano dice la verdad, sino que a�n cuando el Times miente se atisba una fr�gil verdad, y que cuando Zurbano pone el dedo sobre la llaga del racismo y las luchas que conlleva en Cuba, nos hace confrontar las mentiras que nos contamos sobre raza, no importa el pa�s en que vivimos.

Alan West-Dur�n
Boston
6 de abril, 2013
 


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El titulo original que Roberto Zurbano tenia por su articulo era "El pais que viene: �y mi Cuba negra?" Vease Los commentarios sobre "Para los negros en Cuba, la Revoluci�n no ha comenzado," 2/4/13

Roberto Zurbano demoted from executive to researcher at Casa de las Americas,, 4/6/13.  With all press links.

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