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Estimada Nirma, me veo precisado a interrumpir el artículo –sobre el trabajo de promoción de la lectura en prisiones- con el que pretendo homenajear a mis antiguos colegas del sistema nacional de bibliotecas públicas. Las derivaciones alrededor del “asunto Zurbano” continúan y pensé en que, al menos de mi parte, lo adecuado era ya callar; en especial porque no deseo introducir nuevas cuñas para una pelea entre compañeros reales o posibles. A veces lo más sabio es tomar un tiempo para repensar los argumentos y entonces colocarlos a un nivel superior y para audiencias mayores; ello implica que preferiría cesar el intercambio porque:
A pesar de lo anterior, la manera en
la que La Jiribilla, me da una respuesta “oficial”, colectiva y colegiada
(por tratarse de un suerte de editorial no firmado) al texto que –como
parte de este intercambio de opiniones- les envié (Derivas
con (por, y desde) Zurbano: Dolor, alegría y resistencia), me obliga a intervenir a
este respecto una vez más y –puesto que deseo que sea la última- intentaré
ser exacto y mínimo en lo que afirme. “Siguiendo la más
elemental ética profesional y el respeto a la diversidad de opiniones que
ha caracterizado a La Jiribilla durante los casi 12 años de su existencia
en Internet, se conversó por teléfono con Roberto Zurbano, para informarle
que publicaríamos una selección de artículos llegados a la Redacción que
confrontaban sus enfoques en The New York Times. Preguntó si podía
responder a los mismos, y se le aseguró que estaríamos a la espera de sus
comentarios. Lo que he denominado como una
“normalización del error” está (y es lamentable que se quiera no
percibirlo) en que lo que la idílica escena nos dice es que La Jiribilla
comunicó con su colaborador (Zurbano), pero no para manifestarle inquietud
y sorpresa por lo que ese órgano de la prensa extranjera (el New York
Times) estaba diciendo como si realmente Zurbano lo hubiese dicho, sino
para avisarle que saldrían varios artículos en su contra. Trato de seguir
el relato y entonces entiendo por qué falta, ya que lo que realmente
estamos viendo es que la redacción de la publicación –en un gesto
equivalente a una elección de posición- aceptó las respuestas (la mayoría
de ellas provenientes de colaboradores habituales), antes de averiguar con
su otro colaborador (Zurbano). La Jiribilla declina toda responsabilidad y
deja en manos de Zurbano la responsabilidad por no haber “hablado” para
explicar lo que estaba sucediendo con la manipulación, pero al ser La
Jiribilla la que cambia el carácter de la relación con su colaborador
(abriendo las páginas para que sean publicados casi una decena de textos
en su contra, desde el comentario desconcertado hasta el ataque frontal y
heridor) es a quien corresponde realizar la pregunta. “Los ritmos de la
movilidad se comportan de manera diferente entre los grupos raciales, en
específico en el acceso al sector turístico, y a determinadas categorías
ocupacionales. Los blancos perciben menos cualquier irregularidad que se
produzca en relación con la raza; los negros, al contrario, y los mestizos
fluctúan entre unos y otros. Dejo, a modo de recomendación, el titulado La caracterización etnocultural de los grupos raciales: El complejo habitacional, la religión y las relaciones interraciales, de Niurka Núñez González, Odalys Buscarón Ochoa y Hernán Tirado Toirac. Aunque igual pudiera citarse el artículo Para comprender la problemática racial cubana, de Esteban Morales Domínguez (con fecha Septiembre de 2010); en este texto, al referirse el autor a “la nueva economía, emergida durante el período especial”, expresa lo siguiente: “…es aún muy excluyente, en cuanto a la presencia de negros y mestizos en posiciones protagónicas dentro de esa economía. Especialmente en las actividades cercanas al turista y en las posiciones de dirección. Con los negros, en particular, y con los mestizos, la llamada economía emergente tiende a comportarse privilegiándolos muy poco en cuanto al acceso a los empleos y a la divisa.” (Morales: 2010, p. 173) Para todavía extremar más la caoticidad de los argumentos vale recordar que donde Rodríguez Rivera transforma la crisis posterior a la desaparición del campo socialista en algo que, dentro del ámbito en que nos estamos desplazando, suena como una inmensa pastoral, paradojalmente dulcificadora, Esteban Morales (atento a la investigación de como los estados de crisis impactos en diversos grupos sociales) señala –en nota al pie de la página 173- lo que sigue: “En su investigación “Reforma económica y poblaciones de riesgo, en Ciudad de la Habana”, realizada por Ángela Ferriol, Maribel Ramos y Lía Añé, del INTES, se puede observar claramente como son los negros y mestizos los que con más fuerza fueron impactados por el denominado período especial. Ver: Esteban Morales. Desafíos de la problemática racial en Cuba. Fundación Fernando Ortiz: La Habana, 2007, pp. 161-196.” Uno pudiera citar muchísimo más
material que nos coloque, a diferencia de otros de los textos
participantes del “asunto Zurbano”, en el verdadero nivel alcanzado por
las ciencias sociales cubanas. Este es el punto donde creo que debo
aclarar que no disfruto discutir, sino conversar, pero que –si acaso la
discusión se impone- prefiero el conocimiento científico y el intercambio
de ideas informado a las escrituras emocionales. Como mismo La Jiribilla
tengo la convicción de que necesitamos y podemos convocar a expertos de
las más diversas disciplinas para transformar el presente intercambio en
algo realmente productivo, que no nos enquiste; y, si bien celebro que la
Asamblea Nacional dedicara una sesión –durante el pasado año- a plantear
la problemática del racismo en nuestra sociedad, sentí poca alegría ante
la muy calmada manera en la que la prensa nacional se refirió al asunto y
la pobre reacción que provocó la noticia. A pesar de haberse planteado el
problema en las instancias más altas del país, necesitamos más y por ello
-en cuanto a las líneas de trabajo que, a este propósito, derivan para el
tratamiento de la cuestión racial en nuestro país- mi inquietud se refiere
a la necesidad de colocarnos en el momento cuando lo discutido en la
conferencia partidista se filtra hasta la mente del menos informado de los
ciudadanos. O sea, cuando las órdenes y decisiones en reuniones fueron
superadas por la acción de una masa consciente, por esa chispa prendida en
los corazones de toda la nación y que ya no se apaga. “El texto de Fowler parte de la aceptación de que el único punto de contradicción con el artículo de New York Times estaba en el título. Vale preguntarse con cuáles propósitos se sigue solapando lo ideológico en los análisis sobre el texto publicado en el diario estadounidense.” Quien así escribe o no comprende, o simplemente está en el intercambio
equivocado. Contrario a lo que afirma la cita, sucede que al escribir su
texto Fowler ya conocía que el título “real” del artículo de Zurbano (el
que debió de salir publicado al frente del artículo), fue manipulado por
los editores del periódico NYT; por tal motivo lo que Fowler se propone es
leer a Zurbano más allá del título y entonces escarbar en las ideas que el
artículo también a encontrar la coherencia de las ideas que en sólo 1, 200
palabras expone el comentario aparecido en el NYT. Basta recordar la
teoría literaria para entender el enorme peso del título, al funcionar
como una especie de “modelador” del resto del texto, anuncio de lo que el
contenido comunicará; entonces, y siguiendo este camino, lo que Fowler
propone es que leamos el artículo de Zurbano en referencia a un título
borrado, pero en la doble significación de este acto: escritura (donde se
ubica la afirmación de Zurbano como individuo revolucionario de la raza
negra) y borradura (donde se ubica la reacción del NYT que no por
casualidad, enfrentada a un título revolucionario, simplemente lo tornó en
su contrario). "Quizá ha llegado el momento de continuar los análisis, en profundidad, en los espacios públicos de reflexión, aprovechando el legado de la experiencia de trabajo que durante los últimos meses se ha acumulado por los propios participantes en la polémica y que forman parte del Capítulo Cubano de la Articulación Regional Afrodescendiente (ARA)." v. |
Español
Mañana será tarde: Escucho, aprendo y sigo en la pelea 15/4/2013: Roberto Zurbano responde a sus criticos.
El debate racial en Cuba: Participar desde el respeto a la diferencia 12/4/2013 Jiribilla: "Es inaceptable acusar a La Jiribilla de falta de ética periodística por no haber “comprobado” previamente con Zurbano si había manipulación de su texto. El historial de la revista en esa materia, no tiene nada que ver con el del New York Times y ponernos en el mismo plano es ofensivo." [Los que tenian que comprobarlo de antemano fueron los autores de los articulos, como lo dijo Victor Fowler en su primer articulo Derivas con (por, y desde) Zurbano: Dolor, alegría y resistencia 6/4/2013 Jiribilla. ]
Zurbano y el “New York Times”: Lo Perdido y lo Ganado en
Traducción, 6/4/13 por Alan West-Durán, quien trabajo con Zurbano en
las negociaciones editoriales con The Times.
Los commentarios sobre "Para
los negros en Cuba, la Revolución no ha comenzado," 2/4/13
Andy Petit
English
Prominent Cubans defend Zurbano's right to talk about racism, 4/13/13 Includes Zuleica Romay, Sandra Alvarez, Gisela Arandia, Alberto Jones, Pedro Perez Sarduy, Alberto Abreu, Victor Fowler, and many others. They seek to widen the debate beyond the recent sensationalism to address the broader issues.
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