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Cofradía de la Negritud - CONEG
Desde la Ceiba
domingo 18 de marzo de 2012 - Extra
La Masacre de los Independientes de Color
Por Bienvenido Rojas Silva
Lanzan llamado a profundizar los estudios sobre acontecimientos de 1912.
Llaman en reunión de la Academia de la Historia a realizar estudios colaterales
y puntuales, que demuestren de manera más sólida, la imposibilidad para el
sector de la población negra, de acceder dentro de los caminos legales
establecidos en la República Neocolonial fundada, en 1902, de conquistar
espacios y reivindicaciones socio-raciales.
Con motivo del centenario de la masacre de los integrantes del Partido de los
Independientes de Color, este año, la Academia de la Historia convocó a los
investigadores del tema, con el objetivo de acopiar la mayor cantidad posible
de información científica sobre ese bochornoso episodio de la Cuba de
principios del siglo XX, al decir del doctor Eduardo Torres Cuevas, presidente
de esa institución y quien tuvo a su cargo la apertura y conducción del
certamen.
La reunión se efectuó en un salón de La Universidad San Gerónimo, de La Habana
Vieja y el panel estuvo compuesto por los investigadores Rolando Rodríguez,
Tomás Fernández Robaina, Joel Mourlot Mercaderes y
Oilda Hevia, quienes dieron
a conocer sus diferentes tesis, ante un público expectante y conocedor del tema
en debate.
El evento se desarrolló en un ambiente científico y con un alto vuelo creativo,
donde ponentes y participantes expresaron sus puntos de vista con claridad,
valentía y con sentido de la responsabilidad histórica para analizar aquel
fatídico acontecimiento que estremeció al país de punta a punta, costó la vida
de más de 5 mil personas y llenó de luto a miles de familias negras.
Allí se levantaron voces como las de los doctores Jorge Ibarra, Ana Cairo y Olga
Portuondo, el periodista e investigador Tato Quiñónez, la cineasta
Gloria
Rolando, la periodista Gisela Arandia, el investigador
Roberto Zurbano, así
como Bárbara Dance, investigadora y Raúl
Ramos, ambos especialistas del
Archivo Nacional de Cuba y otros, que no solo arrojaron luz sobre los hechos,
sino que también llamaron a profundizar en toda la información existente al
respecto y ponerla al servicio público para que todos puedan llegar a sus
propias conclusiones sobre el suceso. A pesar de todo lo que se ha hecho-
dijeron- aún queda mucho por estudiar y analizar sobre aquel trágico
acontecimiento. Plantearon que, de ninguna manera, el acercamiento de los
líderes del Partido a los Estados Unidos, buscando la mediación para que se
derogara la Enmienda Morúa, puede considerarse una actitud anexionista. Otro
aporte relevante al cónclave, desde el punto de vista de la verdad histórica,
fue la lectura del expediente militar del líder negro Evaristo
Estenoz, que
muestra su larga hoja de servicios a la Patria y una lista de ascensos en
grados militares, comenzando por la de teniente, en su primer alzamiento en
febrero de 1895, pasando por los de capitán, coronel y comandante hasta llegar
a los de general, otorgados por el propio José Miguel Gómez, en la protesta
armada de 1906. De igual manera se hizo referencia a las diferentes acciones
militares en las que participó, las heridas recibidas en combates, los jefes
mambíes a los que estuvo subordinado, así como las valoraciones que de él hizo
Juan Gualberto Gómez y otras personalidades de la época. Quedó claro en el
debate que algunos investigadores, en sus trabajos, han dejado de consultar
valiosos documentos para el análisis de tan controvertido hecho histórico. En
las intervenciones se hizo alusión al término que se viene usando desde la
colonia en relación con el mantenimiento de la unidad del pueblo, en detrimento
del debate de ciertos y determinados temas. Se habló de la necesidad de acogerse
a la verdad histórica por muy dura que parezca y se puso como ejemplo la
participación de figuras importantes de la oficialidad cubana, primero en la
masacre y después en los festejos, en La Habana, el 27 de julio de 1912, donde
había generales blancos y negros, una verdad histórica que no se puede ocultar.
Muchos oradores se refirieron a la necesidad histórica del surgimiento del PIC,
en momentos de tanta frustración después del fin de la guerra por la
independencia, así como el ambiente de corrupción, engaños, manipulación y
discriminación de que fueron víctimas los negros. También se refirieron a la
vigencia del pensamiento de aquellos hombres y mujeres.
El ponente Rolando Rodríguez, en síntesis, reiteró sus puntos de vista
planteados en su reciente libro que lleva por título: "La conspiración de los
iguales", donde denuncia el crimen cometido contra los independientes, pero a
su vez, juzga a Evaristo Estenoz y a otros dirigentes del PIC, acusándolos de
racistas y anexionistas, que buscaban la intervención norteamericana en la
Isla. Su tesis va mucho más lejos al plantear que sus líderes habían apostado
por Washington y que como en 1906, pensaban que vendrían los navíos
estadounidenses y el desembarco de las botas de los marines les traerían la
razón y se derogaría la ley Morúa. Una de las conclusiones a las que llega el
escritor es que si la nueva insurrección podía traer la pérdida de la
república, había que liquidar ese alzamiento como fuera, así como que los
líderes de los Independientes de Color habían estado en manoseos con los
diplomáticos estadounidenses en la Isla, a quienes recurrían para presentar sus
quejas.
El investigador y escritor Tomás Fernández Robaina cataloga como mal llamado al
alzamiento de los independientes y apunta importantes datos sobre la
trascendencia de aquella acción de protesta y la creación del Partido. También
desmiente, categóricamente, que esa agrupación política haya tenido carácter
anexionista. "Queda bien claro- dijo- que esa no era la intención de los
independientes; desde las páginas de Previsión ellos emitieron fuertes criticas
del sistema social en el cuál vivía el negro estadounidense, ¿cómo, por lo
tanto, iban a desear la intervención, y mucho menos la anexión? Tampoco que
fueran racista y lo ejemplifica con el programa que elaboraron de gran alcance
para aquella época y donde no había excluidos.
"Tenemos que seguir deshaciéndonos- apuntó- de los prejuicios que tanto daño
nos han ocasionado para la comprensión de nuestra verdadera historia; es
necesario profundizar aún más en el pensamiento antirracista de Martí, de Maceo
pero también en los pensamiento de Juan Gualberto Gómez, de Rafael Serra, de
Martín Morúa Delgado, de Evaristo Estenoz, de Armando Pla, de Gustavo Urrutia,
de Elias Entralgo, de Juan René Betancourt, de Walterio Carbonell, y también del
controversial Carlos Moore; tenemos que saber sus pensamientos, sus criterios,
solo conociéndolos podemos rechazar lo que cada cual considere negativo,
apartándonos de los prejuicios que tanto han frenado nuestro desarrollo
político e ideológico; debemos aunar, sumar los aspectos positivos, y
divulgarlos, para que predomine el respeto al otro, a la diversidad,
poniéndolos en función de la sociedad que deseamos construir."
El historiador Joel Mourlot
Mercaderes, después de hacer un amplio bosquejo de
las causas y consecuencias de la protesta de los independientes, apuntó que
"Estenoz fue la voz principal del Programa del Partido y, por ende, de su
contenido, tan progresista como demasiado abarcador y pretencioso; por demás,
inviable para su época: una carta de intención, y no una hoja de ruta".
Dijo que "no menos erróneo - ya como cálculo político, ya por la herida que iba
a infligir- fue llevar el PIC a un alzamiento, so pretexto de que se habían
cerrado todas las demás vías, y no obstante las declaraciones de sus
principales líderes de que no era una guerra contra los blancos. No importa si
fue más como factor de presión que como guerra en si; o si se hizo para
provocar un estado de cosas tal, que condujese a una nueva intervención
norteamericana, con la esperanza quizás de que esta suprimiese la Enmienda
Morúa, toda vez que fue el gobierno interventor de Charles Magún el que
reconoció al Partido. Según el investigador estas consideraciones podrían ser
suficientes para condenar la guerra declarada por el Partido Independiente de
Color el 17 de mayo de 1912, como el mayor sin sentido que se pudiera cometer
entonces..."
Oilda Hevia, la última del panel en hacer uso de la palabra y la más joven
expositora, deleitó a los participantes con una pieza de excelencia en la
oratoria, recomendando y sugiriendo temas de análisis que podrían enriquecer
aún más el abanico de información científica para sacar las conclusiones de lo
ocurrido en los primeros 10 años de la naciente república. Planteó que de todos
los acontecimientos en que históricamente se ha visto involucrada la población
negra de la Isla, se haya elegido al PIC y a sus lideres como fuente
inspiradora para generar todo un arsenal cultural y sobre todo, para que en
espacios de debate reflexionar a partir de una experiencia pasada sobre lo que
nos acontece en el presente, no sólo le dan trascendencia y vigencia histórica
a esta organización sino que su dimensión rebasa el plano histórico para
colocarla en un presente socio-político.
"Este hecho, de la mayor importancia plantea un gran reto a los historiadores
cubanos: salir del silencio hasta ahora mantenido y dedicarle mayor atención a
esta temática. Pero no enfrentar o responder a la historiografía extranjera, ni
para "soliviantar pasiones de raza" como expresara en alguna ocasión Juan
Gualberto Gómez, como tampoco para asestarle heridas de muerte al Partido por
ver en su ejemplo un reducto del fantasma de la Revolución Haitiana que trajo
aparejada un "miedo al negro" que por siglos imperó en la sociedad cubana. Hay
que hacerlo sencillamente, porque es una imperiosa necesidad en nuestra
sociedad enfrentar esta temática.
"Para ello los estudios- dijo- deben hacerse sin miedos y desprejuiciados de
todo matiz político. Con todo el rigor científico que ameritan, utilizando los
instrumentos metodológicos que la modernidad pone a nuestra disposición y,
parafraseando al Dr. Zanetti, con un adecuado uso de las fuentes históricas, un
análisis equilibrado de todos los elementos implicados en cada hecho y un
discurso sugerente y humano, para que esos resultados sean capaces de
movilizar los avales de veracidad que toda obra valiosa debe poseer.
"Sobre todo- comentó Oilda- los estudios deben estar encaminados no sólo a
brindar un conocimiento más amplio y profundo de nuestro pasado, sino que a
partir de ese conocimiento ofrecer propuestas que contribuyan a evitar añejos
dolores, re-abrir viejas heridas y lo más importante a construir en nuestro
presente inmediato una sociedad más justa y equitativa."
"Para conseguir esos loables propósitos aún son necesarias muchas más
indagaciones que las realizadas hasta el presente. Al respecto sólo me
permitiré mencionar algunas aristas, a mi juicio, no suficientemente
explotadas y que podrían poner sobre la mesa novedosas, y más profundas
consideraciones respecto al tema.
Más que seguir insistiendo en mostrar cómo se manifestó el racismo entre finales
del siglo XIX y principios de la República, algo que ya ha sido suficientemente
abordado, se hacen necesarios estudios colaterales y puntuales que demuestren
de manera más sólida la imposibilidad para este sector de la población de
acceder dentro de los caminos legales establecidos en la República ,fundada en
1902, de conquistar espacios y reivindicaciones socio-raciales.
Igualmente se necesitan, estudios biográficos más profundos sobre los líderes
negros y mulatos. Insistiendo, muy particularmente, más que en datos
biográficos y anécdotas, en su pensamiento con respecto a la problemática
racial y nacional, dos elementos íntimamente ligados en nuestra historia.
Aún falta analizar los divorcios que existieron entre una élite ubicada en
posiciones socio-económicas más privilegiadas y una inmensa mayoría de personas
pobres que integraban la mayoría del Partido. Una más profunda indagación sobre
las diferencias que existieron en las maneras de pensar y en la actuación
práctica del PIC en las distintas provincias en que tuvo presencia y hasta
donde, esas posibles diferencias o complicidades influyeron en el
funcionamiento de esta entidad política.
En ese mismo sentido, resulta imprescindible el esclarecimiento histórico,-
despojado de todo prejuicio y actualidad política-, del papel que jugó los
EUA en este acontecimiento.
Los estudios no deben detenerse en la masacre de 1912, sino que deben continuar
en el tiempo para comprender las profundas huellas psicológicas y sociales que
este evento produjo en todos los rincones de la sociedad cubana y cuyo fantasma
y los silencios que provocó aún persiguen a los descendientes de esos
acontecimientos y a una buena parte de la población de la Isla. Pero sobre
todo, como a pesar del terror, este sector de la población se sobrepuso, una
vez más, a esos eventos y readecuando sus estrategias socio-políticas y
aprovechando las oportunidades que brindaron los gobiernos de turno, logró
ubicar en las décadas posteriores en posiciones socio-económicas destacadas, no
una élite, sino a un gran número de miembros de la población negra y mulata.
Quedó claro en la reunión, que las fuentes son indispensables para replantearse
este tema, de manera que sería bueno considerar la posibilidad de abrir un
segundo momento de investigación archivística para facilitar el acceso a las
fuentes, en el resto de los archivos históricos del país.
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