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Un pequeño tema para Lucía Huergo.
Gloria Rolando
La Habana, 19 de mayo de 2015
Éramos adolescentes, estudiantes de
música, y de vez en cuando estaba la pregunta ¿cómo sería el futuro?
Vivíamos dentro de una especial atmósfera donde nuestra sensibilidad
musical forjaba interpretando y tocando a Mozart, Beethoven, Juan
Sebastian Bach y también cogiendo el acento de lo cubano con Lecuona,
Cervantes, Saumel, etc.
También nos alimentábamos en esos años 60, descubriendo a escondidas las
músicas de afuera: Los Platters, los Beatles. Largas jornadas de estudio:
solfeo, historia de la música, armonía, práctica de conjunto, coro, piano
y lógicamente cada uno, cada una la entrega casi absoluta al instrumento
musical que habíamos escogido.
Pero en el Conservatorio Amadeo Roldán compartíamos un aula para la
enseñanza de las Matemáticas, Geografía, Química, Historia, Biología y era
un aula de muchachos y muchachas muy inquietos, entre ellos estaba Lucia
Huergo. Era de las que hacían ruido. Yo era de las aparentemente
tranquilas. Recuerdo a Lucía con su amplio cerquillo y patillas pegadas a
su rostro, no sé con qué porque en los años 60, no había ningún producto
para eso. Se ponía amplia sombra de maquillaje alrededor de los ojos y
mucho polvo en el rostro. Cinto bien apretado para recoger la saya. Una
vez terminadas las clases todas las muchachas la recogían para ponerlas
por encima de la rodilla y mucho más. Era la época de la minifalda y en
este país hay mucho calor.
¿Qué pasaría con nosotros en el futuro? Cada uno tomó su camino. Lucía se
convirtió en una excelente compositora y su trabajo de arreglista del
Grupo Síntesis para el disco "Ancestros" es sencillamente, inolvidable.
Mi camino y el de Lucía se cruzaron a raíz de la realización del capítulo
No. 3 de "1912, Voces para un silencio". Me reuní con ella y le expliqué
lo que quería: Una música fuerte, al estilo militar, una música para
acompañar las imágenes de un ejército cubano suficiente, bien preparado
que iba a masacrar a Los Independientes de Color en 1912. Recuerdo
perfectamente que ella me dijo que nunca había escuchado nada sobre ese
capítulo de la historia de Cuba. Me llamó por teléfono a los 2 ó 3 días,
ya estaba la música. Tenía la facilidad de tener su propio estudio y la
capacidad emotiva para sentir lo que era necesario desde el punto de vista
musical. Aquellos temas se convirtieron en una voz más para romper el
silencio.
La llamé para "Reembarque", documental dedicado a la presencia haitiana en
Cuba. Hablamos por teléfono y le pasé un correo con las características de
cada tema que debía componer. Entre ellos, un tema heroico para la epopeya
de la Revolución de Haití y un tema para acompañar la gran carrera del
azúcar de los inicios del siglo XX cuyo símbolo era una antigua
locomotora. Ella nunca vió las imágenes. No hicimos trabajo de mesa. Yo le
expliqué y ella puso a volar su imaginación. Lucía no estaba
musicalizando, no, ella me estaba dando una ampliación de la manera de
interpretar las imágenes que yo tenía. Cuando fui al Cuarto de Edición
inmediatamente pude comprobar la eficacia de aquellos temas musicales. Y
cuando Lucía vió el documental por primera vez, se quedó muy complacida de
la fusión de su música y el relato del documental. Me dijo: Tú si le das
valor a la música, no es solo para acompañar bajito. En tu documental la
música se escucha, se ve, se siente.
Fue un honor muy grande para mí trabajar con ella. Su temperamento
apasionado, tan musical y atinado, lo voy a hechar de menos en otros
proyectos. Aquí, en público, quiero darte las gracias por compartir mis
sueños y que estas palabras te lleguen donde quiera que estés. Te
recordaré con respeto y alegría. Allá, junto a otros de nuestro grupo que
ya partieron, como la querida Sara González y Jorge Aragón, siempre
recibirás el justo reconocimiento a tu talento y tu pasión.
Gloria Rolando
La Habana, 19 de mayo de 2015
Casa de Las Américas
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