Foto: Irene Pérez/ Cubadebate
Amigos en común
me pidieron escribir este obituario. Es de
las cosas que se hacen solo por deber y
que nunca hubiera querido escribir. Es un
honor escribir de un Hombre como él.
Tengo que decir que no soy de las personas
que más conoció a Esteban, pero lo que
conocí de él, es suficiente para afirmar
que fue un excelente profesor, un valioso
universitario, un revolucionario
consecuente y un buen amigo.
Fue fundador y
Director del Centro de Estudios sobre
Estados Unidos de la Universidad de La
Habana, que dirigió entre 1980 y 1999.
Se desempeñó como miembro del Consejo
Científico de la Universidad de La Habana
(CCUH) al cual honró con su presencia
hasta sus últimos minutos. Fue Presidente
de este órgano entre 1998 y 2005. En la
sesión del CCUH de noviembre de 2021
Esteban presentó un sustancioso análisis
que tituló “El
Reto de las Ciencias Sociales y
Humanísticas”. Allí expresó
muchas cosas valiosas, de las cuales
recordaré algunas aquí.
“Hace algún tiempo escribí al Consejo
Científico de la SEAP (Sociedad Económica
de Amigo del País), sobre la necesidad de
poner a las Ciencias Sociales en el centro
de nuestra actividad científica”.
“Después de la Campaña de Alfabetización,
estamos obligados a seguir completando la
Revolución Cultural que debemos producir y
no hay campo más importante y necesario
para hacerlo que en nuestras Ciencias
Sociales, tan desconocidas, agredidas y
casi ausentes de nuestro trabajo
político-ideológico”.
“No me resulta difícil escribir sobre La
Universidad de La Habana y de los estudios
universitarios en general, a la que
ingresé en 1962 y de la que me jubilé en
el 2010”.
“Desde 1964 no tuve otro centro de
trabajo. O sea que le dediqué 46 años de
mi vida laboral activa. Y aún
continúo impartiendo cursos de maestría:
sobre Economía Norteamericana, Relaciones
Cuba-Estados Unidos, Relaciones Raciales
en Cuba, Raza y Cultura en los Estados
Unidos. No me he arrepentido de hacerlo,
porque el contacto con los estudiantes,
que a veces son personas mayores, me
rejuvenece y estimula mucho. Sirviéndome
todo de un perenne aprendizaje. Soy
maestro desde 1960, en que me incorporé al
Primer Contingente de Maestros Voluntarios
de Minas del Frío, en la Sierra Maestra y
para mí el magisterio ha sido mi vida
toda”.
“Por tanto, particularmente, el tiempo en
La Universidad de La Habana, ha sido
prácticamente mi completa vida laboral,
por lo que me siento en condiciones de
hablar sobre ella, casi, como de mi propia
casa”.
“Durante los años 60 y 70, la Universidad
se vistió de obreros, campesinos y sus
hijos. Quienes, por primera vez, de manera
masiva, tuvieron oportunidad de acceder a
los estudios universitarios, lo cual varió
sustancialmente su composición social. Se
puede decir que desde entonces la
universidad fue para los revolucionarios”.
“De la Facultad de Humanidades, que
contaba entonces con siete escuelas,
emergieron varias facultades
independientes, Ciencias de la Información
o Periodismo, Lenguas Extranjeras,
Derecho, Filosofía e Historia, Letras y
Artes y un nuevo Departamento de
Sociología”.
“El primero de los errores, de este
periodo, fue eliminar el antiguo
Departamento de Sociología…”
“…más de 20 años después, cometíamos con
Sociología, el mismo error que habían
cometido los soviéticos en la década del
50. En medio de esta situación, el
Departamento de Sociología se disolvió, se
perdió la experiencia acumulada y casi
todos sus profesores más experimentados,
abandonaron la Universidad, …”
“El segundo error, fue cometido al unir a
la antigua Escuela de Historia con el
nuevo Departamento de Filosofía (Llamado
entonces de Marxismo Leninismo)”.
“Para esa época, la confrontación entre
docencia e investigación, llenó un espacio
importante en la lucha ideológica dentro
de la antigua facultad de Humanidades y de
la Universidad de La Habana en general. No
pocos defendían la absolutización de la
docencia, como la única tarea fundamental.
Mientras otros defendían la idea de que
sin investigación la docencia no tendría
la calidad necesaria para cumplir con el
cometido científico que debía desempeñar
la Universidad”.
“Hoy pretendemos restañar los errores y
solucionar las ausencias, pero de un modo
que no considero para nada acertado. Pues
tratar de gestionar y formular la política
exterior, solo desde las propias
instituciones del gobierno, no resulta un
buen método para enfrentar la experiencia
de siglos que se nos ha venido encima”.
“Mención especial merece, qué trabajos
enfocados al tratamiento de la
problemática de las Relaciones Raciales en
Cuba, apenas circulan en nuestras
Universidades. Produciéndose la realidad
de que ese lado complejo y “oscuro” de
nuestra cultura, apenas es enfocado en
nuestros estudios universitarios”.
“Los problemas teóricos que tenemos son
muy serios. Encerrando peligros muy
importantes. A lo cuales es posible sumar,
el desequilibrio existente en el
desarrollo de nuestras ciencias”.
“Creo que hay que hacer un análisis
histórico-autocritico serio, de nuestro
abandono del Marxismo y de las Ciencias
Sociales marxistas”.
“O retomamos la base teórica que nos trajo
hasta aquí, o nuestro proyecto político no
sobrevivirá, porque sin teoría
revolucionaria, no hay práctica
revolucionaria”.
El impacto que
nos provocaron sus palabras llevó a que el
Núcleo de Biología Vegetal aprobara
realizar una sesión para analizar el
documento de manera rigurosa y
revolucionaria, teniendo a Esteban de
invitado.
Después de eso Esteban salió de Cuba a
visitar sus hijos. Pensábamos que quizás a
su regreso se podría retomar la idea. Pero
la muerte lo sorprendió en tierras
colombianas.
Murió rodeado de algunos de sus más
cercanos seres queridos. Eso reconforta,
pero no impide lamentar profundamente su
pérdida.
¿Qué hacer? Es una pregunta
revolucionaria.
Esteban fue un
hombre profundamente revolucionario, que
luchó por lo que creía. Que fue capaz de
denunciar públicamente a la corrupción en
nuestro país. Su estremecedor y más
conocido artículo fue publicado el 9 de
abril de 2010.
El 17 de noviembre del 2005, en el Aula
Magna de la Universidad de La Habana,
Fidel había advertido: “¿Es
que las revoluciones están llamadas a
derrumbarse, o es que los hombres pueden
hacer que las revoluciones se derrumben?
¿Pueden o no impedir los hombres, puede o
no impedir la sociedad que las
revoluciones se derrumben? (…) Esta
Revolución puede destruirse… nosotros
podemos destruirla, y sería culpa nuestra”
El 9 de abril de 2010 en la WEB de la
UNEAC Esteban publicó “CORRUPCION:
¿la verdadera contrarrevolución?”.
Allí hizo un impresionante análisis del
asunto. “Cuando
observamos detenidamente la situación
interna de Cuba hoy, no podemos tener duda
de que la contrarrevolución, poco a poco,
va tomando posiciones en ciertos niveles
del Estado y del Gobierno” … “Sin
duda, se va haciendo evidente, de que hay
gentes en posiciones de gobierno y
estatal, que se están apalancando
financieramente, para cuando la Revolución
se caiga…”. Todavía hoy, a 12
años de distancia, suenan duras y son
estremecedoras sus palabras, pero están
ahí como advertencia.
Su valiente denuncia le costó mucho. Un
día me comentó que a raíz de su artículo
le habían pedido que solicitara su
jubilación. Le retiraron la militancia del
PCC, la cual de forma justa fue restituida
un tiempo después. Pero Esteban, después
de su artículo-denuncia sobre la
corrupción y la contrarrevolución, fue
silenciado. Quien era un invitado
frecuente en programas de análisis
político en nuestros medios masivos como
la TV, no volvió a aparecer ni a ser
publicado. Después de eso, TeleSur lo
invitó en algunas ocasiones.
El 12 de abril de 2010 en el artículo
titulado “EPITAFIO
PARA UNA PERIODISTA ACOBARDADA”
escribió: “Es
mejor nosotros mismos reconocer nuestros
males y deficiencias, porque es el
silencio sobre ellas lo que más daño hace”
El compañero Raúl Castro, en el Pleno del
Comité Central, celebrado el 21 de
diciembre de 2011, hablando de la
corrupción, dijo: "es
equivalente a la contrarrevolución"
y llamó al gobierno a ser "implacable" contra
ésta, ya que puede “llevarnos
a la autodestrucción".
Un día discutí con Esteban. Él decía que
la discriminación racial no había
desaparecido en Cuba y teníamos que luchar
contra ella. Yo le dije honradamente que
no estaba de acuerdo, que en Cuba no había
discriminación racial. Uno de sus últimos
escritos fue sobre ese importante tema. Yo
estaba equivocado.
Los golpes recibidos no lo amilanaron.
Nunca dejó de luchar por la Revolución.
Solo cuatro días antes de su muerte me
envió un mensaje de correo electrónico, en
el cual me pedía ayudarlo a divulgar sus
últimos artículos. Guardo como una joya
sus palabras: “Querido
amigo. Aquí te van mis recientes ensayos.
Pásalos a mi amigo Montero. Dile que la
conferencia de Cubarte estuvo muy buena”. Entre
los ensayos que me envió está el titulado: “CUBA.
COLOR DE LA PIEL, NACIÓN, IDENTIDAD Y
CULTURA. UN DESAFÍO CONTEMPORÁNEO”. Cumplo
con su solicitud.
Esteban nos
continuará acompañando en nuestras luchas
por la justicia social, por el desarrollo
de Cuba, por las clases más humildes, en
contra de la corrupción. Ya no producirá
nuevos artículos, no lo podremos saludar o
estrecharle la mano… o darle un abrazo,
pero su ejemplo y su legado perdurarán. La
Universidad de La Habana sabrá acoger su
obra y divulgarla. Será una acción de
justicia al Hombre, al Revolucionario…
DrC. Eduardo Alfonso Ortega Delgado.
Profesor Titular.
Miembro de Honor del Consejo Científico
Universitario
Universidad de
la Habana. Cuba.
21 de mayo de 2022
www.uh.cu/noticia/esteban-morales-dominguez-26-de-agosto-de-1942-18-de-mayo-de-2022-obituario