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Cuba: Poder, Racismo y Democracia
(Un Análisis del Histórico “Problema Blanco”)
Por: Ivan Cesar Martinez 

En Cuba, desde hace 500 años, tenemos un problema blanco. Este problema ha hecho más difícil la posibilidad de lograr, para todos los cubanos, una verdadera integración nacional, basada en la equidad, la justicia social,la tolerancia cultural y el desarrollo armónico de la sociedad cubana. 

Este problema blanco, se hizo ferozmente patente durante las guerras por la indepencia de Cuba contra España y luego en la primera República, a saber: a través de de la Gran Guerra de los Diez Años, en la llamada Guerra Chiquita, también en la última Guerra por la Independencia inspirada por José Martí y en 1912 en la masacre contra los independientes de color conocida como Guerra Racial o Guerrita del 12. 

En todos estos loables esfuerzos por lograr una Cuba libre, racialmente integrada, con igualdad y equidad para todos los cubanos, independientemente del color de su piel, sus ancestros étnicos, sus orígenes nacionales o su “raza”, el problema blanco se interpuso como un escollo fatal, desunitario, desintegrador y anti-cubano. 

Comoquiera que se mire o se desée analizar, el problema blanco ha retrasado por muchísimos años, el desarrollo humano, social, interpersonal, cultural, científico y democratico del país, y sin lugar a dudas, ha perjudicado sensiblemente, el desarrollo económico de Cuba 

El problema blanco, puede ser definido, como la concepción ideológica, generalizada entre la población blanca cubana, de que sólo las personas de esa “raza”, tienen la legitimidad, la sapiencia, la autoridad y el derecho natural, (tal vez crean que dado por la Divinidad) de ser los dueños absolutos del poder en Cuba, el no tener que compartirlo jamás con las personas de piel oscura y ser de por vida, los guias supremos del resto de la población no blanca de la isla, personas estas, que deben sentirse orgullosas, agradecidas y felices, de ser permanentemente controladas, coercionadas y dirigidas, por cualquier élite blanca que esté en el poder, sea cual fuere, el credo politico que sustente. 

Los cubanos blancos supremacistas lo son por militancia, o por convicción, productiva conveniencia o por una cómoda indulgencia plagada de ignorancia. Todos ellos suscriben la ideología de supremacía blanca como un acto natural, y por tanto, su accionar cotidiano está condicionado por sus convicciones sobre las “razas” y la posición que las mismas deben ocupar dentro de una sociedad multi-racial como la cubana. 

El problema blanco, también reside, en que un alto porciento de los cubanos adscritos a la “raza blanca” (creyentes en el blanco-supremacismo o ideología de supremacía blanca), y entre ellos incluyo a todos aquellos que pretenden serlo a través del proceso de co-optación racial, se horrorizan cuando surge el tema raza, racismo y discriminación racial. La primera reacción es la de evadirlo, y si no pueden, entonces tratan de minimizarlo y en muchas ocasiones obliterarlo

Durante el desarrollo de este, para ellos, peliagudo tema, la mayoría de los criollos supremacistas, asumen una posición desfensiva-agresiva. Esta parcial agresividad se manifiesta acudiendo a los sofismas de autoridad, los cuales son utilizados como parte de la defensa, al no tener razonamientos lógicos y argumentos válidos sobre el tema en cuestión. 

Cualquiera podría preguntarse, ?por qué esta actitud? y la respuesta salta a la vista. Lo que realmente sucede, es que la mayoría de los blanco-supremacistas, no están interseados, en lo absoluto, en el tema racial de su país.y piensan que con negarlo o desestimarlo, el asunto no existe, o que de existir debe quedarse como está, lo cual les resulta más cómodo y sobre todo, conveniente. 

Además, suelen tener una percepción muy subjetiva o peculiar sobre las relaciones inter-raciales de Cuba, por cuanto con gran ligereza y naturalidad, tienden a decir que en nuestro país… nunca ha habido racismo propiamente dicho,… pues jamás, ni antes de 1959, ni después, el conjunto social negro-mulato de la isla, ha sido víctima de segregación racial o de las atrocidades que se cometían contra los negros en los estados sureños de Estados Unidos, y que lo que ha existido y existe en Cuba, pudiera calificarse como un “racismo beningno”, “natural”, “pasable”, “irrelevante”, si se le compara con el norteamericano. …Aquel, si era racismo,.. se llenan la boca al decirlo.

Muchos, en su negativa a admitir el hecho del racismo, acuden a las relaciones inter-personales existentes en Cuba, como un ejemplo de su inexistencia. Entiendo como necesario una vez más subrayar; que el racismo puede coexistir sin problema alguno con unas, (aparentes o reales), relaciones interpersonales entre personas de diferentes “razas”, tanto en el plano de la amistad, como relacionándose en actividades sociales como fiestas, bautizos, cumpleaños, incluso en la creación de parejas bi-raciales. Y esto es así, por cuanto las relaciones interpersonales (lo admitan los más abiertos o las rechacen los más recalcitrantes), no ponen para nada en peligro, lo más fundamental, a saber: el control de todos los poderes de la sociedad por parte de la élite blanca, incluida, la ideología rectora de supremacía racial. 

Ya se ha demostrado sociológica y filosóficamente, que el grupo social o racial que controla el poder de forma absoluta, posee por tanto el control monopólico de los conocimientos. Por tanto el control del poder y los conocimientos se complementan y necesitan el uno al otro, y ambos de conjunto construyen y manipulan lo que se debe saber, los conocimientos que debe aprehender la sociedad en su conjunto, también crean la conciencia social, la cultura y el discurso dominante en la sociedad. 

Este alto porciento de cubanos blanco-supremacistas (tanto dentro como fuera de Cuba), se han olvidado o simplemente, no saben, que no existen ni han exitido jamás, racismos duros, ni blandos, ni soportables, ni naturales, ni paternalistas. El racismo es uno sólo, y siempre persigue los mismos objetivos, independientemente de la forma en que superficialmente se manifieste. 

El asunto reside, en que el RACISMO, sólo puede establecerse, funcionar y perdurar, cuando el grupo racialmente privilegiado de ha adueñado de los medios imprescindibles para construir una ESTRUCTURA ESTABLE DE PODER RACISTA. 

Esta ESTRUCTURA DE PODER RACISTA se afinca en el control absoluto y reproducción permanente: del poder politico, el poder económico, el poder cultural, el control de las leyes que se promulgan, de los tribunales, de las cárceles, de las diversas policías y fuerzas armadas, de los esquemas publicitarios, de la prensa escrita, radial y televisiva, de la educación y del discurso ideológico que se impone desde ese poder compactado, a toda la sociedad. 

Por lo tanto, el racismo es un acto consciente (ideológico), de preservación y defensa permanente de los privilegios raciales que un grupo racial (el blanco español en el caso de Cuba) obtuvo en un momento dado de la historia del país, al imponer su dominación y hegemonía. 

Es decir, el racismo, no surge por azar, ni por un hecho natural, ni tampoco por una actividad del inconsciente humano, sino por sistémicos y sistematizados actos de violencia suprema, bien planificados, cuyo objetivo es rendir por la fuerza bruta, y luego, someter ideológicamente, a los que a la postre se convierten en sus víctimas. 

Es por ello que el racismo no es más que una construcción socio-política, una construcción humana que se realiza, por y desde el poder y para la preservación de ese poder, y que se pone en marcha, y se estructura, a través de la violencia, y se mantiene por la violencia
. De ahí que el racismo siempre haya generado (y ese también es el caso de Cuba) una poderosa Cultura de Resistencia contra la opresión racista, que en nuestro país, comenzó con las rebeliones de esclavos, el cimarronaje, los palenques, las constantes conspiraciones de esclavos, primero solos,y luego, también con negros y mulatos libres, e incluso, con estos y la participación de blancos progresistas, no supremacistas, (recordemos solamente, los casos de Aponte y la conspiración de la Escalera), así como la impresionante incorporación de negros y mulatos a las tropas mambisas y a las conspiraciones contra el colonialismo español, durante todo el período histórico de 1868 a 1898. 

La Cultura de Resistencia se manifestó de forma elocuente, en favor de que se le hiciera justicia a los pretéridos mambises y a la población negro-mulata de la isla, entre 1908 y 1912 , luego, esa cultura ha proseguido de diversas formas y maneras hasta llegar a nuestros dias. 

Cabe recordar, a modo de destacar el problema blanco que estamos tratando, que el racismo en Cuba fue construido a partir del siglo 16 por el imperio colonial español. Los colonialistas, a sangre y fuego, cometiendo todo tipo de salvajismos, incluyendo el genocidio, construyeron una estructura de poder piramidal, mediante la cual , los peninsulares (los españoles nacidos en España) se convirtieron en los privilegiados y beneficiarios de la estructura de poder racista, la que primero ejercieron contra las etnias de aborígenes que existían en Cuba (ciboneyes, guanajatabeyes y taínos), luego contra los africanos esclavizados y más tarde contra negros y mulatos libres. 

La construcción de ese poder colonial-racista se realizó por la fuerza de las armas, la coerción, la intimidación y la violencia hacia los grupos raciales a los que subordinaron.. 

La estructura colonial de poder fue racista e ideológicamente blanco-supremacista. Sus concepciones euro-céntricas, no fueron impuestas desde el poder para aculturar a sus víctimas, sino para someterlos ideológicamente, es decir, desenraizarlos y desculturarlos a nivel de la conciencia., con el objetivo de crearles un síndrome de inferioridad permanente. 

Con la mira puesta en la creación del síndrome de inferioridad permanente dentro de los grupos raciales subordinados, la ideología racista de supremacía blanca, construyó para su beneficio, como si fueran verdades universales, conceptos absolutos como los siguientes: todo lo genuinamento bueno, justo, universal, noble, hermoso, sabio, culto, bello, civilizado, inteligente, lógico, racional, humanista, transcendental y por supuesto cercano a Dios, provenía de la “raza” blanca representada por los peninsulares, y por extension, provenían de la Europa blanco-occidental-cristiana. 

Esa misma ideología racista, construyó también conceptos universales y absolutos de lo diametralmente opuesto a las virtudes peninsulares euro-cristianas, inculcándo en los cubanos la idea de que; todo aquello que proviniera de los grupos racialmente controlados y subordinados (incluyendo sus aspectos físicos) era malo y totalmente contrario a las virtudes blanco-europeas. Es decir, que se les debía considerar y tratar como seres inferiores, semi-humanos, salvajes, ateos, sin inteligencia e incapaces de valerse por sí mismos, por lo que, sin dudas, habían nacido para ser esclavos, o simplemente, para ser manejados en la subordinación. Pero nunca permitirles ejercer o compartir el poder. 

Aunque parezca increíble, la actual estructura de poder existente en Cuba en 2010, metamorfoseada en fraseologías y consignas que no permiten ver la realidad facilmente , hasta que no se penetra en ella, no ha cambiado casi nada desde la época en que el imperio español reinaba en la isla. 

Desde la colonia, hasta el dia de hoy, (antes, durante y a posteriori de las guerras de independencia contra España, en la república burguesa y en el socialismo) el poder en Cuba ha sido un poder racializado, un poder blanco- depredador, que se nutre y se ha nutrido siempre, en lo material e ideológico, de los negros y mulatos cubanos, es decir, de aquellos que no pueden ser co-optados como miembros de la “raza” blanca. 

Este poder racializado, rehusa hoy dia, y ha rehusado siempre, la idea de compartir el PODER en igualdad de condiciones con los negros y mulatos de la isla, quienes supuestamente deberían ser sus compatriotas. 

De todo esto que hemos dicho hasta aqui, se desprende que el problema blanco de Cuba no sólo ha retrasado, como dijimos antes, el avance y el desarrollo socio-económico de la isla, sino que al aferrarse a la estructura de poder racista, la sociedad no podrá, por medios pacíficos y civilizados, dar pasos firmes hacia la des-alienación, la igualdad, la democracia,la equidad y la inter-culturalidad y estaremos siempre, bordeando el peligro de un desgarramiento o un enfrentamiento nacional sangriento. 

Por otra parte, los supremacistas blancos, tanto aquellos que viven dentro, como los que viven fuera de la isla, en su pretension de no poner jamás en discusión el monopolio del PODER, ni querer ver el asunto racial relacionado con la posesión y control absoluto de ese PODER, ambos grupos del problema blanco (aunque aparentemente tienen contradicciones políticas antagónicas) coinciden en bloque monolítico, que el problema racial en Cuba, no es hoy, ni fue nunca antes, algo de gran importancia, y que lo poco de racismo que existía, fue resuelto por Fidel, al haberles dado(1) a los negros y mulatos) oportunidades, que jamás habían tenido. Y todo esto se dice en ambas orillas del problema blanco, a pesar de que el propio Fidel, en las poquísimas, esparcidas y brevísimas referencias que ha hecho sobre este cardinal y trascendental tema racial, se ha visto siempre obligado a reconocer la existencia del racismo bajo su gobierno. 

Todo apunta a pensar, de que la fuerte corriente supremacista generadora del problema blanco (tanto dentro de Cuba, que es la que está . en el poder, como la que vive fuera de Cuba) niega o reniega de su cubanía, al negarse rotundamente a afrontar y discutir abiertamente el problema racial de Cuba, un país multi-racial de casi 12 millones de habitantes, donde la mayoría de la población (aunque las estadísticas oficiales lo quieran negar) está constituida por personas del grupo racial negro-mulato. 


Menos de tres horas en 51 Años
(superficialidad supremacista hacia el Racismo) 

Cabe recordar, porque es significativo, que en estos 51 años posteriores a 1959. Fidel Castro, a su forma, estilo y manera de interpretar el racismo en Cuba, nunca le ha dedicado, a este tópico tan prioritario y vital, un discurso completo, ni un escrito analítico, ni una sesión del Comité Central de su Partido Comunista. 

Todo cuanto ha hecho Fidel, han sido breves referencias al tema (pinceladas y pequeños fragmentos) dentro de discursos politicos generales que ha pronunciado. 

En cuanto a la Asamblea Nacional del Poder Popular, supuestamente el órgano legislativo del país, aunque actúe en la práctica como un Parlamento gomígrafo, es decir, que sólo acuña las decisiones del gobierno, en los casi 34 años que lleva de creado, los “representantes del pueblo” jamás han pronunciado una sola palabra sobre como andan las relaciones raciales en Cuba (si bien, si mal, si regular, si deben legislarse algunas cosas, si se han cometido injusticias o discriminaciones) y mucho menos han expresado las posibles preocupaciones de “sus electores” sobre este asunto. 

Vale la pena subrayar también que en estos 51 años (hasta el 1ro de Enero de 2010) donde han habido 446,760 horas de vida, las referencias del líder cubano al tema racial (juntando todas sus intervenciones), no llegan al ridiculísimo tiempo de !! tres (3) horas!!. En este tiempo infinitamente pequeño, las referencias hechas por Fidel han sido analizadas, desde el punto de vista de los prejuicios raciales históricos existentes en la conciencia de los blancos cubanos, y en ningún momento, desde el punto de vista de la ESTRUCTURA DE PODER RACISTA -BLANCO-SUPREMACISTA que nunca se ha cambiado, ni siquiera en algunos detalles, durante su ya exageradamente largo tiempo de mandato. 

Raúl Castro, quién ahora representa publicamente a su hermano Fidel en el poder de la isla, (pues Fidel sigue siendo el Jefe del Partido, el cual, constitucionalmente, dirige y controla todo en el país) al pronunciar un discurso en diciembre pasado en la Asamblea Nacional cubana le dedicó al asunto racial del país tal vez alrededor de 20 segundos. El tema racial fue ligado al tema de las mujeres algo que en total no rebasó los 40 segundos. Y cito: 

“…a pesar de que el 65 por ciento de la fuerza laboral técnica se compone de mujeres y que la ciudadanía forma un hermoso arcoiris racial sin privilegios formales de tipo alguno, pero subsisten en la práctica, como expresara Fidel en la clausura del Congreso Pedagogía 2003, que aún en sociedades como la de Cuba, susrgida de una revolución social radical, donde el pueblo alcanzó la plena y total igualdad legal y un nivel de educación revolucionaria que echo por tierra el el componente subjetivo de la discriminación, ésta existía todavía de otra forma. Fidel la calificó como discriminación objetiva, un fenómeno asociado a la pobreza y a un monopolio histórico de los conocimientos” y continuó diciendo “ Por mi parte ejerceré toda mi influencia para que estos nocivos prejuicios sigan cediendo espacio hasta ser suprimidos y se promuevan a cargos de dirección a todos los niveles , por sus méritos y preparación professional, a las mujeres y los negros” y luego subrayó “no se trata de dar un bandazo”. 

Esta brevísima parrafada habla por sí sola, el supremacismo es más que evidente y la proyección más que clara, incluyendo la cita que hace de lo que su hermano dijo hace 7 años. Este nuevo discurso sobre el tema “racial” hecho por Raúl Castro engrosará el “abundante” material bibliográfico teórico anti-racista que los lideres cubanos han acumulado en más de medio siglo. 


La Conveniente “Confusión” entre Racismo y Pre-juicios raciales 

Como ya hemos visto, el racismo no es un problema cultural, tampoco un problema de conciencia o de prejuicios heredados del pasado colonial. Vale la pena recordar nuevamente que el racismo es una estructura de poder racializada, conscientemente construida y estructurada para reproducir y conservar los privilegios y la hegemonía de un grupo racial sobre otro u otros grupos raciales. 

De tal suerte, el racismo y la discriminación racial que le acompaña, solamente pueden existir debido a la existencia de un poder estatal racializado, único capaz de utilizar la fuerza, la coacción, la intimidación, contra el grupo o los grupos subordinados racialmente. 

El Racismo y la discriminicación racial sólo pueden ser ejercidos por quién o quiénes sustentan las riendas del poder o por aquellos que estén respaldados y/o consentidos por esa estructura de poder. Sin poder, y sin respaldo del poder, nadie, ni personal, ni colectivamente como grupo, puede llevar a cabo una práctica sistemática de racismo y discriminación racial, por mucho odio u animadversion que tenga contra los otros grupos raciales. 

Sólo la fuerza del poder, el mismo que crea la ideología del discurso nacional y los conocimientos, que deben ser aprendidos por toda la población, es el que puede inferiorizar, subordinar y marginalizar a los grupos raciales no favorecidos dentro de la sociedad. 

Por tanto, sin el respaldo de las estructuras racistas de poder, y sin la ayuda imprescindible que presta la ideología de supremacía blanca, los llamados racistas, por muy racistas que puedan ser, sólo tendrían prejuicios raciales. 

Los prejuicios raciales, como todos sabemos, son las opiniones negativas, los malos criterios, que las personas que creen en el racismo se han formado de antemano (pre-juicios) hacia el grupo racial o cualquier persona perteneciente a ese mismo grupo étnico. 


Los prejuicios raciales por sí solos, y sin el respaldo material de la estructura racista de poder, carecen de los recursos necesarios para convertirse en poder excluyente o marginilizador. 

Un ejemplo vivo de lo que hablamos lo constituyó la matanza de 1912 contra los miles de antiguos mambises negros y mulatos pertenecientes al Partido de los Independientes de Color (PIC), quiénes, como sabemos, reclamaban sus derechos civiles y politicos como ciudadanos cubanos y una cuota de poder para los afrodescendientes en la sociedad cubana post-independentista. 

Las cabezas decapitadas de los dirigentes del PIC, que fueran paseadas por las calles de Santiago de Cuba en medio del jolgorio y el sangriento festín de los supremacistas (miembros del ejército y voluntarios blancos, cubanos y españoles) se produjo gracias al poder material (militar, policial, jurídico, legal y de convocatoria pública) que controlaba la estructra de Poder Racista del país. Estas decapitaciones, el terror generalizado que tuvo lugar contra toda la población afrodescendiente desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí y toda la campaña ideológica anti-negra que desató a través de todos los medios de comunicación y propaganda, constituyó la más acabada obra, y la más abierta, del racismo post independentista, y nadie en su sano juicio podría argumentar que todo eso fue realizado por los prejuicios raciales 

Es importante destacar, que sólo desde el poder racista, pueden enmascararse o sublimizar la verdadera esencia del racismo. Sólo desde esta estructura de poder racializado pueden utilizarse los poderosos instrumentos materiales y ideológicos que son empleados a diario para ayudar a reproducir la alienación, la dependencia y la subordinación de los grupos raciales discriminados y subordinados socialmente. 

Sólo desde esta específica estructra de poder, se puede reprimir de forma violenta y/o disfrazada, las contra-ideologías que desarrollan los intelectuales, estudiosos y activistas conscientes , pertenecientes al sector racialmente coercionado. 

El problema blanco cubano, se basa también en el aferramiento al poder y a las estructuras coloniales racistas, que tanto le han servido y siguen sirviéndole desde el siglo 16 hasta el presente siglo 21.De una u otra manera, la mayor pretension de los supremacistas blancos, es tratar de seguir escamoteando la tragedia racial cubana, en aras de mantener la cohesión de su grupo racial privilegiado, para de esa forma, seguir manteniendo el control absoluto de la sociedad. 

Por otra parte, el problema blanco, pretende esconderse detrás del concepto de cubanidad con el que soñaba nuestro apóstol José Martí (cubano es más que negro, más que mulato, más que blanco). Pero en realidad se tapan y se han cubierto con el concepto martiano. La cubanía, según ellos, les pertenece, y los demás (los otros), deben aún hacer muchas más cosas, obtener muchos más méritos y por muchísimo más tiempo (indefinidos años o siglos), para poder acceder a la cubanía que ellos han diseñado, construido, controlado, pintado y despintado, todas las veces que han querido. 

El concepto de cubanía de los blancos problemáticos, es algo así como MI YO ABSOLUTO CUBANO siempre arriba, debido a mi blanca cubanía, y el yo relativo de los otros (negros y mulatos) permanentemente abajo y subordinados, por no haber tenido el privilegio o pertenecer al monopolio de la blancura. Y piensan y actúan así, a pesar de que la verdadera cubanía y el acto de cubanía mas extraordinario de toda la historia de Cuba, se expresó en la Protesta de Baraguá y esta acción de inmamente Resistencia y amor a la patria y la justicia humana, fue realizada por el mulato Antonio Maceo en 1878. 

De lo dicho hasta aquí, es por lo que afirmamos que en Cuba existe y ha existido, por cinco siglos, un problema blanco y no precisamente un problema negro como los supremacistas han querido hacer ver por mucho tiempo. Las víctimas históricas, las que tanto han contribuido y luchado por su país en todos los tiempos y en todas las ocasiones en que ha hecho falta, son también las víctimas del racismo presente, ?cómo es posible que se les haya considerado un problema, o se les siga aún considerando problema? 

El problema fue invertido por los supremacistas, hayan sido estos, independentistas, autonomistas, anexionistas, republicanos, democráticos, abecedarios, ortodoxos, falangistas o fidelo comunistas. Viene ahora a mi mente el caso del Dr. Agramonte, uno de los más racistas-supremacistas que haya tenido Cuba, quién estuvo a punto de ser presidente de nuestro país en 1952 cuando sustituyó en la candidatura a su primo Eduardo Chibás quién se había suicidado. 

Agramonte no salió presidente por el Partido Revolucionario Cubano Ortodoxo (los Ortodoxos como se les llamaba popularmente), porque Fulgencio Batista dió un golpe de estado tres meses antes de las programadas elecciones generales. Este mismo Agramonte, en 1959, al triunfo de la revolución , fue ministro de relaciones exteriores y luego embajador de Cuba, antes de irse al exilio 

Desgraciadamente, en Cuba, durante todo el pasado siglo 20, las ideas más reaccionarias, racistas y totalitarias han encontrado dentro de los supremacistas cubanos un terreno fértil. Desde las ideas nacional-socialistas de Hitler, el Falangismo de Primo de Rivera, el Neo-Fascismo de Juan D. Perón, las ideas del Lombrosianismo y las de la Eugenesia, por citar algunas, han tenido muchos adeptos, y muchos “ilustres” nombres se han visto asociados a semejantes idearios. Vale recordar que estos idearios arriba mencionados son precisamente aquellos que radicalmente se apartan de los hermosos ideales de la construcción de una nación unida, inclusiva, tolerante, anti-racista y democratico como la que querían Martí y los mambises. 

Fernando Ortíz, quíén por casi medio siglo fue uno de los principales ideológos del racismo-supremacista en nuestro país, sufrió un proceso de cambio intelectual luego de haber transitado mucho más de la mitad de su vida. En esa época de nuevas luces, Ortíz encontró fuerte oposición dentro de sus muy numerosos y hasta ese entonces, admiradores, pertenecientes a la élite blanco-supremacista. 

En 1943, Ortíz (Por la Integración de Blancos y Negros, Ultra No.77[1]) dijo que el racismo en Cuba persistía y se encendía sin cesar por obra de aquellos que estaban movidos por sus ciegas codicias y despóticas incivilidades, y advirtió que si Cuba no quería hundirse en el caos social debía darle solución al racismo, debido a que al racismo alcanzaba a todos y era para todos una amenaza permanente. 

Ya entonces Ortíz, reconocía el grave peligro que representaba la permanencia del racismo y muy atinadamente, hablaba de ciegas codicias, algo directamene vinculado al control del poder absoluto. Eran precisamente momentos, en que los negros y mulatos cubanos se agitaban por conseguir que se aprobaran las leyas complementarias a la Constitutición de 1940, referentes al racismo y la discriminación racial. De haber sido aprobadas las referidas leyes complementarias a los preceptos constitucionales, Cuba hubiera dado un cambio muy positivo en el camino hacia una pronto solución del conflicto racial y la estructura racista de poder. 

Las leyes complementarias nunca fueron aprobadas, debido a la oposición de los parlamentarios blanco-supremacistas, y quedaron en la Constitución unas bellas intenciones convertidas en cadáver y en recuerdos. 


El Desmonte de la Estructura racista 

Mientras que en Cuba no se desmonte y destruya la actual y ya muy vieja estructura de poder hegemónico racial y la ideología de supremacía racial inmanente a ese poder, todo cuanto se hable o escriba por parte de los actuales líderes cubanos y sus cómplices ideológicos (de cualquier raza o color de piel), no será otra cosa que un gran engaño demagógico para seguir ganando tiempo y espacios, para continuar indefinidamente con las estructuras racistas y el discurso paternalista disfrazado de patriotismo y cubanía. 

El mayor de los patriotismos sería comenzar desde ya (aunque fuera tardíamente) a desarrollar un programa de acción para erradicar la estructura de poder racista-blanco-supremacista. Ahí reside el contenido verdadero de la patria y el patriotismo. 

?Cómo es posible hablar de Patria y dejusticia social y de igualdad social, si persiste una estructura de poder racista y una ideología racista dominante? 

?Cómo es posible que se critique el racismo con todas sus injusticias y destrucciones humanas en otros países, cuando aún las más altas esferas del poder en Cuba están muy lejos de instrumentar o ayudar a los negros y mulatos cubanos a crear una agenda propia para destruir el racismo, mientras hacen todo lo contrario reprimiendo a los luchadores anti-racistas? 

Constituye una afrenta teórica imperdonable, decir que 50 años, no pueden contra 450 años de racismo, especialmente cuando intencionadamente se quiere confundir Racismo con Prejuicios Raciales, a sabiendas de que ambos son dos cosas distintas y que lo que debe ser atacado directamente, es el racismo y el poder absoluto que ejercen los miembros de la élite supremacista “blanca” enraizados en el poder. Es importante señalar que un gran número de ciudadanos cubanos considerados como blancos, (muchos de ellos no supremacistas), al no ser vَíctimas del aplastante peso del racismo y de la exclusion social y del poder que ello conlleva, por motivos de su condición de blancos y su pertenencia al grupo racial dominante, aunque sean muy pobres, vivan en la marginalidad o sufran diariamente todos los problemas económicos y privaciones existentes en Cuba y padezcan la crimininalización que el gobierno ha hecho de las libertades civiles y de la lucha por esas libertades ; han sido tan enajenados por el historic discurso racial supremacista, que encuentran un refugio a sus graves padecimientos en su condición de ser blancos. Aunque estén lejos del poder real, intuyen, por el propio hecho de no pertenecer al grupo de exclusion y coerción permanente, que tal vez, algún dia, ese poder blanco-supremacista, al que teóricamente pertenecen, le de la posibilidad de escapar de su condición social, por ello sus vidas se desenvuelven dentro de parámeros psicológicos muy diferentes a los de los ciudadanos cubanos negros y mulatos.s Desgraciadamente la alienación de estos blancos humildes los empuja a no querer expresar abiertamente su solidaridad contra la injusticia racial.. 

Para los negros y mulatos no hay sueños, ni presentes, ni futuros, de aspirar a compartir el PODER con los supremacistas. Esa integración racial completa sólo podrá realizarse sin que exista el poder hegemónico blanco y su ideología de superioridad racial y control social. Su realidad existencial y el racismo y la ideología supremacista que trata a cada paso de inferiorizarlos, humillarlos y marginarlos , esforzándose por reproducir su ya gran parcela de marginalidad al impedirles como grupo la movilidad social, ha encontrado como su única solución para salir de su profunda alienación psicológica y social, encontrar el camino de su auto-liberación humana en reforzando su identidad como grupo, hacerla valer de forma organizada dentro de la sociedad y producir dentro de su propio grupo racial negro-mulato quiénes les conduzcan al camino de la liberación total, la cubanía bien expresada, la democracia real y a su insertación en el concierto mundial de los grupos étnicos que luchan por la humanización del planeta sin esquemas, doctrinas, ni los dogmatismos politicos de las doctrinas políticas contemporáneas. los hace desenvolverse dentro de parámetros psico-sociales de profunda alienación y desesperanza. 

Es por ello que la lucha permanente por desmantelar la estructura de poder racista-blanco-supremacista dentro de la isla de Cuba, debe constituir, para todos los cubanos interesados en la construcción de la nación cubana, (de todas las ‘razas’ )la tarea de primer orden que deben tener, como si fuera una especie de Cruzada, sería el luchar resueltamente unidos, todos los anti-racistas cubanos, por situar en el corazón del suelo de la isla, al hombre y su dignidad humana. Esta lucha abarcaría no sólo el imprescindible fin del racismo, sino también la implantación perpetua de la igualdad, la equidad, la tolerancia y la nueva democracia humanista, entre, y para todos los cubanos. 


Conclusion 

La politización del racismo es un absurdo teórico y una aviesa maniobra ideológica de los supremacistas, para re-colonizar las mentes de las víctimas y perpetuarse en el poder. El racismo en Cuba ha estado presente durante el feudalismo-azucarero-esclavista de la colonia, a través de las diferentes etapas republicanas semi-democráticas-capitalistas, en los breves momentos democratico-capitalistas y durante más de medio siglo de fidelismo-comunista. 

Esto nos demuestra, y nos lleva justamente a pensar que el Racismo está más allá de los sistemas y los credos políticos y que su solución no está en ningún sistema politico en particular, sino en el desmantelamiento de una estructura de poder jerárquico-racial, que en nuestro caso, es lo que ha sobrevivido más de medio siglo, luego de que una revolución, autoclasificada como muy radical, progresista e igualitarista en el plano social, llegó al poder. 

Si en Cuba, desde 1959 se hubiera comenzado a destruir la estructura racista de poder, como unos cuantos líderes negros y mulatos pensaron hace 51 años atrás, hoy no tuviéramos que estar hablando sobre el PROBLEMA BLANCO, ni contra el Racismo, ni estuviéramos penetrando en la necesidad democratica que significa la eliminación de este tipo específico de tragedia humana. 

Una vision socio-política genuinamente revolucionaria y humanista, en lo absoluto comprometida con la ideología blanco-supremacista,y con el apoyo de la gran mayoría del pueblo cubano, habría sepultado hace ya mucho tiempo todo el andamiaje estructural-político-ideológico del racismo colonializante que aún padecemos. 

Desafortunadamente durante la época en que la sociedad cubana nacionalizaba y confiscaba a diestra y siniestra y vencía militarmente a sus oponentes, los líderes del gobierno en vez de nacionalizar, confiscar o fusilar a la estructura de poder racista que seguía viva y activa, optaron por convivir con ella, y apoyarse en esa vieja dama indigna de poder racializado y hegemonico a la que maquillaron como si fuera una jovencita quinceañera atractiva y soñadora. 

El fin del Racismo, además de cumplimentar un hecho histórico de justicia suprema, es una exigencia de la razón ,que debe poner en conjunción y armonía a todas las fuerzas intelectuales, científicas y culturales de Cuba, en aras de implementar un discurso nuevo, nacional y único, de la verdad, que sea capaz de hacer trizas los fundamentos ideológicos alienantes y depredadores que se han apoderado por centurias del imaginario de nuestro pueblo. 

Hoy dia, todo está mucho más claro, las confusiones y espejismos que fueron creados entre los afrodescendientes se van disipando, el camino a la esperanza se acorta, y hay mucho menos espacio para que se pueda colar nuevamente la mentira, el engaño y la alienación.


[1] Fernando Ortíz , 1943, Por la Integración de Blancos y Negros, Ultra No. 77 pp. 69-76



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