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Cofradía de la Negritud - CONEG
Desde la Ceiba
Jueves 8 de septiembre de 2011

Sumario:

a. Mensaje de la Sra. Irina Bokova, Directora General de la UNESCO con motivo del Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, 23/811
b. Las políticas de EE UU a favor de hispanos y negros despiertan el victimismo en una minoría blanca - Las tasas de pobreza revelan la desigualdad por David Alandete
c. Convocatoria a Diplomado de Historia Social de la Etnicidad y las Relaciones Raciales en Cuba


Mensaje de la Sra. Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, con motivo del Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición (23 de agosto de 2011)top

La trata transatlántica de esclavos figura entre las violaciones más extremas de
los derechos humanos de toda la historia. La duración, magnitud y amplitud de
esa empresa de deshumanización condujeron a su condena unánime. El Día

Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición nos invita
a rememorar esa tragedia y a encomiar la contribución de quienes lucharon por
su abolición y por el reconocimiento universal de los derechos humanos.

Esta conmemoración reviste este año una importancia particular, puesto que en
2011 se celebra el décimo aniversario de la conferencia mundial de Durban

contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia, en
la que se reconoció el comercio de esclavos como un crimen contra la humanidad.
2011 es también el Año Internacional de los Afrodescendientes, que nos brinda

la ocasión de reflexionar sobre las consecuencias de una empresa abyecta que
contribuyó a configurar las sociedades modernas, en todas las regiones del
mundo, y cuya historia puede ayudar a alimentar la reflexión sobre nuestras

sociedades multiculturales y multiétnicas.

La trata de esclavos nació del racismo y de la negación de las culturas, y las
enseñanzas que se pueden extraer de ella deben ser el pilar de la lucha en pro
de la igualdad de los derechos y contra las nuevas formas de esclavitud o de
comercio con seres humanos.

La historia de la trata de esclavos es también una manera singular de descubrir
los nexos y los intercambios entre los pueblos y las culturas durante casi
cuatro siglos. Facilitar a cada quien los medios de conocer o de reapropiarse
esa

historia es paso obligado para la construcción de un espacio común. La gestión
de la diversidad de las culturas, la lucha contra los prejuicios y la
discriminación racial son problemáticas esenciales de nuestra mundialización.
Diez años

después de la aprobación de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la
Diversidad Cultural, esta responsabilidad colectiva es más apremiante que
nunca.

La UNESCO desempeña un papel de primer plano en la comprensión y el
reconocimiento de esta historia. Desde la creación del proyecto de la Ruta del
Esclavo, en 1994, la UNESCO obra por romper el silencio en torno a la trata de

esclavos y la esclavitud. La UNESCO ayuda a los Estados a apoyar la
investigación, enriquecer sus historias nacionales y compartir las memorias.

En este día de recuerdo, la UNESCO lanza oficialmente el concurso internacional
para la edificación de un monumento conmemorativo permanente en la Sede de las
Naciones Unidas en Nueva York, cuyo objeto es honrar a las víctimas de la
esclavitud y de la trata transatlántica de esclavos. La UNESCO se enorgullece
de participar en esa iniciativa lanzada por el Secretario General de las
Naciones Unidas. Ese monumento, erigido en la propia Sede de las Naciones
Unidas en Nueva York, será el símbolo del reconocimiento universal de que esa

tragedia no es únicamente la de los africanos y los afrodescendientes, sino que
afecta a toda la humanidad.

Hago hoy día un llamamiento a todos los asociados de la UNESCO, en particular
las autoridades nacionales, las instituciones internacionales, la sociedad
civil, los

artistas y los historiadores, a que transmitan este mensaje y a que se unan a
nosotros en el sitio oficial del certamen,.

Irina Bokova


Las políticas de EE UU a favor de hispanos y negros despiertan el victimismo en una minoría blanca - Las tasas de pobreza revelan la desigualdad top
por David Alandete 23/08/2011 

El racismo se disfraza, hoy en día, de victimismo. Según diversos estudios
recientes en Estados Unidos, después de medio siglo de políticas
gubernamentales para acabar con la segregación institucional, una minoría
blanca se siente discriminada y exige que se dé por acabada la protección del
Estado a grupos raciales y étnicos minoritarios, principalmente afroamericanos.
Defienden esos nuevos agraviados blancos que las diversas razas ya están en
igualdad de condiciones y que, en tiempos de crisis económica, las empresas
deberían tratar a todos los ciudadanos con imparcialidad y los Gobiernos
deberían abstenerse de malgastar fondos en políticas de igualdad. Las
estadísticas socioeconómicas, sin embargo, les contradicen. Las divisiones
raciales siguen tan abiertas como siempre. Recientes investigaciones aseguran
que el racismo no es un juego de estrategia, como quieren ver algunos, en el
que unos ganan a costa de otros: es un mal institucionalizado que aun no se ha
erradicado de la sociedad. Un reciente estudio de dos investigadores de dos
reputadas universidades constata un incremento de la victimización blanca en EE
UU. Esos expertos, Michael Norton, de Harvard, y Samuel Sommers, de Tufts, han
encuestado a ciudadanos norteamericanos regularmente desde los años cincuenta y
han llegado a la conclusión de que hoy en día una minoría blanca está convencida
de que es víctima "de un emergente sentimiento de prejuicio antiblanco".
Atestiguan los profesores la existencia de "una tendencia general que está
ganando terreno entre los blancos de Norteamérica hoy en día: la idea de que
los blancos han sustituido a los negros como víctimas principales de la
discriminación". Esa idea ha ganado muchos adeptos entre las filas del Tea
Party, el movimiento ultraconservador albergado en el ala derecha del Partido
Republicano de EE UU.

Hace ahora un año, ese grupo radical aprovechó el icónico aniversario de uno de
los discursos más célebres del activista Martin Luther King [el celebrado I
have a dream] para reunirse en el mismo lugar en que este lo pronunció: el
monumento a Lincoln, en Washington. Miles de personas respondieron a la
convocatoria de Glenn Beck, un comentarista muy polémico y apreciado en esos
círculos. Él mismo había dicho, en 2009, en su programa de televisión, algo que
refleja ese nuevo sentimiento de racismo inverso, en referencia a Barack Obama,
primer presidente afroamericano del país: "Este presidente, creo yo, se ha
desenmascarado repetidamente como un tipo que tiene un odio muy asentado en
contra de los blancos y de la cultura blanca".

Norton y Sommers aseguran en su estudio, titulado Los blancos ven el racismo
como un juego de suma cero que ahora pierden, que hay más blancos que negros
que creen que ahora hay plena igualdad entre razas. Entre esos blancos, un
grupo reducido asegura que esa igualdad se ha conseguido a su costa, de ahí el
concepto de suma cero, que en teoría del juego se utiliza para describir una
situación en la que las ganancias de una parte (la igualdad de los negros) se
consiguen a costa de las pérdidas de otra (desventajas para los blancos). "A
efectos prácticos", aseguran los profesores, "las políticas de discriminación
positiva diseñadas para incrementar la representación de las minorías, han
hecho que la atención de los blancos se centre en las cuotas que afectan a su
acceso a la educación o a puestos de trabajo, algo que afecta negativamente a
sus recursos".

Desde los años cincuenta, y según las estadísticas de esos investigadores, ha
descendido de forma radical la noción de que hay discriminación contra los
negros. Hoy en día, un 11% de los blancos encuestados opina que hay un
predominante racismo antiblanco en la sociedad actual. Solo un 2% de esos
mismos caucásicos asegura que pervive aún un sentimiento institucional de
racismo contra los negros. Esa tendencia se ve en diversos ámbitos de la
sociedad y sería un error tacharla de residual o marginal. En el ámbito
académico, han surgido en las pasadas dos décadas nuevas disciplinas aunadas en
un campo bautizado como Estudios sobre raza blanca, impartidas en instituciones
universitarias diversas. Es una imitación de los llamados Estudios
afroamericanos, surgidos en los años de lucha por los derechos civiles, el
siglo pasado.

Uno de los síntomas del sentimiento de animosidad entre ciertos ciudadanos
blancos llegó en 2003 a la máxima instancia judicial del país, el Tribunal
Supremo. Se trata del caso Grutter v. Bollinger, en el que la estudiante
Barbara Grutter, blanca, de 43 años, demandó a la Universidad de Michigan por
denegarle una plaza en su facultad de derecho. Alegó que, por lo general, en la
mencionada universidad se evaluaban las solicitudes en una escala de 150 puntos.
A personas de raza negra o etnia hispana se les daba una ventaja automática de
20. La escuela de derecho no se atenía a ese mismo sistema de puntuación pero,
según Grutter, operaba de una forma similar. La solicitante afirmó que, a pesar
de sus impecables notas, se la había rechazado por las cuotas raciales. Añadió
que, atendiendo a cifras de 1999, la universidad había aceptado a un 81% de
negros y solo un 3% de blancos con credenciales idénticas.

A respaldarla acudieron entonces diversos abogados de la administración de
George W. Bush, que alegaron que la Universidad de Michigan no actuaba de forma
neutral en cuanto a la raza de sus alumnos y que las cuotas en esa y otras
universidades podían resultar inconstitucionales. El Supremo se decantó, en una
votación ajustada, por mantener la diversidad en las instituciones educativas
con el uso de políticas determinadas. El tribunal autorizó a los rectorados
para que siguieran considerando el color de piel a la hora de conceder plazas
en sus programas educativos.

"La participación efectiva de todos los miembros de todos los grupos raciales y
étnicos en la vida civil de nuestra nación es esencial en el sueño de alcanzar
una nación indivisible", dijo, en la opinión de la mayoría, la juez Sandra Day
O'Connor. En esa sentencia, recordaba la juez que habían pasado 25 años desde
que el Supremo autorizara por primera vez el uso de cuotas. "Desde entonces, el
número de solicitantes que pertenecen a minorías y que vienen con notas medias
más altas ha aumentado", añadió. "Esperamos que, dentro de 25 años, el uso de
preferencias raciales ya no sea necesario para avanzar este tipo de intereses".
Han pasado ocho de esos 25 años. La esclavitud acabó en Norteamérica en 1865. La
segregación fue declarada inconstitucional por el Supremo en 1954. Pero las
cifras de desigualdad entre caucásicos y afroamericanos en EE UU han mantenido
un notorio abismo que existe desde hace décadas.

Según datos de la oficina oficial del censo norteamericano, correspondientes a
2010, hay toda una colección de indicadores en que las personas de raza negra
presentan una notable situación de agravio comparativo en términos
socioeconómicos.

Los datos hablan por sí mismos: si hay un 7,9% de blancos que no acaba la
educación secundaria, la proporción se duplica, hasta un 15,8%, entre los
negros. Entre los afroamericanos, el paro es del 16,7%, una cifra que se
desploma de nuevo a la mitad, un 8,7%, entre los blancos. Un 25,8% de los
negros vive bajo en el nivel de la pobreza, frente al 9,4% de blancos. En
términos de riqueza se aprecia que un 4% de los afroamericanos gana más de
100.000 dólares al año, porcentaje que se triplica entre los blancos, hasta el
12%. Entre las personas de raza negra, el 21% carece de seguro médico. En el
caso de los blancos, el porcentaje, de nuevo, decrece a casi la mitad (12%).

Otro de los grandes indicadores de desigualdad socioeconómica es el de la
demografía carcelaria: cuántos afroamericanos hay en las prisiones
norteamericanas. En 2009 había en EE UU una población general de presos de 1,6
millones. Según un informe del Departamento de Justicia federal, "los varones
negros no hispanos, que acumulan un porcentaje de encarcelamientos de 4.749
presos por cada 100.000 residentes norteamericanos, pasan por prisión a un
ritmo que es más de seis veces mayor que el de varones blancos no hispanos (que
es de 708 presos por cada 100.000 residentes norteamericanos) y que es 2,6 veces
mayor que el de los varones hispanos (que es de 1.822 presos por cada 100.000
residentes)". En 2003 ya avanzaba un estudio del Gobierno federal que un 30% de
los hombres negros nacidos tras 2001 pasará a lo largo de su vida por una
prisión.

Son indicadores claros de una desigualdad socioeconómica estructural. "Existe
esa idea de que los blancos son un grupo racialmente oprimido", explica Charles
Gallagher, que dirige el departamento de Sociología de la Universidad de La
Salle, en Filadelfia. "Aseguran esos grupos blancos que América ya está en una
fase en la que la raza es indiferente, y que mantener políticas de protección a
las minorías es discriminatorio. Pero dejan fuera de ese argumento todas esas
desigualdades institucionales. No hay discriminación institucional o apoyada
por el Gobierno, pero sigue habiendo barreras socioeconómicas a las que los
afroamericanos se enfrentan desde una edad muy temprana. Se debe estar ciego
para no ver las desigualdades que aún existen entre blancos y negros en este
país, que afectan negativamente a estos últimos".

Hay una tendencia, en ciertos círculos académicos, a defender que las razones
del atraso afroamericano obedecen a indicadores culturales. Es decir, hay
quienes defienden que existe una cultura que, carente de ambiciones, fomenta la
pobreza y la dependencia del Estado. No es algo nuevo: el senador demócrata
Daniel Patrick Moynihan ya publicó, en 1965, un estudio en el que detallaba las
razones y las consecuencias de esa cultura de la pobreza negra. Sin rubor, el
senador escribió: "La comunidad negra se ha visto empujada hacia una estructura
matriarcal que, dado que no está en consonancia con el resto de la sociedad
americana, impone un serio retraso en el progreso de ese grupo en general, e
impone un aplastante peso sobre el varón negro". Es decir, padres ausentes, que
no trabajan, y madres que deben cuidar de sus hijos a solas, dependientes de la
seguridad social.

El diario The New York Times decía recientemente que esa teoría cultural, que
está viviendo cierto resurgimiento, es como el pérfido Lord Voldemort en la
saga de Harry Potter: "Su nombre no puede ser pronunciado en círculos
académicos". Según el sociólogo Charles Gallagher, "de entre todos los
argumentos que en el pasado han sustentado las teorías racistas, ahora se ha
elegido el de la cultura. Algunos grupos, blancos en su gran mayoría, dicen que
las razones de la desigualdad son culturales. Es decir: apuntan hacia
comportamientos gregarios de grupo para justificar las elevadas cifras de
encarcelamientos o de pobreza entre los afroamericanos. Afirman que esas
realidades obedecen a una cultura, la afroamericana, que fomenta el abandono o
el absentismo laboral".

El profesor, como otros intelectuales y políticos progresistas de EE UU,
disiente. "Lo que se les debería preguntar a aquellos que defienden esa tesis
cultural, que esconde un racismo ya clásico, es si los 40 millones de personas
que viven bajo el nivel de la pobreza en EE UU son todos vagos", explica. "Lo
cierto es que hay toda una serie de indicadores que demuestran que los niños
afroamericanos siguen teniendo muchas barreras sociales y educativas, que aún
son estructurales, para llegar tan lejos como los blancos. Las respuestas no
pueden ser solo culturales o de estilo de vida".

¿Es usted racista sin darse cuenta?

Discriminar con motivo de raza no es algo que siempre se haga de forma reflexiva
y consciente. En la mayoría de ocasiones la preferencia de la raza blanca sobre
la negra se hace de forma automática e irreflexiva. La Universidad de Harvard
lanzó, en 1998, un proyecto online de análisis de las preferencias instantáneas
de la ciudadanía, abierto a cualquier internauta, bautizado como Project
Implicit. Después de 13 años y 4,5 millones de pruebas efectuadas en países de
todo el mundo, una de las conclusiones principales confirma que existe en la
sociedad norteamericana una discriminación institucionalizada: entre el 75% y
el 80% de las personas caucásicas y asiáticas muestran una preferencia
implícita automática de la raza blanca sobre la negra. En el proyecto
participan también las universidades de Washington y Virginia.

El test es muy sencillo, y funciona con la asociación de fotos de personas
blancas y negras con vocablos y conceptos como bueno o malo, paz y guerra,
éxito o fracaso. Aun en personas que creen y defienden que no prefieren una
raza sobre la otra, los resultados entre los caucásicos son en su mayoría de
preferencia débil, moderada o fuerte hacia su propia raza. Los investigadores
aseguran que entre las personas de raza negra las respuestas son más variadas:
algunas registran una mayor tendencia a ver positivamente a las personas de su
raza y otras prefieren la raza blanca sobre la suya propia.

© EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037

 

Convocatoria a Diplomado de Historia Social de la Etnicidad y las Relacionestop Raciales en Cuba

El Instituto Cubano de Antropología re-convoca a su Diplomado Historia Social
de la Etnicidad y las Relaciones Raciales en Cuba, para abrir un espacio
colaborativo de aprendizaje, debate e investigación, impartido por un colectivo
de investigadores y docentes. Lo/as interesado/as deben enviar al Instituto
Cubano de Antropología, sito en Amargura 203 e/Habana y Aguiar o al correo
ican@ceniai.inf.cu, (encabezarlo con "curso de etnicidad") sus datos
personales, ficha curricular y un texto de no más de 250 palabras en el que
fundamente su interés en el curso. Se seleccionaran hasta 25 personas entre
lo/as aspirantes. El plazo de admisión cerrará el 30 de septiembre y los
resultados se darán a conocer entre el 3 y el 7 de octubre.

 

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