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Cofradía de la Negritud - CONEG
Desde la Ceiba
Nº 149, lunes 24 de marzo de 2014
“…el día que nuevamente disputemos a España su menguado
derecho sobre Cuba o que rotas ya sus cadenas, tome su puesto en el
concierto de los pueblos libres y soberanos… me opondré, hasta donde me
sea posible, a toda usurpación de los derechos de una raza sobre otra;
viniendo a ser, con esta resuelta y firme actitud, una garantía para
todos”.
Antonio Maceo (carta a José Martí, 15 de enero de 1888)
Sumario
- La raíz africana, parte indisoluble
de la cubanidad por Pedro Antonio García
- La Detención por El prieto.
- Denuncia ONU discriminación racial en EEUU (EFE)
- ONU insta a Centroamérica a adoptar medidas
para erradicar discriminación. (EFE).-
- Mi Socio Manolo (Croniquilla desde el fondo del
caldero) por Tato Quiñones
- La Lucha, la Historia: Federación Nacional de
Sociedades Negras, denominada con posterioridad Federación Nacional de
Sociedades Cubanas (1950)
- Mensajes recibidos en Desde La Ceiba
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La raíz africana, parte
indisoluble de la cubanidad
por Pedro Antonio García
Los cubanos no somos ni blancos, ni negros ni mulatos,
somos mestizos, hijos de varias etnias y subetnias arahuacas, de la
península ibérica y de África...
Delimitar étnicamente a los cubanos por el color de su piel es una
abstracción vacía de sentido.
Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, “todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la
Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia.
Recientemente, en la sede nacional de la Uneac, alguien me reprochó el no
haber escrito la historia del negro en Cuba. “Prueba a escribir la
historia nacional sin mencionar a los cubanos negros y mulatos, a ver si
puedes”, le repliqué simplemente.
Es cierto que dos personalidades cimeras de nuestra nacionalidad, José
Antonio Saco y Fernando Ortiz, han tenido expresiones infelices sobre la
racialidad en la Isla. El primero, al no considerar a los
afrodescendientes como parte de la cubanidad. El segundo, al acuñar el
término de afrocubanía, tan manipulado hoy.
Del dislate del antianexionista mayor, es ocioso referirse otra vez si los
lectores acuden al primer párrafo de este texto. Sobre lo expresado por
Don Fernando, me parece redundante y reductor, como solía decir un viejo
profesor. Dígase cubano y se está diciendo africanía, hispanidad y, por
qué no, raíz arahuaca.
Delimitar étnicamente a los cubanos por el color de su piel me parece una
abstracción vacía de sentido. En nuestro archipiélago toda tez, sea
blanca, negra o mulata, es engañosa. Cada censo estadístico que clasifica
superficialmente a mis compatriotas y anuncia un 72% de blancos entre
nosotros, me causa carcajadas.
Mi abuelo, el general mambí Eduardo García Vigoa, era castaño pelirrojo de
ojos verdes y su bisabuela era carabalí. Dos personalidades de nuestra
cultura, la periodista Marta Rojas y la investigadora Deisy Rubiera,
tienen una piel que “delata” su afrodescendencia y ambas tuvieron abuelos
asturianos.
Es desacertada la creencia de que descendemos de gallegos y yorubas
fundamentalmente. De cada tres africanos que fueron traídos a la Isla, uno
pertenecía a las etnias congo-bantúes. Por el lado ibérico, el componente
canario, asturiano y andaluz fue más relevante que el de los paisanos de
Valle-Inclán.
No somos una nacionalidad de blancos, con el perdón de Saco, ni de negros
ni de mulatos, sino de mestizos, con el perdón de nuestros estadísticos,
que erróneamente encasillan con este apelativo a una minoritaria parte de
la población.
En términos de racialidad en Cuba, como diría el Principito de Saint
Exupery, lo esencial es invisible para los ojos, hay que ver con el
corazón.
DESDE EL PRIMER GRITO
En 1868, en el ingenio Demajagua, Carlos Manuel de Céspedes enarboló las
dos banderas de nuestra nacionalidad: la independencia absoluta y la
conquista de toda la justicia social para todos, que por aquellos días
tenía que partir necesariamente de la abolición de la esclavitud.
Es bueno aclarar que en las jurisdicciones de Bayamo, Manzanillo, Jiguaní,
Tunas y Holguín, donde estalló la insurrección, el esclavo no era la mano
de obra fundamental. En esos territorios vivían unos 85 mil cubanos negros
y mulatos libres y fueron ellos, no los bozales traídos de África, quienes
engrosaron el Ejército mambí.
El Héroe del 10 de Octubre fue más allá, algo que muchos olvidan: abogaba
por el sufragio universal, con el que los derechos y deberes del antiguo
amo se igualaban con el del antiguo esclavo, que adquiría ahora categoría
de ciudadano en toda su magnitud.
Cuando Bayamo fue tomada por los insurrectos, para el primer gobierno
mambí de la ciudad se eligieron a negros y mulatos. Céspedes estimuló el
ascenso de afrodescendientes a los grados militares más altos y ya en 1869
uno de ellos, Ramón Ortuño Rodríguez, ostentaba las estrellas de general.
Nacido en Holguín en 1817, Mongo derrochó coraje en la manigua hasta su
caída en combate en 1870. Luego se destacaron Antonio, Rafael y José
Maceo, Guillermón Moncada, Flor Crombet, Quintín Banderas y Agustín
Cebreco, por solo citar unos cuantos.
José Martí desmintió muchas veces “el temor insensato, y jamás en Cuba
justificado”, al cubano negro, que nunca tuvo “escuelas de ira, como no
tuvo una sola culpa de ensoberbecimiento indebido ni de insubordinación,
En sus hombros estuvo segura la república [en armas], a la que no atentó
jamás.”
EN LA NEOCOLONIA
La república fundada en 1902, bajo el influjo de la cultura yanqui,
discriminó a los cubanos según el color de la piel. En los banquetes
oficiales, a los congresistas “de color” (eufemismo para denominar a los
negros y mulatos) se les invitaba personalmente, pero no a sus esposas,
como sí sucedía con “los blancos”.
En ciudades como Santa Clara, hasta 1959, los negros y mulatos solo podían
descansar en una cuadra del Parque Leoncio Vidal, las restantes les
estaban vedadas. En Trinidad la prohibición incluía las cuadras del Parque
Céspedes que quedaban al frente del Ayuntamiento y del Grand Hotel (hoy
Iberostar).
Todas las disposiciones racistas existentes en nuestro país fueron
abolidas tras el triunfo revolucionario del Primero de Enero. Mucho se ha
avanzado desde entonces, pero también aun queda mucho por avanzar.
Lamentablemente han sobrevivido prejuicios que no pueden erradicarse con
una ley o un decreto.
En 1908, como reacción al racismo imperante surgió el Partido de los
Independientes de Color, con una labor encomiable en la denuncia de las
desigualdades, pero errando la táctica, al no comprender que la solución
tenía que involucrar también a los blancos pobres y a las mujeres de
cualquier coloración.
Más acertados estuvieron los líderes obreros Lázaro Peña, José María
Pérez, Jesús Menéndez y Aracelio Iglesias, quienes lucharon contra las
desigualdades sociales, raciales y de género. Los tres primeros, elegidos
para el parlamento, llevaron allí sus demandas, pero era imposible una
solución de ese mal en aquella sociedad.
Durante la etapa insurreccional contra la tiranía batistiana, cubanos
negros y mulatos resaltaron como combatientes, desde el caso más conocido,
el comandante Juan Almeida, hasta otros menos abordados como Armando
Mestre, combatiente del Moncada y expedicionario del Granma.
Hubo dos afrodescendientes que sobresalieron en la lucha clandestina
contra la dictadura: el manzanillero José Machado y el santaclareño
Gerardo Abreu Fontán.
Machadito fue el gran héroe del Ataque a Palacio, al dirigir y cubrir a
sus compañeros en la retirada, una vez que se percataron de la traición
del llamado “grupo de apoyo”, que nunca llegó a la primera línea del
combate.
Fontán organizó las Brigadas Juveniles del Movimiento 26 de Julio en la
capital. Encomiable fue su labor de captación para la acción
revolucionaria dentro del movimiento estudiantil de la Segunda Enseñanza y
entre los jóvenes obreros. Es uno de esos héroes que hizo mucho y se le
recuerda poco.
No voy a apelar, por respeto a los lectores, a hechos más recientes, como
la batalla de Girón, la lucha contra bandidos o las gestas
internacionalistas donde desempeñaron un papel destacado los
afrodescendientes.
¿No concuerdan conmigo los lectores, ante los argumentos expuestos, que no
se puede escribir la historia nacional sin referirse a los cubanos negros
y mulatos?
Un fenómeno jurídico, perceptible pero no visibilizado del
todo en nuestra sociedad aunque resulta ser un hecho cotidiano de nuestra
vida.Ocurre en nuestro barrio, al pasear por una calle, frente a nuestros
ojos; puede resultar detenido, un familiar, vecino o desconocido; que en
algunos casos, al ver ocurrir el suceso, nos deja en la insatisfacción y
duda, preguntándonos; es justa o no, legal o no.
A menudo observamos un ciudadano que en su transitar ha sido interrumpido
por una actuación policial, solicitado su carnet, habiendo portado el
sujeto este documento identificativo, o no, en ocasiones resulta
trasladado para la unidad policial. Jurídicamente este hecho es una
detención
De ningún modo esta primera acción resulta para los términos policíacos
una detención, y para el procesamiento penal, es solamente un traslado o
conduce, decidiéndose entonces en la Unidad de la Policía Nacional
Revolucionaria, si por el motivo que resultó trasladado o conducido el
ciudadano, queda o no detenido.
En el caso de Cuba, es la detención un acto exclusivo de la Policía
Nacional Revolucionara. El cuerpo policial, es el órgano encargado de ello
por mandamiento legal a través, del Tribunal, Fiscal o Instructor, no
obstante, contempla la Ley No 5 de 1977, “ Ley de Procedimiento Penal”, en
su artículo 242 que:
“Cualquier persona puede detener”:
ü Al que intente cometer un delito, en el momento de ir a cometerlo.
ü Al delincuente infraganti.
ü Al que mediante la fuga haya quebrantado una sanción de privación de
libertad o una medida de seguridad detentiva, que esté cumpliendo.
ü Al acusado declarado en rebeldía.
Aclara el citado artículo 242 que, el que detenga a una persona en virtud
de las circunstancias anteriormente señaladas, lo entregará inmediatamente
a la Policía.
En los debates actuales, vale aclarar:
¿Tiene el Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, igual
tratamiento que el ciudadano simple?; ¿puede resultar detenido?. Al
respecto la Ley de leyes, La Constitución de la República de Cuba, en su
artículo 83 establece que:”Ningún diputado puede ser detenido, ni sometido
a proceso penal, sin autorización de la Asamblea Nacional, salvo en caso
de delito flagrante”.
Excepto este tratamiento elevado a rango constitucional, la Ley de
Procedimiento Penal, en su Procedimiento Especial, para exigir
responsabilidad penal a los miembros del Buró Político del Partido
Comunista de Cuba, al Presidente, Vicepresidente y Secretario de la
Asamblea Nacional del Poder Popular, a los miembros del Consejo de Estado
y del Consejo de Ministros, a los Jueces del Tribunal Supremo Popular y al
Fiscal General de la República y los Vice-Fiscales Generales, excluye a
los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
No entraña privilegios personales o beneficios económicos la condición de
Diputado, lo sabemos y nos enorgullece que dicha ética y comportamiento es
letra y espíritu del texto constitucional y sentido de vida de cada uno de
nuestros Diputados.
Pero, ¿por qué permitir el discernimiento que hace la Ley de Procedimiento
Penal en cuanto a los “diputados “, elegidos dentro de la propia Asamblea
Nacional del Poder Popular, para integrar, su Presidencia ,Vicepresidencia
o Secretariado , o el Consejo de Estado del resto que no lo integran?.
Contrario a la práctica revolucionaria y discurso social sobre democracia,
no resulta democrático que los Diputados a los que hacemos referencia, no
estén equiparados jurídicamente sin distinción.
Incongruencia jurídica que deja una brecha divisionista en el órgano
superior del estado, y que inclina la balanza de justicia a una posición
hegemónica de poder absoluto, identificando a unos dentro del circulo de
poder y a otros en el vacío legislativo de ser un Diputado y no serlo en
toda su expresión e implicación y alcance jurídico.
Otra historia, opinión aconsejaría tomar este comentario como un dislate o
peor, escrito por un abyecto servidor del imperio.
No, para nada servidor del imperio, basamos nuestra reflexión en un
fenómeno jurídico observado, pero no dicho, que discurre ante la mirada
del avezado erudito en ciencias jurídicas o simple mortal, y que debe ser
cambiado.
Denuncia ONU discriminación racial en
EEUU (EFE)
Ginebra, 13 mar. El Comité de Derechos Humanos de Naciones
Unidas denunció hoy que en Estados Unidos la discriminación racial se dá
de forma constante en todas las esferas de la sociedad, y específicamente,
en ámbitos tan cruciales como las prisiones o las escuelas.
El Comité analizó hoy la implementación del Pacto Internacional sobre
Derechos Civiles y Políticos por parte de Washington, y uno de los puntos
negativos más destacados por los miembros del organismo fue el hecho de
que, a pesar de las leyes y normas existentes, “en la práctica” la
discriminación racial es un hecho constante.
Uno de los ejemplos más significativos se da en las cárceles, donde la
gran mayoría de los reclusos son negros, seguidos de los reos latinos, y
la minoría son blancos.
Consecuentemente, la gran mayoría de los condenados a muerte son negros.
“La discriminación es mala en cualquier circunstancia, pero es inaceptable
cuando lleva a la muerte”, afirmó Walter Kalin, uno de los miembros del
Comité.
Kalin solicitó a Washington que revise todas las condenas a muerte
pendientes, teniendo en cuenta que se ha detectado que en los últimos años
hubo 144 sentencias a la pena capital erróneamente estipuladas.
Y preguntó directamente a los representantes estadounidenses: “¿cuál es el
plan que ustedes tienen para evitar que la pena capital no se aplique con
un sesgo racial?”.
Asimismo Kalin, preguntó porque 16 estados no cuentan con un programa de
compensación para aquellos reos que han cumplido condena injustamente, y
consultó acerca de los productos que se usan para aplicar la pena capital.
Posteriormente, Yuji Iwasawa, otro de los miembros del Comité se lamentó
de que “la segregación racial” esté aumentando en las escuelas
estadounidenses y cuestionó al Gobierno al respecto.
“¿Por qué los estudiantes latinos abandonan la escuela cuatro veces más
que los blancos, y los negros dos veces más que los blancos?”, se
cuestionó Iwasawa.
Otro de los aspectos destacados durante la sesión fue el hecho de que los
inmigrantes ilegales no tengan derecho a asistencia médica, “este hecho
constituye una discriminación con respecto al resto de ciudadanos”, afirmó
Iwasawa.
Margo Waterval, otra de las miembros del Comité, recordó que desde 2005 ha
habido 42 muertes en la frontera entre Estados Unidos y México y pidió a
los representantes estadounidenses que dieran una respuesta sobre el
comportamiento de los policías de frontera y sobre las investigaciones
llevadas a cabo respecto a la cuarentena de casos citados.
Por su parte, Víctor Manuel Rodríguez Rescia, otro de los miembros del
Comité, se preocupó por las garantías al debido proceso durante los
interrogatorios llevados a cabo a presos detenidos en terceros países.
Además, Rodríguez Rescia cuestionó los “traslados” de reos del centro de
detención de Guantánamo a terceros países.
“Sesenta y nueve personas han sido transferidas desde Guantánamo a ocho
terceros países, algunos voluntarios otros no voluntarios, ¿que garantías
hay de que los derechos de esos reos van a ser respetados en esas
naciones?”.
El mediático caso de Trevor Martins, el joven asesinado por un guardia de
seguridad que, aparentemente, lo confundió con un delincuente fue citado
por Christine Chanet, otra de los miembros del Comité, quien pidió
explicaciones respecto a las líneas que separan la legítima defensa del
derecho a la vida.
Finalmente, Fabián Omar Salvioli, también miembro del organismo, se
refirió al caso de Edgar Tamayo, “condenado a la pena capital y ejecutado
haciendo caso omiso a las recomendaciones de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos”.
La delegación estadounidense sólo tuvo cinco minutos para responder a más
de dos horas de preguntas e informes dado que el escrutinio proseguirá
mañana viernes.
En dichos minutos, Bruce Swartz, el Fiscal General adjunto de la división
criminal del departamento de Justicia estadounidense afirmó que los casos
de condena a la pena capital son minuciosamente revisados y que el
Gobierno está “preocupado” por la desproporción de negros y latinos que
pueblan las cárceles de su país.
ONU insta a Centroamérica a
adoptar medidas para erradicar discriminación. (EFE).
Panamá, 21 mar. La ONU instó hoy a los estados
centroamericanos a que adopten las medidas necesarias para erradicar las
actitudes, los prejuicios y las prácticas discriminatorias, que afectan de
manera particular a las poblaciones afrodescendientes e indígenas y a los
migrantes.
La representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos en Centroamérica, Carmen Rosa Villa, hizo el llamado a
través de un comunicado desde su sede en Panamá, al conmemorarse hoy el
“Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial”.
Según Villa, los países de la región centroamericana han ratificado la
Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación racial (CERD), pero aún así siguen existiendo graves y
extendidas conductas discriminatorias, detalló la fuente.
En su opinión, es necesario establecer marcos legales que penalicen tales
actos y desarrollar políticas públicas que los combatan, porque de esta
manera “se podrá medir el cumplimiento de los estados con sus obligaciones
internacionales”.
Villa sostuvo que los esfuerzos de algunos países para desarrollar
políticas y crear instituciones nacionales contra la discriminación racial
y la xenofobia nunca serán suficientes si estos “esfuerzos” no son
fortalecidos con políticas o planes nacionales que sean implementados de
manera “eficiente y eficaz”.
En ese sentido, la representante de la ONU destacó la importancia de
promover la tolerancia, la riqueza de la diversidad y la
multiculturalidad, así como la creación de planes y políticas de inclusión
dirigidas a eliminar las barreras que impiden a los afrodescendientes,
indígenas y migrantes el pleno disfrute de sus derechos humanos.
“Erradicar la discriminación racial y el racismo son acciones esenciales
para fortalecer un Estado respetuoso de los derechos humanos”, concluyó
Mi Socio Manolo (Croniquilla desde
el fondo del caldero)
por Tato Quiñones
Para Georgina y Dominique
Si la cultura es el conjunto de comportamientos motores y mentales nacidos
del encuentro del hombre con la naturaleza y con sus semejantes, se debe
decir que el racismo es verdaderamente un elemento cultural. Hay pues
culturas con racismo y culturas sin racismo.
Frantz Fanon
Al amigo lo amo hasta que muere, después, no sé, se murió y sólo queda lo
que yo pude haber hecho por él, o lo que él pudo haber hecho por mí. Pero
ya está muerto, ¿te das cuenta?
Manolo
Esta entrevista ocurrió en 1971 y sólo vino a publicarse en un número de
“La Gaceta de Cuba” más de treinta años después. Circunstancias que bien
recuerdo, pero que no son del caso relatar aquí hicieron imposible que
viera la luz cuando fue redactada. Entonces era yo un joven periodista que
pretendía ganarse la vida « por lo que diera la mocha » y el escritor
Manuel Granados –a quien había conocido al mediar los sesenta en una de
aquellas memorables tertulias etílicas que organizaba Felito Ayón- me
pareció un personaje más que merecedor de que la aventura de su vida
insólita fuera conocida más allá de las breves reseñas biográficas
aparecidas en la prensa cubana cuando, en 1967, su novela « Adire y el
Tiempo Roto » mereciera la primera mención en el concurso literario de la
Casa de las Américas.
Negro, casi bachiller, marginal, buscavidas y delincuente, desclasado y
bisexual, veterano de la lucha clandestina, de la guerrilla en la Sierra
Maestra y de los combates de Playa Girón, machetero millonario, poeta y
narrador, cuando ocurrió esta entrevista, en diciembre de 1971, Manolo
trabajaba en el archivo fílmico del ICAIC, tenía cuarenta años recién
cumplidos y había publicado, además de « Adire », « El Orden presentido »,
poemas, ediciones El Puente, 1962) y « El Viento en la casa sol », cuentos
(ediciones Unión, 1970).
De aquella tarde-noche de nuestra conversación, recuerdo de manera difusa
a Manolo, siempre flaco y desgarbado, sin camisa, la barba crecida y
todavía negra, hablando, gesticulando, riendo, encabronándose con aquella
manera amanerada suya de encabronarse. Recuerdo la mesa rústica del
comedor, la botella de carta oro, las cajetillas de H. Huppman, la
grabadora y los casetes. Recuerdo a Zenaida Manfugás, la gata negra, gorda
y mansa, dormitando junto al cenicero desbordado.
La entrevista (que Manolo me concedió bajo la única condición de que no
hablaríamos de literatura) quedó trunca, pendiente de una segunda
conversación que no llegó a realizarse, e incluía mis preguntas, que le
iba formulando en la medida en que se me iban ocurriendo. Ahora he
preferido que sea él mismo quien narre, sin interrupciones, su propia
historia:
¿Dónde estaba yo el 10 de marzo de 1952? Pues estaba en Párraga, en la
casa de una tía que vivía en la calle Guasimal, a la que fui a parar
después que me largué de Camagüey, que entonces era una ciudad
espantosamente racista. Racista y españolizante, en la que pasé mucha
hambre y sufrí mucha miseria. Entonces yo tenía 21 años; ahora tengo 40,
dos hijos, y sé que me puedo morir ahora mismo pal carajo y que ellos van
a ser ingenieros, mecánicos, astronautas, algo. Y cuando tengan 21 años
van ser lo que yo no podía siquiera soñar cuando tenía esa edad. Y esto no
es panfleto, de verdad que no lo es. Es la certeza de que tipos como yo,
por muy lejos que estemos de la política y de la teoría marxista, vamos a
seguir en el tren de la revolución, cuando no sea por otras cosas, al
menos por el don de la comparación: por lo que se era antes que no se es
ahora; o por lo que no se era y ahora se es, ¿te das cuenta?
El diez de marzo del 52 yo estaba oyendo por la radio una canción de
Ernesto Bonino, un italiano que estaba muy de moda en Cuba por aquella
época, y de pronto interrumpen la canción y se oye la voz de un locutor
que dice que Batista había dado un golpe de Estado.
Por aquella época yo era bastante ingenuo y hasta un poco comemierdón, y
todavía lo sigo siendo, te soy sincero. Yo nunca había visto un golpe de
estado y quería ver qué, cómo era. Pues cogí una ruta 2 y me fui para los
alrededores del Palacio Presidencial y lo que vi fueron muchos soldados,
con metralletas y fusiles, apostados en parapetos de sacos de arena;
tanques de guerra, patrulleros de la policía, pero todo muy tranquilo, en
paz. Aquello me decepcionó bastante porque yo creía que un golpe de estado
debía ser algo más... espectacular, diría yo.
En Camagüey yo había logrado estudiar hasta el tercer año de bachillerato,
pero mis últimas actividades en aquella ciudad fueron como criado en casas
de latifundistas y magnates azucareros. Fue entonces cuando más sufrí el
desgarrón, el golpe durísimo de la discriminación racial, en el seno del
capital camagüeyano de origen español. Apellidos como Ruiz Sánchez,
Benítez, Figueredo, Zaldívar, Betancourt y muchos otros de patricios y
patriotas que amparaban muchos millones de pesos de capital criollo y que
tenían que ver con la Cuban Can; la Altagracia Sugar Company, la Senado
Sugar Company, centrales azucareros, miles de caballerías de tierra;
millones.
Trabajar en las residencias de aquellos señores me permitió conocer de
cerca sus afinidades con los ricos del sur de los Estados Unidos, los
ganaderos de Kansas y de Carolina y además me permitió aprender el oficio
de sirviente. Cuando se sirve a la rusa, el criado se mantiene lejos de la
mesa; pero cuando se sirve a la española uno puede estar más cerca y tiene
más posibilidades de oir, de enterarse de cosas. Además, hay cierta
familiaridad de los señores para con el sirviente, cosa que no puede ser
devuelta nunca, porque es de mal gusto y además puede costarle a uno el
empleo. Pero mi padre era un negro que tenia mucha dignidad y no soportaba
aquello, sufría mucho por aquel trabajo de sirviente que yo me veía
obligado a hacer. Entonces fue que vine para La Habana.
Decepcionado de lo que era el golpe de estado, regrese a Párraga y vi a mi
familia muy contenta porque Batista se había instalado en el poder a la
cañona. Según ellos, eso iba a significar la paz y el desenvolvimiento
económico. A partir de aquel momento le oi decir a mi familia que Batista
«era el hombre ». En Camagüey yo solía oir los discursos de Eduardo Chibás
y en La Habana leía los artículos de muchos periodistas, que hoy están en
el exilio, criticando el golpe de estado y yo no pensaba igual que mi
familia, pero sin razones objetivas, porque no tenia conciencia plena de
lo que significaba aquel golpe, qué representaba para aquella república
democrática y burguesa de los gobiernos de Carlos Prio Socarrás, Ramón
Grau San Martín... Tampoco tenia conciencia de lo que se avecinaba.
Batista era un tipo ahí, o, como decían en Camagüey, « un negro ahí. »
¿Cuándo, cómo empiezan las diferencias –que ahora yo sé que eran
diferencias ideológicas, o de proyección social- entre la familia que me
dio albergue y yo? En Camagüey, como ya te dije, yo había estudiado hasta
el tercer año de bachillerato, y el ambiente en casa de mi tia no me
disgustaba, pero yo me consideraba un poco mejor que aquellos negros, no
olvidar que yo era camagüeyano, camagüeyano por adopción, porque yo nací
en la ciudad de Santa Clara, pero mis padres emigraron a Camagüey y me
convertí en camagüeyano, en el perfecto negro camagüeyano.
Nada que yo dijera en casa de mi tía caía bien y empecé a sentirme
incómodo, además, dependía económicamente de ellos. De manera que me fui
de Párraga y vine para el centro de La Habana, a inventar en los
alrededores del Parque Central.
Cuando se habla de barrios bajos, marginales, siempre se piensa en
suburbios orilleros, zonas periféricas en las que se encuentran el lumpen
y las lacras sociales. En la Habana era al revés, el foco del lumpen y la
delincuencia estaba en el Parque Central, en el mismo centro de la ciudad.
Era alli donde pululaba el proxenetismo, una especie de gangsterismo, de
mafia pesetera entre parqueadores, siloceros, mariguaneros, chulos,
homosexuales y prostitutas. Me hundí en aquel mundo y fue en él donde
-!increíblemente- encontré cierta liberación y hasta un poco de felicidad.
Perdí toda la inhibición de guajiro que podía quedarme y mi conducta se
convirtió en un poco... escandalosa, diría yo. Ahora comprendo que era una
forma de rebelión. Quiero decir, que yo creo que se puede ser lumpen por
rebeldía social. Cuando se es lumpen por esa condición se está mucho más
jodido, precisamente porque uno puede pensar, meditar, y se desgarra.
Mientras que un lumpen que lo es porque no puede ser otra cosa, y no
piensa, de todas maneras es un lumpen, sencillamente, un producto del
medio social en el que se desenvuelve. Lo jodido es ser lumpen y pensar,
tener conciencia de que lo que se hace es malo, o es inmoral, claro que «
malo » o « inmoral » para determinada gente, ¿me explico?
Me dediqué a parquear automóviles en las aceras del parque de La
Fraternidad donde campeaba un negro exboxeador al que le decían « Coche »,
oriundo también de Camagüey, que todos los días me cobraba el barato.
Quiere esto decir que todos los días, a las ocho de la noche, el negro
aquel pasaba para que yo le diera cincuenta centavos de lo que hubiera
ganado durante el día, una suerte de impuesto que él me cobraba por «
dejarme » trabajar en aquella zona. Si no le pagaba los cincuenta
centavos, Coche podía golpearme, cortarme la cara, lo que le diera la
gana. Era un negro malo, malísimo, con una gran fama de guapo y de matón.
Además, conmigo era particularmente agresivo porque yo, para él, era un
tipo raro, un negrito de Camagüey que leía a Vargas Vila y a Curzio
Malaparte, que entre carro y carro que parqueaba leía La Técnica del Golpe
de Estado, Kaput, La Piel...
¿Sabes lo que es una « completa »? Y un « globo », ¿sabes lo que es un «
globo »? Una completa era una lata de chorizos cortada a la mitad que, en
las fondas de la Plaza del Vapor, te la llenaban de arroz, frijoles
colorados, un poco de picadillo o carne con papas y un trozo grande de
pan. Costaba veinticinco centavos. El globo era inferior a la completa y
lo consumían los indigentes y los pobres de solemnidad. Era un cartucho en
el que los dueños de fondas echaban todo lo que sobrara, lo que dejaban
los comensales en los platos. Un buen globo podía contener arroz blanco o
amarillo, congrí, poquitos de ropa vieja y picadillo, trozos de pescado
frito, fideos, frijoles negros, colorados y garbanzos, todo revuelto
dentro del cartucho. Costaba diez centavos, y hasta cinco, cuando era de
un día para otro. Yo compraba mis globos en una fonda, muy famosa en
aquella época, llamada « La Hedionda » y me sentaba a comérmelos en el
Parque Central.
Dormía en un hotel para hombres solos que estaba instalado en los altos
del cine « Rialto », donde está hoy el « Cine de Ensayo ». Eran unos
cuartuchos malolientes, separados por tabiques de cartón. Las camas eran
unas colombinas cubiertas con papeles de periódicos. El hospedaje en aquel
tugurio costaba veinte centavos. Claro que apenas se podía dormir, porque
los camastros aquellos chirriaban al menor movimiento y cuando lograbas
conciliar el sueño entraba la policía que le alumbraba la cara con la
linterna a algún huésped y se lo llevaba para el precinto, que así le
decían entonces a las estaciones de policía.
Un buen día para mí parqueando automóviles en La Fraternidad o en el
Parque Central era aquel cuando ganaba un peso: cincuenta centavos para el
barato de Coche (esos había que sacarlos de debajo de la tierra),
veinticinco de la completa, veinte de hotel y cinco para media cajetilla
de cigarros. Los días así, estaba hecho.
Pero resultó que un día no me dio la gana de pagarle los cincuenta
centavos del barato al negro Coche. En realidad no fue que no me diera la
gana. La verdad es que yo sólo tenía medio peso y mucha hambre. Aquel día
había ganado sesenta y cinco centavos, pero me compré una revista Bohemia
y sólo me quedaban cincuenta. Y tenía un hambre de tres pares de cojones.
Como a las ocho de la noche llegó Coche a cobrarme su barato. Yo no sé de
donde me salió el valor, pero le dije con rabia:
Mira, negro, yo no te voy a pagar nicojones, porque ya estoy cansado de
que me cobres el barato. Y ahora, ¡cualquier cosa!
El negro se puso cenizo. Era la primera vez que alguien se le rebelaba y
me vino para arriba como un miura. A mí me entró un miedo muy parecido al
espanto, pero en medio del forcejeo atiné a sacar una cuchillita que
siempre llevaba conmigo y, con tan buena suerte, que logré cortar a Coche.
Aquella noche tuve suerte dos veces: una, cuando logré sacar la cuchilla,
la otra cuando llegó la policía a separarnos. A Coche lo llevaron para el
hospital de Emergencias y a mí para la tercera estación de policía. A los
tres días me dejaron en libertad porque yo, aunque había estado varias
veces en los precintos y en el vivac de la prisión del castillo de El
Príncipe por hurto y otras fechorías menores, conservaba mi carnet de
estudiante de bachillerato y Coche era un negro conflictivo, abusador,
delincuente y presidiario al que la policía conocía más que bien. Después
de aquello nunca más vi a Coche. Desapareció del parque de la Fraternidad,
y hasta hoy que te lo cuento.
(Continuará…)
La Lucha, la Historia: Federación
Nacional de Sociedades Negras, denominada con posterioridad Federación
Nacional de Sociedades Cubanas (1950)
La federación Nacional de Sociedades Negras se constituyó
en La Habana con el propósito de contribuir a la estructuración del
proceso constitucional y dejar plasmados los elementos reales de un empeño
de nuestro pueblo: vivir decorosamente en su patria con igualdad de
derechos y oportunidades; con una urgente política de protección estatal
para compensar el desnivel histórico y hacer frente a los problemas que
confrontaban los negros para tratar de aliviarlos y denunciarlos. La
Convención Nacional era el máximo organismo de la Federación.
Además estaba integrada por sus Federaciones Provinciales y las Sociedades
Federadas, con filiales en todo el país. Las directivas en sus respectivas
provincias eran seleccionadas por su membresía. Pertenecieron a ellas,
entre otros, el doctor Quirino García Rojas, Salvador García Agüero, el
doctor Felipe Carneado, Pedro Serviat Rodríguez, el doctor José Guadalupe
Castellanos, el doctor Francisco Guillén Batista, Serafín Portuondo
Linares, Benito Depestre y otros.
La Federación nacional tenía entre sus planes:
a) Propender por los medios a su alcance a la superación del “status
actual” de la población negra y del pueblo de Cuba en general en los
aspectos sociales, económicos y culturales que retrasan la igualdad
ciudadana.
b) Trabajar por hacer desparecer de nuestro medio nacional toda práctica
de prejuicios y discriminación racial.
c) Atender que en las esferas oficiales se cumpla estrictamente la
Constitución y las leyes, en cuanto está previsto en la materia para
evitar toda corriente divisoria entre los cubanos.
d) Establecer el intercambio cultural, ideológico y patriótico con todas
las organizaciones que compartan estos fines.
e) Combatir por todos los medios de difusión a su alcance las teorías y
los falsos conceptos sobre la inferioridad o la superioridad de las razas
humanas.
f) También era finalidad principalísima de la Institución hacer cumplir el
programa de actuación que adoptaría la Convención y los acuerdos emanados
de ella.
En el año 1950, la Federación contaba con 205 Sociedades Federadas. En
cumplimiento de su reglamento, las federaciones provinciales crearon dos
ramas colaterales: la Sección Femenina y la Juvenil. Su domicilio social
radicó primero en la calle Rayo no. 264, y posteriormente, en 1952, en la
calle Mazón no. 161 (altos), en La Habana en ambas ocasiones.
(Tomado del libro “Las Sociedades Negras en Cuba (1878-1960)” de Carmen
Montejo Arrechea, La Habana, 2004).
Mensajes recibidos en Desde La
Ceiba
· Querido Tato: agradecida por que “Desde La Ceiba”
haya incluido mi alegato sobre el desmadre de la apertura del Martí.
Esther Suárez Durán
· Estimados amigos y hermanos de La Ceiba, me da gusto compartir esta foto
junto al cuadro de la Virgen pintado por Choco, en la exposición en el
Palacio de las Convenciones durante el 9no
Congreso de la FMC. Fui Invitada y condecorada con la Orden ¨Ana
Betancourt¨. Les saludo y les abrazo a todos, desde Guantánamo
Dra. C Anselma Betancourt Pulsan
Médica. profesora Titular
Universidad de Ciencias Médicas Guantánamo
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