Barack Obama y Raúl Castro: ¿Más que un saludo?
Por Arturo López Levy
Aun después de muerto, Nelson Mandela continúa promoviendo la paz y la
reconciliación de los pueblos y la civilidad entre los líderes. Su
funeral ha
traído la imagen fresca de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama, de
Cuba y EE.UU., saludándose
con respeto.
La lucha contra el apartheid
fue una causa común en la que participaron desde el joven
universitario afroamericano Barack Obama hasta los miles de
combatientes cubanos en las
guerras de Angola.
Mandela los inspiró y agradeció a todos. No hay que olvidar que Obama
y Raúl Castro estaban del mismo lado en el conflicto sudafricano, el
lado de Mandela. Estaban con el ANC y el movimiento de solidaridad.
Tenían enemigos comunes como el senador Jesse
Helms, autor de la ley insignia del embargo contra Cuba y voz
mayor en la resistencia reaccionaria y racista contra la denuncia del
apartheid.
El encuentro entre los presidentes se produjo cuando, en el camino
hacia el podio, el presidente Obama saludó a la fila de primeros
mandatarios presentes. Es difícil saber las palabras que
intercambiaron los presidentes pero hubo risas. Un gesto dice más que
mil palabras.
Obama se comportó en el plano protocolar con la dignidad de ser el
líder de una superpotencia democrática. Lo ocurrido no sería
extraordinario si no fuese porque en el tratamiento de Cuba, EE.UU. se
ha salido de todas las normas. En México en 2002, George W. Bush,
entonces presidente estadounidense puso al presidente Vicente Fox
contra las cuerdas al exigirle que arreglara todo para no tener que
saludar a Fidel Castro. La
genuflexión de Fox causó
una crisis en las relaciones entre la Habana y México cuando Fidel
Castro reveló las conversaciones en las que el presidente mexicano le
pedía que comiera y se fuera.
Nadie podría imaginar algo así en Sudáfrica, donde gobierna el
Congreso Nacional Africano, partido del que Cuba fue fundamental
soporte durante la lucha contra el apartheid. El presidente Obama es
también una personalidad diferente al presidente Bush. Sabe y lo ha
dicho que la política de aislamiento no es óptima ni para los
intereses ni para los valores de la gran nación de la que es líder.
Como senador dijo que era una política
fallida que había que eliminar,
como presidente ha dicho recientemente en Miami que hay que actualizar
el enfoque norteamericano hacia Cuba, porque el mundo y la isla han
cambiado.
No es la primera vez que los presidentes de Cuba y EE.UU. se dan la
mano. Ya en Nueva York en 2000, en las actividades por el 55
aniversario de las Naciones Unidas, Fidel
Castro y Bill Clinton,
-a quien Mandela hizo comprar más tarde una
botella de ron que le había regalado el líder cubano- se dieron la
mano con sobriedad. La diferencia entre este encuentro y aquel es que
entonces Clinton estaba al final del periodo presidencial y ahora
Obama está en el primer año de su segundo mandato.
En los últimos días Obama ha hecho algunos gestos simbólicos que, sin
ser sustanciales, crean expectativas sobre su legado histórico
presidencial. Obama no puede terminar con la política del embargo de
un tirón pero puede acrecentar las contradicciones de ese anacronismo
de la guerra fría. Ha dicho que la política de EE.UU. hacia Cuba es
anacrónica y que en Cuba están ocurriendo cambios importantes. Su
Secretario de Estado John Kerry
afirmó en la OEA que
los viajeros norteamericanos a Cuba son los "mejores embajadores de
nuestros valores", lo que contradice la prohibición de viajar que
EE.UU. mantiene. Ahora con soltura y sin drama, Obama saludó a Raúl
Castro.
Obama puede dejar encaminado el conflicto con Cuba hacia un mejor
manejo. El presidente tiene mucha flexibilidad en lo que puede hacer
hacia Cuba, y los funcionarios y negociadores en ambas orillas del
Estrecho de la Florida pueden tomar nota y habituarse a la idea de que
los gestos pueden ser más que simbólicos. Esas oportunidades tienen
más tiempo para adquirir impulso que en los días finales del
presidente Clinton cuando se logró una revisión de las sanciones
estadounidenses que abrió la venta de alimentos a Cuba.
Tolerar el disenso:
La frase del presidente Obama en su discurso llamando a los gobiernos
a tolerar el disenso como parte del legado de Mandela es coherente con
el enfoque de la administración hacia Cuba. En el contexto africano,
parece dirigida a ese continente, particularmente a Zimbabue. En todo
caso, EE.UU. no tiene que disculparse por defender sus valores
democráticos, que en la necesidad de tolerar el disenso coinciden con
los de la comunidad internacional.
El problema es que en el caso cubano, la política estadounidense no
promueve el derecho a disentir sino selecciona a opositores favoritos,
promoviendo un cambio de régimen impuesto desde Washington que hiere
las fuertes sensibilidades nacionalistas en la isla. La política
estadounidense no promueve un mayor espacio para una oposición leal en
Cuba. Al contrario, es un obstáculo y una distracción al desprestigiar
las demandas democráticas con acciones intervencionistas. De hecho,
una política de distensión e intercambio tendría más credibilidad en
la promoción de los derechos humanos pues enfatizaría en procesos, no
en resultados a imponer.
No hay que exagerar un simple apretón de manos pero su simbolismo
importa. La civilidad no es condición suficiente pero si necesaria
para que los países discutan los temas espinosos que los separan.
Entre Cuba y EE.UU. hay temas difíciles de negociar como una solución
al encarcelamiento del subcontratista de la USAID Alan
Gross en Cuba y
los cuatro agentes
cubanos en
EE.UU. Ambos casos, que han sido considerados detenciones arbitrarias
por el Grupo de Naciones Unidas al respecto de la ausencia de un
juicio justo e imparcial solo se resolverán en un ambiente de
distensión y negociación. Es loable que los jefes de Estado continúen
los pasos de aproximación en curso, al menos con gestos simbólicos de
civilidad.
Kerry afirmó
que hay diálogo con Cuba para liberar a Alan Gross
(Tomado
de
telam.com.)
Estados Unidos mantiene conversaciones para la liberación del
contratista preso hace cuatro años en Cuba, afirmó el secretario de
Estado, John Kerry, mientras la esposa del encarcelado pidió frente a
la Casa Blanca que el presidente Barack Obama interceda personalmente.
Las palabras del responsable de la diplomacia estadounidense llegan
después de que el propio Gross expresara su temor a ser "abandonado"
por el gobierno y tras pedir a Obama que dé todos los pasos necesarios
para obtener su libertad.
"Hemos tenido muchas iniciativas e intentos durante los últimos años e
implicación con varias personas diferentes que han viajado a Cuba, que
se han reunido con gente individualmente allí y en otros sitios, y
estamos actualmente en algunas conversaciones sobre las que no puedo
entrar en detalle", dijo Kerry en una conferencia de prensa en la sede
de la OTAN, en Bruselas.
Además, Obama está involucrado personalmente para tratar de lograr la
liberación de Gross, según afirmó hoy la Casa Blanca, que volvió a
urgir a La Habana a que permita que el contratista estadounidense
regrese a su país.
Desde 2009 el Gobierno de Obama pidió a Cuba en público y privado la
liberación de Gross, pero hasta ahora rechazó, como contrapartida,
dejar en libertad a los cuatro cubanos detenidos hace años y con
largas condenas, acusados de espionaje, los que son considerados
"héroes" por La Habana.
Barack Obama está involucrado personalmente para tratar de lograr la
liberación de Gross
Gross fue arrestado y encarcelado el 3 de diciembre de 2009 y, en
2011, condenado a 15 años de cárcel por lo que el Gobierno cubano
describió como "acciones contra la integridad territorial del Estado".
Por su parte, Judy Gross, esposa del contratista, de 42 años, criticó
que el Departamento de Estado estadounidense haya reiterado esta
semana su petición de una liberación "sin condiciones" de su marido,
algo que dijo "es una sentencia de muerte" para él, reportó la agencia
EFE.
"Necesitamos al presidente Obama. Quiero pedir al presidente, el líder
de esta gran nación, que se implique personalmente y haga todo lo
necesario para que Alan regrese a casa y que no lo deje morir en
Cuba", dijo emocionada la esposa de Gross.
Judy Gross envió una carta a Obama, cuyo contenido ya se dio a conocer
ayer lunes, en la que su marido pide al presidente que no le abandone
a su suerte en Cuba, donde está sometido, según su testimonio, a un
duro régimen de confinamiento en una pequeña celda 23 horas al día.
"Me niego a aceptar que mi país podría dejarme atrás. Señor
presidente, por favor, dé todos los pasos que sean necesarios para
traerme de vuelta a casa", señala Gross en su misiva al presidente
Obama.
Declaración de la Directora General de
Estados Unidos del Ministerio de
Relaciones Exteriores
El 3 de diciembre, medios de
prensa de Estados Unidos informaron
sobre la carta que 66 senadores
norteamericanos, demócratas,
republicanos e independientes,
enviaron al presidente Barack Obama,
en relación con el caso del ciudadano
estadounidense Alan Gross, quien
cumple sanción de privación de
libertad en Cuba. Los senadores
instaron al Presidente a conferirle
prioridad humanitaria a la liberación
del Sr. Gross y dar cualquier paso que
esté "en el interés nacional" de
EE.UU., de manera expedita para lograr
su excarcelación, manifestando que le
brindarían su apoyo en la consecución
de este objetivo.
Al respecto, la directora general de
Estados Unidos del Ministerio de
Relaciones Exteriores de Cuba,
Josefina Vidal
Ferreiro, emitió la declaración
siguiente:
"El gobierno cubano reitera su
disposición a establecer de inmediato
un diálogo con el Gobierno de Estados
Unidos para encontrar una solución al
caso del Sr. Gross sobre bases
recíprocas, que contemple las
preocupaciones humanitarias de Cuba
vinculadas al caso de los cuatro
cubanos luchadores antiterroristas que
están presos en EE.UU.
Gerardo Hernández, Ramón
Labañino,
Antonio Guerrero y Fernando González,
quienes forman parte del grupo de los
Cinco, cumplen prolongada e injusta
prisión por delitos que no cometieron
y que nunca fueron probados. Su
encarcelamiento tiene un alto costo
humano para ellos y sus familiares. No
han visto crecer a sus hijos, han
perdido a madres, padres y hermanos,
enfrentan problemas de salud y han
estado
separados de su familia y de su Patria
por más de 15 años".
La directora Josefina Vidal también se
refirió al comunicado emitido por la
Oficina del Vocero del Departamento de
Estado el 2 de diciembre, en el cual
insistió en la liberación inmediata e
incondicional del Sr. Gross,
argumentando que su encarcelamiento es
injustificado, y recordó:
"El Sr. Alan Gross fue detenido,
procesado y sancionado por violar las
leyes cubanas, al implementar un
programa financiado por el Gobierno de
EE.UU., con el objetivo de
desestabilizar el orden constitucional
cubano, mediante el establecimiento de
sistemas de comunicaciones ilegales y
encubiertos, con tecnología no
comercial. Estas acciones
constituyen delitos graves que son
severamente sancionados en la mayoría
de los países, incluyendo EE.UU.
El Sr. Gross ha recibido un
tratamiento decoroso y humano desde
que fue arrestado.
Cuba comprende las preocupaciones
humanitarias que concurren en el caso
del Sr. Gross, pero considera que el
Gobierno de EE.UU. tiene
responsabilidad directa por su
situación y la de su familia, y como
tal, debe trabajar con el gobierno
cubano en la búsqueda de una solución.
La Habana,
3 de diciembre de 2013
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Obama y la clave de
Allan Gross
por Esteban Morales
El Sr. Alan Gross, ya lleva cuatro años preso en
Cuba y el presidente Obama no termina de entender cuál es la
clave de su liberación.
Sin algún asesor, conocedor de cómo han sido, durante más
de 50 años, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, que tal vez
Obama no termine de entender porque hace muy poco que nos
conoce, estoy seguro que el Presidente, una persona inteligente y
pragmática, no podrá entender cuáles son los pasos a dar
para lograr la liberación del Sr. Gross.
Ha sido una constante de la política de Estados Unidos hacia Cuba,
creerse, entre otras, dos cosas: la primera, que Cuba siempre
estaría dispuesta a incumplir sus compromisos políticos con tal de
satisfacer intereses de Estados Unidos; y segundo, que
Cuba estaría dispuesta a aceptar de manera incondicional las
peticiones que el Gobierno Norteamericano le haga.
Sr. Presidente, el caso de Alan Gross, está claro desde el punto de
vista legal. El propio Gross y su familia lo entienden. Por eso ahora
se preocupan de que Usted le vaya a dejar al Sr. Gross,
abandonado a su suerte en Cuba.
Además, Sr., presidente, usted ha cometido un persistente
craso error, al decir que el Sr. Gross debe ser liberado de
manera incondicional. Puede usted estar seguro de que eso no va
a ocurrir y se ha cerrado Ud. mismo el camino al hacer esa
declaración. Declaración con la que al parecer quiere Ud. infundir
temor a Cuba, cosa de la cual, los cubanos de acá, nunca
hemos padecido. Para la inmensa mayoría de este pueblo, la
dignidad vale más que la vida.
Cuba no puede acceder a liberar incondicionalmente al Sr. Gross,
como usted tampoco aceptaría, que Cuba lo obligara a hacer algo de
manera incondicional. Y Estados Unidos es una potencia mundial, la
potencia mundial por excelencia. Mucho menos Cuba estaría dispuesta a
hacer nada de manera incondicional, pues en ello le va la vida, siendo
una nación además, que debe cuidar con extremo celo su seguridad
nacional. Si Estados Unidos siempre se ha creído en el derecho de
imponer cosas a Cuba de manera incondicional, imagínese
usted que ocurriría si Cuba aceptase semejante posición de su
parte. Sería generar un precedente imperdonable para la
seguridad de la Isla.
Negocie Sr. Presidente, que Cuba está dispuesta a entregarle a Alan
Gross a su familia; pero no de manera incondicional como usted
ha dicho.
No le dé más vueltas a la "noria", que usted es un brillante
abogado y sabe que los cuatro cubanos que continúan encarcelados
en Estados Unidos, son una injusticia y una mancha en el sistema
legal de la sociedad norteamericana. Liberándolos, ganaría, pues
no haría Usted más que limpiar esa mancha.
Termine de convencerse, de que usted no estaría cambiando
a "cuatro espías" por un ciudadano norteamericano inocente. Eso usted
lo sabe, por lo cual sería Cuba la que le haría una concesión
humanitaria a la familia de Gross si se lo entregara y usted nos diera
a cambio los cuatro cubanos que allá permanecen presos: esos sí , de
manera injusta e ilegal.
Gross es una persona de más de sesenta años, con una situación
familiar que no le ayuda emocionalmente y usted no debe
alargar más su agonía, por razones Sr. presidente que
usted sabe que no son reales ni defendibles políticamente.
Sr. Presidente, el mundo entero y cientos de miles de personas
en los Estados Unidos saben que los cuatro presos cubanos son
inocentes; mientras que Ud. carece de razones para defender la
inocencia de Alan
Gross. Reconociéndose,
el mismo, como engañado por su gobierno, del grado de
peligrosidad que tienen las acciones que él vino a realizar en Cuba.
A lo único que Ud. puede estar esperando Sr. presidente, es a que le
baje el nivel de su prepotencia, para ceder ante las
exigencias de un país pequeño, que no representa ningún
peligro para la seguridad nacional de su país. Pero que si vería muy
comprometida su seguridad si cede ante sus demandas de
incondicionalidad. Cualquiera que se respete dentro de su equipo de
gobierno y que conozca cómo han sido nuestras relaciones por más de 50
años, podría decirle que por el camino que Usted ha
seleccionado, Sr. Presidente, para reclamar la libertad de Alan Gross,
no va a llegar a ninguna parte. Y quiera Dios, no se
percate de ello, cuando ya sea demasiado tarde.
La Habana,
Diciembre 4 del 2013
Cuba: Una penosa y larga
enfermedad
por Wendy Guerra
Ciertos cubanos, vivan donde vivan, han contraído
una enfermedad terrible: La enfermedad de Cuba.
¿Cuáles son sus síntomas? El odio, el rencor y el
desvelo por la vida del otro, el terror al éxito o
el buen paso de otro cubano por los escenarios
nacionales o internacionales. De esta enfermedad
es posible librarse, pero para eso se necesita
tener altas las defensas.
Algunos paisanos de aquí y allá exigen que te
definas con citas, coordenadas didácticas, guiños
a distancia donde se note bien, pero muy bien, el
aplastante uso de aquella dinástica carga
conceptual criolla, nuestra espesura semiológica,
y el calado estético -"parejito"- aprendido en
nuestras maravillosas escuelas donde la
instrucción era más importante que la educación.
Hacer notar que sabes es, para algunos, mucho más
importante que saber. Como diría mi madre: "No
estudies tanto y aprende".
Ciertos cubanos te piden que saques al exterior lo
que se supone debe ir debajo del iceberg de tus
novelas o en tus obras expuestas en museos o
calles intervenidas, tabloncillos o salas de cine.
Te exigen además que seas coherente con lo que
cada quien define como SU coherencia.
Nuestra vida se ha ido diseñando, fuera y dentro
de Cuba, en el in-xilio
o en el exilio, con la perfecta estructura de
vigilancia de un CDR gigante. Nunca llegas a
complacerlos a todos, y jamás cumples las
expectativas que múltiples cánones políticos,
morales, cívicos, conceptuales, y académicos
necesitan para meterte en sus respectivas
planillas y colocar entonces el cuño de
APROBADO o DESAPROBADO.
La pérdida de la memoria o la memoria demasiado
larga y desproporcionada es la característica más
importante de este síndrome. La incapacidad de
evaluarse sinceramente ,
el machismo y la famosa "envidieta
nacional" aderezan y agudizan la crisis de este
común brote endémico.
Las críticas, serias o no, se salpican de chismes
subliminales, rencores pasados, pases de cuenta y
frustraciones sexuales... y lo más extraño de
todo, son redactadas con aquel léxico socialista
que parece nos acompañará por siempre a todos
lados, por lejano o frío que sea el contexto.
Nuestra formación marxista y los cerebritos
formados como "cuadros" en las escuelas
vocacionales con nombre ruso, calan profundamente
en esta otra dictadura interior o exterior.
Dentro de Cuba tienes, perennemente activo ese
expediente que se te llena a diario, paso a paso,
debido a la vigilancia organizada con la vieja
escuela de la KGB, y fuera de Cuba, las nuevas
generaciones siguen la rancia escuela cubana que,
cambiando el punto de análisis, va obteniendo el
mismo daño y la misma desmoralización en el objeto
de análisis. "En el socialismo nadie sabe el
pasado que le espera".
Desmoralizar es avanzar cuando estás varado y
tienes los medios en las manos. Les importas por
alguna razón, seas dirigente, disidente,
deportista de alto rendimiento o premio en algún
certamen internacional. Si luchas en las
calles por un cambio, algo quieres, y si no
luchas, algo te guardas. Pensar mal del otro,
sospechar, suponer y apostar por lo peor del ser
humano es indispensable para seguir enfermo.
Todos tenemos un lado débil y el asunto es
encontrarlo y proyectarlo en los medios.
Eres presionada, de lado a lado, eres castigada de
lado a lado, repudiada y desprestigiada en los
pasillos o en los blog por ser lo que quieres ser
y defenderlo. Aquí (se supone) ponen un grupo de
personas a escribir comentarios negativos sobre tu
trabajo o persona, pues pocos tienen
internet, allá, se
hace por voluntad propia. Si tienes algún éxito te
vas enterando porque el medidor de odios va
subiendo con las ventas de tus libros o las
reseñas en los periódicos internacionales, o los
premios de la crítica. Si la academia te invita a
dar conferencias, hacen lo imposible por
explicarle a la academia, que NO ERES INTERESANTE,
si te entregan un premio notable, hacen lo posible
por explicarle al resto del mundo, aquí o allá que
todos se equivocan pues, ellos saben que tú
realmente NO EXISTES.
Si algún colega te defiende en tu país o fuera de
él aparece en la misma lista del acusado.
Irse o quedarse no es asunto resuelto, para nada,
sigue siendo un problema, aunque todo parezca
natural con la cantidad de leyes y acuerdos que se
firmen para que esto lo sea.
Aquí te persiguen, analizan o registran, te
censura y desde fuera he recibo variopintos
improperios, y esta semana como regalo de
cumpleaños, una grosera y violenta amenaza para
que me abstenga de regresar a Miami.
Los métodos en ambas orillas (en muchos casos)
siguen siendo los mismos...
En Cuba no me publican, y para eso no existe una
respuesta institucional. Solo el mutismo de la
censura acompaña mi dolor por el silencio de las
palabras. Fuera de Cuba sospechan
de que no sea editada
aquí y aquí que sea editada en tantas lenguas a
pesar de este enfático silencio. En Cuba muchos
sospechan de mí porque soy amiga de intelectuales
incómodos con nuestra realidad, ex presos
políticos cubanos o importantes nombres de derecha
o de la izquierda desencantada. Fuera de Cuba
sospechan que viva aquí o que tenga amigos que
militan, forman o formaron parte de un gobierno
que ya lleva 54 años en el poder. Como si allá o
aquí alguien pudiese crecer sin amigos o familia
vinculados a nuestra educación marxista y única
opción política. Como si detrás de todas las
elecciones políticas no existieran malas o buenas
personas. Como si nadie nunca hubiese sido PIONERO
o como si aquí nadie hubiese perdido un hijo en
Angola y otro en el mar camino a Miami.
Muchos de los cubanos que critican desde fuera, se
educaron en estas mismas escuelas y tienen un
historial dentro del PCC. Los que aquí me
prohíben, se irán muy pronto al exilio y me
señalarán, por cualquier asunto que hoy aprueban y
apoyan en cartas y actos públicos.
Te juegas la vida por defender a un amigo que al
irse de Cuba lo olvida todo y pasa a formar parte
de ese mismo mecanismo que te muele viva si
decides decir lo que piensas, y no es lo que él
piensa. Te esmeras en atender a un amigo cubano
en Miami y cuando regresa a Cuba se presta para
escribir mal de ti en un periódico oficial. Todo
eso pasa entre cubanos. Es muy triste. No quiero
pensar que esto ya es parte de la materia humana
del cubano. No puedo quedarme en paz con esa idea.
¡NO!
Tus declaraciones en los periódicos más
importantes del mundo empiezan a ser comidilla de
los medios locales; esos medios se alimentan de
los comentarios y los comentarios aumentan el
apoyo monetario para que sigan adelante dichos
blog. Malas palabras, insultos, vulgaridades y
bajezas humanas, son el síntoma obvio de la parte
terminal de La enfermedad de Cuba.
Seguimos tirando huevos como en el 80, ahora los
huevos pueden ser cibernéticos, pero seguimos
golpeando nuestros rostros y parece confortarnos
este modo de represalia.
Seguimos en Cuba permitiendo que se edite o se
apoye desde el oficialismo lo que el oficialismo
quiere. En muchos blog cubanos no te dejan
pasar comentarios a dictámenes oficiales de los
que depende nuestra vida diaria. Los que apoyan
estos ataques son parte del pueblo cubano, aquí
viven y aquí padecen todas estas fiebres que nos
matan de a poco.
Muchas veces he tratado de contarles a mis colegas
de todas partes nuestro gran mal entendido,
el gran conflicto insular, el insulto colectivo.
Les explico lo que dicen desde La Habana en sus
foros institucionales, y luego, lo que explica el
exilio sobre aquello que salió de La Habana; más
tarde les cuento lo que contesta el exilio a lo
que pasa en Cuba y lo que oficialmente, sin
preguntarnos, expresa Cuba al resto del mundo con
su instrumento gubernamental. Mis colegas intentan
escucharme pacientemente, pero ¡Uff!
los cuentos son tan complejos y ellos tratan de
opinar mientras... me doy cuenta de que no
comprenden del todo, se aburren, enredan y
abandonan el tema.
Poco a poco les relato nuestros disgustos,
nuestros dolores... pero... el tema de Cuba (en
general) ya les cansa o les parece provinciano y,
aunque siempre hay excepciones, poco a poco les
deja de interesar; cambian el tema y seguimos en
los festivales haciendo lo que debemos hacer
cuando salen nuestros libros y estamos de gira.
Nuestro Tropi-drama va
perdiendo interés, credibilidad y verosimilitud en
sus miles de versiones.
Esta es ya una larga y penosa enfermedad que nos
está matando de a poco y de la que solo hablamos
los cubanos o las personas que aun se interesan en
nuestra patología.
Como todo es política y es imposible escribir sin
nombrar lo que comes, tomas o decides (que también
es política) me pregunto si nos seguiremos tirando
a ciegas, olvidando que somos parte del trastorno
y no el trastorno en sí.
Los funcionarios nos dan tema para nuestros
libros, la salida de los libros en el exterior
le dará trabajo a los
funcionarios que desdoran el hecho, la opinión del
exilio mantiene activos y en jaque a los
funcionarios y la represión alimenta el trabajo de
la disidencia. Si todo esto se narra en tono
decadente... ¿cómo puede entenderse? Calumniando o
mal juzgando a tu propia raza nunca creceremos
como nación, la enfermedad ganará más cuerpos y
mentes en esta lucha hacia ningún lugar.
Invitarnos, citarnos y contemplarnos con seriedad
se les va haciendo más y más difícil a los medios
en el resto del mundo. Necesitamos recapitular,
meditar y construir un discurso conciliador y
sanador.
Mientras no logremos unirnos en nuestras
diferencias, seguiremos padeciendo una enfermedad
de cinco décadas, la misma que nos consume en la
frivolidad, desmoralización y neurótica manía de
perderse en el chisme, la autofagia, y el erudito
brete que conduce a la confusión entre nación y
vida privada.
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Estudiantes de
"Semestre en el Mar intercambian" con universitarios habaneros.
La Habana, 9 dic. (EFE)
Un total de 568 estudiantes de universidades de Estados Unidos que
viajan en el crucero docente "Semestre en el Mar" viven desde hoy la
experiencia de una breve visita a Cuba, en la última escala del buque,
marcada por la vuelta de ese proyecto académico a la isla tras nueve
años de ausencia.
Los alumnos de más de 200
universidades de Estados Unidos y de otros países desembarcaron en el
puerto de La Habana con expresión alegre, vestidos con ropa informal
acorde con el cálido invierno cubano, y con una visible curiosidad por
conocer un país cercano geográficamente pero también lejano por
razones políticas.
A bordo del MV Explorer,
los estudiantes, en su mayoría estadounidenses, han visitado desde que
zarpó de Londres en agosto pasado una decena de países de Europa,
África y América Latina.
"Semestre en el Mar" es un
programa académico de estudios internacionales que fue establecido en
1964 auspiciado por la Universidad de Virginia, en Charlottesville, y
administrado por el Instituto de Estudios a Bordo.
"Es muy importante para
ellos, porque es el lugar donde no pueden venir", declaró a
periodistas Les McCabe, presidente del
Instituto de Estudios a Bordo que organiza las estancias en los países
incluidos en la travesía.
El directivo explicó que
"muy pocos estudiantes norteamericanos han tenido esta oportunidad.
Hay un grupo de países que tienen restricciones de viajes a los
norteamericanos y Cuba, es uno de ellos, por lo tanto poder venir a
Cuba dentro del programa significa mucho para ellos".
"Ellos quieren saber todo
de Cuba, su cultura, comidas, el modo de vivir, como son los
estudiantes y después de haber viajado ciento y tantos días este es el
último puerto que van a tocar y es muy importante para ellos conocer
este país", señaló.
El barco de "Semestre en el
Mar" llegó este lunes por undécima vez a La Habana, puerto que no
tocaba desde 2004 cuando el entonces presidente estadounidense George
W. Bush suspendió los intercambios académicos y culturales con Cuba,
que fueron restablecidos durante la administración del actual
mandatario Barack Obama.
Sus directivos recordaron
hoy que entre 1999 y 2004, el crucero realizó 10 viajes a la isla, y
según manifestó el decano ejecutivo del programa universitario
estadounidense, Nicholas Ian Merino, esta será una nueva oportunidad
para fomentar la amistad entre los dos países a pesar de las
diferencias.
Sonriente y con buen
español, Tessa
Kroninger, estudiante de psicología en la universidad de
Carolina del Norte dijo que para ella este primer viaje a la isla "es
un sueño hecho realidad" y que viene con "muchas expectativas y deseos
de conocer a estudiantes cubanos y cómo es su vida".
Otra integrante del
proyecto, la profesora Janet Ramos, de la universidad North Western,
en Chicago, dijo a EFE que esta es la oportunidad de visitar por
segunda vez el país donde nacieron sus padres residentes en EE.UU. y a
la vez, de tomar experiencias profesionales en los intercambios con
docentes y alumnos cubanos.
Ramos señaló que ella
observa que los alumnos han ganado en madurez durante el viaje y cree
que la visita a Cuba será interesante para comparar los sistemas de
enseñanza de las universidades estadounidenses y cubanas.
Este mediodía, los
visitantes fueron recibidos en la Universidad de La Habana (UH), y
acto seguido se incorporaron a las conferencias sobre el "Sistema
político en Cuba", "El impacto de la universidad en el desarrollo del
país" y el "Conflicto bilateral Cuba-Estados Unidos", que les dictaron
académicos de ese centro educacional.
El profesor de Economía en
la UH, Luis René Fernández, quien viajó en el crucero desde Salvador
de Bahía, Brasil, su anterior parada, hasta La Habana, dijo que a los
alumnos se interesan por los lugares donde pueden comer bien, bailar,
sobre lo qué deberían hacer para estudiar en Cuba y también cómo
volver de visita a la isla.
Además de una panorámica de
la historia, política y desarrollo científico de Cuba, los anfitriones
han anunciado para sus huéspedes conciertos, bailables, un juego de
béisbol en la provincia occidental de Artemisa y visitas a las
universidades de Matanzas, Las Villas y Pinar del Río.
La presidenta de la
Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) en la Universidad de La
Habana, Laritza Limia, se declaró "muy
contenta" con este intercambio en el que "la idea es compartir,
dialogar e intercambiar experiencias respecto a nuestros sistemas de
educación y nuestras vivencias que son totalmente diferentes".