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Cofradía de la Negritud - CONEG
Desde la Ceiba
Nº 139, lunes 17 de febrero de 2014
El prejuicio racial no tiene nada de hereditario, ni de
espontáneo; es un "prejuicio", es decir, un juicio de valor no fundado
objetivamente y de origen cultural.
-- Michel Leirís
Sumario
- Cuba insurgente Raza, nación
y revolución 1868-1898, de Ada Ferrer: una contribución a la escritura de
una historia afrocubana. Por: Alberto Abreu Arcia
- Maitre Social por Rogerio Moya
- Obá Ilú (Croniquilla desde el fondo del caldero)
por Tato Quiñones
- Invitaciones
- La Lucha, la Historia: Articulación Regional
Afrodescendiente de America Latina y el Caribe (ARAAC)
- Mensajes recibidos en "Desde La Ceiba"
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Cuba insurgente Raza, nación y revolución
1868-1898, de Ada Ferrer: una contribución a la escritura de una historia
afrocubana. Por: Alberto Abreu Arcia
Cuba insurgente Raza, nación y revolución 1868-1898, de Ada Ferrer[1]
constituye un libro excepcional, y, al mismo tiempo, de ineludible lectura
para entender los intersticios y el accidentado itinerario de ninguneos,
exclusiones, alianzas rotas, traiciones y las promesas abolicionistas
aplazadas por las que atravesaron negros y mulatos en las luchas
insurreccionales contra el colonialismo español.
Su autora nació en Cuba, y ha vivido la mayor parte de su vida en Estados
Unidos, país donde se formó intelectualmente. Este dato no es gratuito.
Este hecho, indiscutiblemente, dota su estudio de una perspectiva y marcos
analísticos poco usuales dentro del discurso historiográfico cubano,
descontaminada de cualquier tipo de mediación (política, ideológica). De
ella ya había leído sus trascendentales investigaciones: La societé
esclavagiste cubaine et la revolution haitenne, Noticias de Haití en Cuba,
y Cuba en la sombra de Haití: noticias, sociedad y esclavitud centradas
fundamentalmente en uno de los grandes silencios de los estudios
historiográficos cubanos: la repercusión de la revolución haitiana en la
Cuba colonial y sus diferentes implicaciones en el campo de las
mentalidades y en la rearticulación de diferentes estereotipos,
categorías, y políticas de control racial.
Maitre Social
por Rogerio Moya
(A propósito de la Croniquilla desde el fondo
del caldero "Asere se escribe con ese")
Cuando estábamos por crear y abrir el "Hurón Azul"[1]
Nicolás me dijo que él quería que Eloy trabajara allí. El Maestro Nicolás
había incubado un término para identificar la posición laboral de Eloy en
el "Hurón".
--Pongamos por ejemplo --dijo-- que Eloy sea el "Maitre Social" de nuestra
vitrina cultural en homenaje a mi amigo el pintor[2] [2]. El "Hurón Azul"
que Nicolás me dijo que él quería. Se crearon los lunes de la poesía, los
martes de la prosa, los miércoles del teatro, etc., etc., etc. No recuerdo
el orden ni los días de la semana que escogimos en aquellos lejanos días
de creación y amor. Cada semana debía ser un viaje en abanico donde
atendiéramos algo de las diferentes formas o maneras de hacer la creación,
o crear la creación.
La burocracia del Ministerio del Trabajo estuvo de terapia intensiva
durante semanas procesando la aceptación del término "Maitre Social" para
identificar el puesto de trabajo de nuestro poeta Eloy. El Calificador de
cargos era un código sagrado que no debía ser cambiado por nada en el
mundo.
El trabajo en el "Hurón Azul" fue el primer encuentro de Eloy con una
nómina y un expediente laboral.
Su primer salario oficial.
Sirva este recuerdo como mínimo homenaje para celebrar ese bello poema que
has publicado hoy, en el fondo de tu olla lúcida y amena.
Un abrazo, asere
Moya
Obá Ilú (Croniquilla desde el
fondo del caldero)
por Tato Quiñones
... poseía la majestad de la Hombría, la plenitud de la
entrega que sólo conocen los Maestros, la fidelidad de una flecha que
siempre da en el blanco.
Rogelio Martínez Furé
La noche del 30 de mayo de 1937, cuando los cortinajes del telón de boca
del teatro Campoamor se descorrieron con un chirriar de poleas, el
auditorio no se aprestaba a disfrutar de la proyección de un filme, ni de
la puesta en escena de una pieza teatral. Los asistentes a la legendaria
sala de Industria y San José -hoy lamentablemente en ruinas- tendrían la
oportunidad de escuchar, en primerísima audición, un singular concierto de
música yoruba interpretada por una orquesta de tambores batá y un coro
mixto integrado al efecto. Aquella noche, por primera vez en la historia
de Cuba, la ancestral música sagrada de los lukumí sería cantada y tocada
fuera del ámbito de los Ilé Ocha "sin sacrilegios ni temores incultos,
para gloria de la música cubana y sus respetados aportes universales".
Corrido el tapaescena, Don Fernando Ortiz, reconocido ya como uno de los
más sólidos y fecundos intelectuales cubanos de todos los tiempos, se
plantó en medio del escenario y, con voz clara y ademanes que a muchos
parecieron insólitos, se dirigió a la concurrencia:
-¡Estimable auditorio! -dijo-: ¡Aggó ilé! ¡Aggó ya! ¡Aggó Olofi! ¡Olorum
mbáa! Estas frases y estos ademanes rituales son una simple invocación a
los dioses yoruba para que, al reproducir aquí sus cánticos sagrados, los
espíritus no se ofendan y dejen de tratarnos con piadosa benignidad.
Seguidamente, "el tercer descubridor de Cuba" disertó con profusa
erudición sobre las raíces y la significación del espectáculo que,
auspiciado por la Sociedad Hispanocubana de Cultura, tendrían la
oportunidad de disfrutar los asistentes. Don Fernando habló de los yoruba,
de su oriundez africana; de su arribo forzado a la Isla durante la trata
negrera; de su remota cultura, de sus ritos, su música, sus cantos, sus
bailes y sus tambores -genéricamente nombrados batá en África y en Cuba-
los que describió prolijamente en toda sus complejidad sonora y ritual.
Por último, el sabio cubano presentó a los olorí, los músicos de la
orquesta que ejecutaría el concierto: en primer lugar, a cargo del Iyá -el
tambor de mayor tamaño y más difícil ejecución- el legendario tamborero
Pablo Roche, maestro de maestros, llamado Opkilakua, que en legua yoruba
quiere decir "brazo maravilloso". Percutiendo el Itótele -segundo por su
tamaño- el también afamado olorí Aguedo Morales. A cargo del Okónkolo -el
tambor más pequeño- el joven músico cubano Jesús Pérez, quien entonces
contaba veintidós años y emprendía allí una brillante carrera artística
que sólo la muerte detendría casi cincuenta años más tarde, cuando su fama
de Batalero Mayor había adquirido ribetes de leyenda.
Yo no conocí personalmente a Jesús Pérez -que no lo traté íntimamente,
quiero decir. Sabía, sí, de su reputación de maestro insuperable del
tambor, y alguna vez compartimos el mostrador de una taberna del barrio de
Cayo Hueso -su barrio- rodeados de ekobios y amigos comunes. Lo recuerdo
negro fuerte, jovial, amigo de bromas, ingenioso, ocurrente y decían que
mujeriego, fiestero y bebedor largo, como corresponde a un legítimo Oní
Changó.
"Su alegría era permanente", me dirían más tarde sus compañeros de Danza
Nacional de Cuba. "Sólo se disgustaba cuando las cosas no marchaban bien
en el trabajo; en eso era muy exigente", me dirían. "Pero después, cuando
las cosas se organizaban y el trabajo se hacía bien hecho, volvía a ser el
Jesús de siempre y para alegrarnos nos relataba alguna de las miles de
historias de negros viejos que conocía".
Así, me contaron, una de las últimas veces que estuvo en la sede de Danza
Nacional, les narró a sus compañeros la historia de un negro, congo,
liberto y bozalón, que era engañado por su mujer con un carabela. Entrado
de la traición, una mañana el congo hizo como si fuera para el conuco,
pero regresó al rato para sorprender in fraganti el adulterio. Entró en el
bohío dejando apenas tiempo al amante para ocultarse dentro de un barril
de harina de castilla que a la sazón había en un rincón del aposento.
Machete en mano, registró la vivienda palmo a palmo; ya se marchaba,
convencido de que había sido víctima de un infundio, cuando el otro,
apremiado por la asfixia, emergió del barril, blanco como un fantasma,
para tomar resuello. Impresionado por aquella visión que le pareciera del
otro mundo, el congo dio un salto y levantó el calabozo.
-¿Quién son tú? -preguntó horrorizado.
-Yo soy pritu santo -respondió el otro.
-¿Pritu santo? ¿Y cómo tú no ta volá?
-No ta volá poque son pritu santo pichón y ta emprumando entoavía.
Y era Jesús el primero en reír, anticipado a la carcajada unánime de sus
compañeros.
Fundador del Conjunto Folclórico Nacional, de Danza Nacional de Cuba y del
Grupo Oru, Jesús Pérez intervino en numerosas películas y grabó discos en
Cuba, México y Francia. Viajó extensamente por América Latina, Europa y
África.
Rogelio Martínez Furé, fundador del Conjunto Folclórico Nacional, amigo,
vecino, discípulo y compañero de Jesús por más de 25 años, me aseguró que
mucho de lo que él conoce -que no es poco- de los aportes yoruba a la
cultura cubana lo agradece a Jesús Pérez, a la anchura y profundidad de
sus conocimientos.
"En cuanto a su maestría de percusionista" -me dijo Rogelio- "puedo
contarte una anécdota que deja constancia de su calidad de virtuoso. En
los años setenta, en momentos de celebrarse en la ciudad de Lagos el
Primer Festival de Arte Negro, el Conjunto Folclórico viajó a Nigeria.
Jesús maravilló a los nigerianos. Tanto que tuvo el privilegio de tocar el
tambor batá ante el Oni de de la ciudad de Ife, cuna de la cultura yoruba.
El anciano monarca lo escuchó emocionado y, al terminar el concierto,
obsequió a Jesús un gallo como 'derecho' al tambor y tributos de vino de
palma y nueces de kolá al tamborero que interpretara toques de batá,
conservados en Cuba, que en África se habían perdido".
Además de ser el más conocido y respetado de los constructores y tocadores
de tambores batá de Cuba, Jesús Pérez fue compositor de sones, boleros,
rumbas y guarachas, un tresero notable y trompetista afanoso. Era también
un archivo, una biblioteca viviente que atesoraba vastos conocimientos
sobre la contribución de los yoruba a nuestra personalidad nacional. Su
desaparición fue una pérdida irreparable para la cultura cubana, aunque
nos quedan sus discípulos, a los que enseñó -era un maestro- el difícil
arte de la ejecución y la construcción de los tambores. Nos dejó, además,
un libro sobre la técnica de tocar los tambores batá que confío en que se
publique más temprano que tarde".
Jesús Pérez nació en La Habana el 4 de abril de 1915. En 1982 fue honrado
con la, Distinción por la Cultura Nacional. Murió el 5 de abril de 1985.
Obá Ilú en lengua yoruba quiere decir "Rey del Tambor".
-- La editorial José Martí les invita a la presentación
del libro "Ta Makuende Yaya y las reglas de palo monte" de Natalia Bolívar
y Carmen González, que tendrá lugar el Jueves, 20 de febrero a la 1:00 pm.
en el Centro Cultural Dulce María Loynaz (19 Y D, Vedado). Las palabras de
presentación estarán a cargo de Reynaldo González.
-- El Grupo Afrocubanas, la Red de Mujeres Cristianas Déborah y El Centro
Juan Francisco Naranjo.
Le invita a participar en la Tertulia "Reyita".
En esta ocasión el debate será sobre:
Las relaciones de pareja interraciales en el contexto cubano.
Se proyectará la película cubana:
Irremediablemente Juntos.
Fecha: Viernes, 28 de febrero
Lugar: Iglesia William Carey (J entre 25 y 27)
Hora: 2:00pm
La Lucha, la Historia:
Articulación Regional Afrodescendiente de America Latina y el Caribe
(ARAAC) Fundamentación y Objetivos del capitulo cubano.
A más de una década de la III Conferencia Mundial Contra
el Racismo, organizada por la Organización de Naciones Unidas, poco se ha
avanzado en la implementación de la Agenda de Durban. La declaración del
2011 como Año Internacional de los Afrodescendientes, tampoco logró
incorporar, de manera significativa, acciones trascendentales hacia las
poblaciones discriminadas. Sin embargo, la decisión de promover el decenio
afrodescendiente desde el 2013 constituye una oportunidad que debemos
aprovechar.
Las grandes desigualdades sociales y económicas siguen formando parte de
la vida cotidiana de más de 150 millones de afrodescendientes en la
región. ¿Existe acaso alguna posibilidad de transformar e incorporar a las
comunidades urbanas y rurales de afrodescendientes, y revertir esta
realidad? Para responder esta pregunta es preciso buscar mecanismos que
permitan poder incidir en formas de relación, articulación y comunicación
a partir de acciones específicas donde la población afrodescendiente pueda
adquirir el protagonismo que le corresponde.
La implementación de políticas dirigidas a la población afrodescendiente,
con énfasis en mujeres y jóvenes, requiere una participación de nuestras
comunidades. La recuperación de saberes y métodos de acción participativa
de los sectores populares, para obtener equidad económica y racial debe
ser el objetivo primordial.
Cuba tras varias décadas de búsqueda de un discurso público más objetivo y
abierto en este tema avanza hacia una apertura crítica de viejas y
actuales expresiones de racismo fortaleciendo una conciencia política más
emancipatoria en la cual va ganando espacio la urgencia de que en la
construcción del socialismo resulta incompatible cualquier forma de
discriminación racial, de género u otra variable.
El encuentro de La Habana, tiene la finalidad de activar y/ o reactivar
acciones coordinadas nacional e internacionalmente para un análisis
objetivo de las políticas raciales, teniendo en cuenta las problemáticas
comunes a nuestras sociedades, y las particulares a cada una de ellas. Más
allá de los debates historiográficos y conceptuales la reunión de la
Habana propone encontrar, discutir y aprobar fórmulas de trabajo a partir
de los avances ya obtenidos y sobre todo enfrentar los desafíos pendientes
a partir de creación de una articulación de trabajo más orgánica con
nuestras comunidades, la sociedad civil en su conjunto y gobiernos en la
lucha antirracista y anticapitalista.
OBJETIVOS
1. Constituir una Red de Articulación Regional Afrodescendiente en América
Latina, el Caribe y la Diáspora (ARAAC) que pueda contribuir a reforzar su
protagonismo desde una perspectiva emancipatoria. La reunión que tendrá
lugar en La Habana, Cuba, será un paso más hacia la consolidación de una
articulación de acciones prácticas para la eliminación del racismo. En ese
contexto recalcar la esencia libertaria asociada indisolublemente a la
justicia y la equidad social, en contraposición al modelo capitalista y
neoliberal.
2. Elaborar propuestas acorde con el contexto actual donde pueda
construirse aspectos claves que permitan desarrollar estrategias políticas
que enfaticen una mayor articulación afrodescendiente paralela a los
programas de la región.
3. Establecer una metodología de trabajo que tenga como esquema
organizativo socializar la toma de decisiones a partir de la diversidad y
consenso, con sentido dialéctico, buscando siempre no quebrar la unidad
estratégica, pero sobretodo diseñar un plan de acción. Deben formar parte
de ella sujetos, grupos y organizaciones de la sociedad civil, nacionales
o internacionales, órganos de prensa, y departamento gubernamentales y
estatales.
4. Expandir la concientización y urgencia de la incorporación de los
sectores sociales históricamente marginados de sus derechos a la lucha por
la equidad y el disfrute al bienestar.
5. Vincular el proceso cubano afrodescendiente como parte de la
articulación regional, teniendo en consideración los avances obtenidos por
la revolución cubana en diversos planos políticos y sociales y su acción
solidaria hacia un grupo considerable de países en especial en África, el
Caribe y América Latina.
Mensajes recibidos en "Desde La
Ceiba"
Hola, saludos:
Con gratitud vuelvo a recibir, mediante la lista del CENEXEX, este
primer ejemplar del cual no tenía conocimiento que existía y me resulta
muy grato saber que hay un grupo de personas intelectuales que
tienen este proyecto reciente en vistas a mejorar la calidad de
vida de esa comunidad negra que tenemos. En lo personal fui víctima de
agravios, desprecio, etc., por haberme casado y tenido un hijo con un
hombre de color negro hace 20 años, por lo que mucho me gustaría ayudar de
ser posible con mis esfuerzos a esta causa que parecía erradicada pero que
sabemos que no es así.
Saludos
Msc. Dra. Alicia Pérez
Hola Tato como estas, soy Helen Cairo la profesora de inglés y poeta.
Me causa mucho orgullo formar parte de esta historia que todos debemos
impulsar desde la sabiduría, sin egoísmos y mucha claridad como para darse
cuenta de que lo único que vence las estructuras colonialistas es saber la
filosofía que ellos tienen montada para no permitir que ningún pensamiento
contrario a su plataforma del pensamiento salga airosa.
Hay muchas formas de vencer al vencido, y una de ella es contando su
historia desde la lastima.
Mucho cuidado con dejarse envolver con el manto de por lo menos tienes
esto o lo otro.
Saludos
Hola Tato, gracias por compartir conmigo este Boletín, es muy bueno que el
tema racial tenga un espacio en este Boletín, es sano que salga a relucir
pues a mi criterio aún hay casos aislados de racismo en diferentes
esferas, lo que sucede que se manifiesta de manera distinta, incluso hasta
a veces de forma hiriente, de reprobación. Este tema para nada amerita que
esté en silencio, al contario hay que darle voz propia, independientemente
de que en los años que lleva la Revolución ha logrado generar en nuestro
pueblo una conciencia muy diferente desde hace muchos años atrás.
Le confieso algo sin que me quede nada por dentro: para mi no hay colores,
tan solo hombres y mujeres que se resumen en seres humanos con todos los
derecho y deberes; aunque no sea de piel mestiza me siento dolido con
ciertas actitudes negativas discriminatorias.
Espero que me permitan ser partícipe de su llamado a la No discriminación
racial, por favor le agradecería que me sigan enviando artículos de esta
índole, cuenten conmigo para lo que sea necesario.
Saludos,
Frank.....
Hola Tato
Quiero decirte que estoy muy contento de estar recibiendo regularmente los
boletines Desde la Ceiba vía el correo de Yasmin. Con motivo de este
último, donde se hace una especie de presentación de la actividad de la
Cofradía y se invita a unirse y apoyar, re repito lo que ya te expresé una
vez, pueden contar conmigo para todos esos fines humanos y justicieros que
enarbolan (enarbolamos).
Un abrazo
Rogelio
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[1] [1] Se refiere al bar al aire libre de la Unión de Escritores y
Artistas de Cuba
[2][2] Se refiere al pintor cubano Carlos Enríquez. (Nota al pie de
"Maitre Social")
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