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Cofradía de la Negritud - CONEG
Desde la Ceiba
Martes 12 de junio de 2012

Sumario

- Nuevos Mensajes de Apoyo al pintor Agustín Bejerano
- Desigualdades económicas en la educación en Cuba ¿llegaron para quedarse? Por Rogelio Manuel Díaz Moreno
- La Seguridad Cubana por Fernando Ravsberg
- Por la Congelación de los precios en las tiendas en divisas
- La Pelota, el fenómeno cultural de mayor arraigo en Cuba por Graciela Pogolotti
- Comunidad Cubanoamericana Futuro y Relaciones con Cuba por Jesús Arboleya Cervera
- La Ciencia (y la educación) como formas de ejercicio del poder por Esteban Morales
- Comentario del colega Ramón Torres Zayas a propósito del artículo Madre lesbiana lucha por recuperar la custodia de su hija o cuando la justicia pierde ante la homofobia, de Francisco Rodríguez Cruz (Desde La Ceiba (miércoles 6 de junio de 2012)

Nuevos Mensajes de Apoyo al pintor Agustín Bejeranotop

------- Mensaje original --------
Asunto: agregar al listado a favor del amigo agustin
Fecha: Sun, 13 May 2012 23:08:44 -0430
De: carmen rosa santana estrada <carmenchudecuba@gmail.com>
Para: soy@oriselgaspar.net

Creo en la inocencia del amigo Agustín Bejarano, hay que tener mucha
fe , y pedir a Dios que tome el control de esta situación
a favor de Agustín, de su familia , de los amigos y de todos los que
de una forma u otra enviamos solidaridad ....

DLB
Carmen Rosa Santana Estrada. Camagüey, Cuba, productora audiovisual. Resido en
la Isla de Margarita en Venezuela.

----- Original Message -----
From: Alberto Faya
To: diana y antonio
Estimados:

Yo envié un mensaje de apoyo a Bejarano pero no vi mi nombre en la lista de manera que les escribo para que me incluyan en ella.

Alberto Faya. Trovador, Realizador de Radio y TV.

Desigualdades económicas en la educación en Cuba ¿llegaron para quedarse?
Por Rogelio Manuel Díaz Morenotop

Marilú es una estudiante de preuniversitario. Vive en un pueblito rural, en el que cursó hasta el noveno grado en las escuelas construidas allí después del año 1959. Para la continuidad de estudios, debe transportarse diariamente hasta la cabecera municipal.

El primer problema surge con el transporte. El ómnibus público que sale de otro paradero, le adelanta algunos kilómetros pero, aún así, desde el final de su recorrido hasta el centro urbano donde se encuentra el Pre, faltan un largo trecho. Con inestabilidades determinadas por los vaivenes en la política de autorizaciones, un particular brinda este servicio con una camión que cobra una cantidad, modesta para estos estándares, de cinco pesos. Como gesto excepcional, el hombre ha accedido a permitir que los estudiantes abonen solo dos pesos, a condición de que vayan de pie.

Una vez en la escuela, Marilú pasa la jornada de la mañana y también, por orientaciones estrictas de las autoridades de funcionar de esa manera, la de la tarde. Esto implica la necesidad de almorzar, pero el centro escolar no brinda este servicio. Los estudiantes deben agenciarse algo por su cuenta, y lo menos que cuesta un refrigerio, poco sano para sistematizarse, de una pizza y un refresco, es algo más de diez pesos.

Por suerte la familia de Marilú tiene, además de una finca de donde extraen con mucho trabajo el sustento material suficiente, la suficiente conciencia como para invertir en la hija los más de doscientos pesos mensuales que nos va costando esta historia. Ahora esa suma crece un poco, no exponencialmente gracias a que la escuela en sí, esto es, las clases, son gratuitas, y los libros los que hay se facilitan en préstamo igualmente sin costo; pero crece por varios factores. El uniforme amortigua los costos; un poco, porque llevar zapatos viejos es una humillación difícil de tragar en esa etapa. Para otros insumos ¬ libretas, bolígrafos hay que poner también una tierrita de vez en cuando. Otras familias con condiciones económicas no tan sólidas como la de Marilú, o de pensamiento más conservador ¬-abundante, incluso más, en los ambientes rurales-, podrían y de hecho llegan a la conclusión de que ya la muchacha estudió lo suficiente y que lo que le corresponde es empezar a servir económicamente a la familia, y hasta conseguir un marido proveedor.

Como la familia de Marilú también puede, se permite pagar a varios repasadores que suplen las deficiencias de los bisoños profesores de esta, cuando no la llana ausencia de los mismos. Marilú aspira a entrar a la Universidad, y más le vale sacar buenas notas en los exámenes de Español y Matemáticas.

Lejos, pero no demasiado, del pueblo de Marilú, vive Yoenis. Yoenis puja cada madrugada con un par de ómnibus en la capital del país para llegar al ISPJAE, donde se prepara como ingeniero. Yoenis, como Marilú, no paga un centavo por el derecho de asistir a clases impartidas por doctos profesores, ni por los libros que recibe en préstamo, ni por usar los laboratorios de computación. Pero tampoco dispone de almuerzo, solo asegurado para los estudiantes becados del interior del país. Y a esa edad, los jóvenes tienen un hambre... Yoenis recurva por los pequeños dispendios de víveres que florecen alrededor de la CUJAE, como también se le llama a su universidad pero, en esta capital, una merienda de medio palo para pasar el día se lleva, igualmente, no menos de quince pesos. Vaya, más de trescientos al mes.

En el barrio de Yoenis, la mayoría de sus coetáneos ya están en algún tipo de actividad económica, más diestra o más siniestra. Un par de chicas ya se buscaron maridos y, un chico, una novia española. Él es el único que todavía es mantenido por sus padres; con el agravante, cuando se compara con Marilú, de que en la Universidad no hay uniforme... Yoenis se debate entre el calvario juvenil que es ser el peor vestido del aula, prácticamente el paria, y las malas caras que recibe cuando no le queda más remedio que sustituir un pantalón roto o un pulóver ajado más allá de lo concebible en el ambiente docente. El mensaje velado que recibe, con cada ayuda monetaria, le hace quedar como el vago que solo anda con libros cuando todos ya están doblando el lomo. Pero quemarse las pestañas oyendo el refunfuño tras sus espaldas, es lo único que le permite a Yoenis mantenerse casi a la par de los compañeros de familias con tradición profesional que les pueden aclarar las dudas a sus vástagos, o de aquellos más acaudaladas que pueden pagar al repasador correspondiente. Tal vez terminar la carrera sea el único camino hacia adelante y más allá de la precariedad, pero Yoenis lo tiene muy cuesta arriba.

El ajuste de la plantilla de estudios de nivel superior no deberá esgrimirse como razón para la exclusión de unas clases de personas de estos niveles educativos. La renuncia al propósito disparatado, de hecho de una educación superior total tendría que ser sucedida por una política de captación basada en capacidades intelectuales y no económicas. Lo contrario simplemente consolidará y ensanchará la desigualdad, destruyendo de paso los puentes que podrían tomar muchas personas jóvenes para salir de las condiciones de marginalidad en que se encuentran.

Puede argumentarse que, en Cuba, se gana más dinero hoy en día con cualquier profesión manual que con una carrera universitaria. Pero este argumento peca de unilateral, pues una cosa es tener dinero y, otra, salir de la marginalidad, convertirse en alguien. El profesional tiene muchas más puertas abiertas, como bien lo saben las familias acomodadas que no reparan en gastos para enrumbar a los herederos. La existencia de estratos muy bien conocidos donde corre mucha plata, torna insostenible el argumento de que no hay de dónde sacar para garantizar los derechos de Marilú y de Yoenis.

Este servidor lo tiene muy difícil cuando trata de elucubrar una solución al enraizamiento en nuestra de las desigualdades sociales que, en materia educativa, implica inevitablemente el deterioro de las condiciones y posibilidades de estudio de los y las estudiantes jóvenes provenientes de familias de menores ingresos. Los mecanismos amortiguadores que tomaban lugar en los centros educacionales como alimentación, transporte en algunos casos, mayor cantidad de material escolar y hasta calzado, han sufrido los recortes de los presupuestos sociales y nadie espera que esto se revierta en un momento cercano más bien todo lo contrario. De hecho, a veces se presenta públicamente esta situación como los éxitos del día, con un discurso público indistinguible del prevaleciente en las sociedades del neoliberalismo. La extensión y naturalización de la actividad de maestros particulares hace punto menos que risible la asunción de que la educación privada esté proscrita o, siquiera, mal vista.

Así que será un cuestión de mucho trabajo el lograr evitar que, a nivel de la sociedad cubana entera, las desigualdades sociales se vuelvan determinantes en establecer quiénes pueden estudiar y hasta qué nivel. Mucha gente deberá darle coco al asunto, mucha insistencia será imprescindible, muchos esfuerzos y sacrificios de otras partes y propósitos, en pro de que el dinero de sus padres, o la falta de este no se constituya en el obstáculo insuperable para que Marilú y Yoenis puedan aspirar a alcanzar aquello a lo que tal vez le permitan su talento y esfuerzos personales.

La Seguridad Cubana por Fernando Ravsbergtop

Elías Carranza, un alto funcionario de la ONU para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente, declaró que Cuba es el país más seguro de la región, no presenta la grave situación de violencia que caracteriza al continente y tiene grandes logros en la reducción de la criminalidad.

De inmediato me puse a buscar datos sobre los delitos más comunes en la isla y cifras que nos permitan comparar con otros países de la región, pero las autoridades no entregan prácticamente ninguna información al respecto.

Tampoco aparece el tema en los medios de prensa nacionales, carecen de "página roja" y no publican nada sobre crímenes, robos, violaciones o asesinatos, ni siquiera escriben cuando mueren de hambre 33 pacientes en un psiquiátrico.

Para contrarrestar el vacío los ciudadanos crearon "Radio Bemba", la trasmisión de persona a persona. Es cierto que la información se deforma un poco, pero viaja con asombrosa rapidez, en horas puede llegar a La Habana la noticia de un crimen ocurrido en la provincia de Holguín.

Viviendo en Cuba uno "siente" que existe bastante seguridad ciudadana. Nadie teme pasear por las noches. Yo he caminado por barrios marginales sin ser agredido y, en 20 años, el caso más violento que sufrí fue el jalón al bolso de mi esposa en La Habana Vieja.

Y no soy el único. Un camarógrafo afroamericano que trabajó en Cuba y se movía por los barrios más "difíciles" de La Habana, nos decía riendo que los delincuentes cubanos son niños de pecho comparados con los del barrio donde nació en Nueva York.

Mirando a nuestro alrededor -Haití, México, Centroamérica, Colombia, Venezuela, Brasil, EE.UU.- uno se pregunta cómo los cubanos han logrado mantener estos niveles mínimos de violencia social. La respuesta abarca muchos factores y ninguno resulta sencillo de analizar.

Antes de 1959 la isla no era tan pacífica. Los pistoleros llegaron a ser tan fuertes que un presidente de la República negoció con ellos y los nombró policías. Después, para completar la faena llegaron los mafiosos de EE.UU. y se adueñaron de los casinos.

El control de la criminalidad violenta en Cuba debe agradecerse en primer lugar a Washington que los obligó a crear un eficiente servicio de seguridad, capaz de infiltrar y mantener durante años a una espía en la Agencia de Inteligencia del Pentágono (DIA).

Aprendieron a defenderse de los planes violentos de su vecino -invasiones, intentos de asesinato, atentados, sabotajes, alzados, etc.- y aplicaron los mismo principios generales y las mismas técnicas para deshacerse de la delincuencia común.

Infiltraron a los grupos delictivos más violentos y los capturaron uno a uno. Finalmente algunos fueron al paredón, otros terminaron en la cárcel y muchos dejaron el país, aprovechando las facilidades migratorias ofrecidas por EE.UU. a todos los cubanos.

A fines de los 90 el narcotráfico había comenzado a crecer en la isla, movían más volumen de droga, lograron estabilidad en la oferta y tenían comprados a algunos policías. A la vez se tornaron más violentos y cometieron algunos crímenes atroces.

Entonces los servicios de inteligencia entraron en acción apoyados en la información de los Comités de Defensa de la Revolución, los CDR, en una operación a nivel nacional que metió en prisión a los principales traficantes y a sus cómplices.

Hay un CDR en cada cuadra de cada ciudad o pueblo y hacen guardias nocturnas a lo largo de toda la isla. Jugaron un papel clave en la desarticulación de la oposición violenta de los 60 pero su vigilancia también es un obstáculo para la actividad delictiva en general.

Durante décadas los CDR fueron tan poderosos que extendían avales políticos a los vecinos. Hoy han perdido protagonismo y devinieron en una especie de versión tropical de las cámaras que vigilan las ciudades europeas, esas que siempre nos observan aunque no las veamos.

Confieso que a veces resultan molestos. Si un desconocido se queda en mi casa varios días vendrán a preguntar y apuntarán sus datos personales con lo que esconder a un delincuente, a un infiltrado de la CIA o a una amante resultará igual de complicado.

Pero el componente más importante para contener el nivel de violencia social podría ser el cuidado de la infancia. El exvicepresidente Carlos Lage dijo en la ONU que 200 millones de niños en el mundo duermen hoy en las calles y que ninguno de ellos es cubano.

Eso explica que en Cuba no haya chicos sicarios, mareros, traficando drogas o robando en pandillas. Es natural que no existan porque no hay ni un solo niño de la calle, todos están bajo la protección de sus familias o de instituciones estatales.

La mejor incubadora de delincuentes violentos es la propia violencia social que sufren millones de infantes en el mundo, abandonados por sus padres, durmiendo en parques, comiendo de la basura, abusados sexualmente e inhalando pegamento.

Ya no hace falta ir a los barrios marginales del continente para comprender por qué el escritor Mario Benedetti sentenció que la infancia "es a veces un paraíso perdido, pero otras, es un infierno de mierda". Y es en los fuegos de esos infiernos donde se forjan nuestros

Por la Congelación de los precios en las tiendas en divisastop

Hoy, martes 5 de junio, en la emisión estelar del NTV, se transmitió un reportaje muy interesante y muy incisivo sobre el sistemático aumento de precios de artículos de primera necesidad en las tiendas recaudadoras de divisas (aparte de aspectos desconcertantes, como que un mismo producto tenga precios diferentes en tiendas DE UNA MISMA CADENA, y la escandalosa existencia de las llamadas multas a las que nadie, ni administradores, ni inspectores, ni supervisores, ni nadie pone coto. Estos aspectos desconcertantes, por cierto, son conocidos por todo el mundo, y se producen desde hace ya mucho tiempo).

Ante todo esto, resulta oportuno hacer los siguientes planteamientos:

1. Que se decrete por las autoridades una inmediata CONGELACIÓN DE PRECIOS en los productos de primera necesidad que se comercializan en las tiendas recaudadoras de divisas. La medida de congelación de precios se ha adoptado en diferentes países, y en diferentes momentos, con el fin de proteger los intereses de los consumidores (de la población). ¿Por qué no imponerla también aquí, con mayor razón, dadas las características de nuestro sistema económico, social y político?

Sobre este primer planteamiento, dos consideraciones adicionales:

a) Se sabe, ciertamente, que los alimentos y otros productos han aumentado de precio a nivel mundial, pero ¿NO CUBRE YA EL 240% QUE HACE AÑOS SE IMPONE AL PRECIO DE VENTA DE LOS PRODUCTOS EN NUESTRAS TIENDAS, CUALQUIER AUMENTO DE PRECIOS QUE SE PRODUZCA O PUEDA PRODUCIRSE EN LAS IMPORTACIONES? ¿Tienen que afectar estos incrementos adicionales el bolsillo de los consumidores?

b) Se ha reconocido oficialmente en los últimos tiempos, y por las más altas autoridades, que EL SALARIO NO ALCANZA. De manera que CUALQUIER AUMENTO DE PRECIOS HACE QUE EL SALARIO ALCANCE MENOS, con todas las consecuencias negativas de diversa índole que esto provoca.

2. Que se explique oficial y públicamente por quien corresponda (¿el MINCIN, las cadenas de tiendas?), las razones para las variaciones de precios entre cadenas, y entre tiendas de una misma cadena, y qué se hace por eliminar el fenómeno de las multas (su nombre real es ROBOS, y de los más descarados).

La pelota, el fenómeno cultural de mayor arraigo en Cuba
por Graciela Pogolottitop

De noviembre a mayo, la fiesta crece poco a poco. La pasión pelotera germina en los juegos manigüeros con sus altibajos incompresibles, como un motor que arrancara en falso una y otra vez. Esa cotidianidad algo monótona tiene, sin embargo, sus seguidores, inspirados en el orgullo local y, sobre todo, en el debate ininterrumpido de las peñas, allí donde todos, en paridad de condiciones, califican de expertos, desafían la autoridad del manager y narradores deportivos y desarrollan facultades poco frecuentes entre nosotros: el análisis y la crítica. Se desmontan los mecanismos del juego y se someten a escrutinio cada jugada, tanto como el pensamiento estratégico que conduce el encadenamiento de las acciones.

Con el transcurso de las semanas, el jugo de la caña se depura y el calor se expande de la caldera a la gran fábrica, invade el batey hasta que todos y cada uno, jóvenes y viejos, intelectuales, obreros, campesinos y cuentapropistas, estamos involucrados en las expectativas del desenlace. La pasión se desborda y atraviesa transversalmente todos los sectores de la sociedad. Es, sin duda, por su fuerza contaminante, el fenómeno cultural de mayor alcance y arraigo.

Nunca he visitado un estadio, salvo cuando, en mis tiempos de estudiante, nuestro profesor de Historia de Cuba, el muy singular Elías Entralgo, nos convocaba una vez a la semana a jugar pelota en la instalación universitaria que todavía existe y funciona. Nunca pude lograr que el bate tropezara con la bola. Se me escapa la coordinación temporal. Intenté en vano solicitar la ayuda del azar. Desconfiaba de mis propias habilidades y cerraba los ojos. El madero seguía operando en el vacío. Por contagio, era partidaria del equipo Almendares. La continuidad del azul me induce a simpatizar con Industriales, aunque lamento que el alacrán haya sido sustituido en operación sincrética por el león del entonces rojo club Habana.

El último play off de la pelota nacional estremeció a la Isla entera. El fenómeno tiene razones y raíces complejas y profundas. Un amigo, nacido en la capital, simpatizó sucesivamente con Matanzas y Ciego de Ávila. Como José Martí, me dijo, quiero echar mi suerte con los pobres de la Tierra. La mayor parte de los casos, sin embargo, el comportamiento individual y colectivo no tiene base tan racional. Cuando el desenlace se va acercando, el despliegue de los debates y la información de los medios polarizan la rivalidad y sumergen a cada persona en la fiebre generalizadora. Como en el proceso de carnavalización descrito por Bajtin, la creatividad latente y la voluntad participativa rompen las ataduras. El juego se convierte en espectáculo, no solo por lo que ocurre en el terreno donde, a diferencia del fútbol, las jugadas rápidas alternan con el más lento enfrentarse del pitcher y el bateador, atávico tironeo entre el dominador y el dominado. El estruendo sonoro de las gradas acrecienta la atención. A su manera, los espectadores también se han transformado en protagonistas. Se desarrollan así dos discursos paralelos, interconectados por los incidentes del juego. El público manifiesta su necesidad expresiva por múltiples vías. La palabra señorea al increpar al otro, al espectador cercano, al manager, al pelotero que comete una pifia, batea el jonrón oportuno o roba una base con eficaz audacia. El vocabulario adquiere colorido y riqueza. La gestualidad improvisa coreografías insospechadas fruto de la imaginación creadora, los cocodrilos enfrentan a los leones mientras algunos, a pesar del calor de la temporada, visten la piel rayada de un tigre. Las individualidades se funden en espíritu colectivo, porque al estadio se va en familia, en grupos organizados desde el barrio, junto con viejos compañeros de peña deportiva.

Por su fuerza, su creatividad y espíritu participantes, por constituirse en punto de convergencia de todas las capas de la sociedad, la pelota ha venido a ocupar el sitio que antaño correspondiera al carnaval, subsistente hoy en Santiago, en las parrandas villaclareñas y en los festejos de Bejucal, mortecino ya en La Habana. Hijos de tradición similar, la pelota y el carnaval inician su cocción en lo más profundo del barrio. La preparación de muñecos y disfraces canaliza una imaginación que no suele desplegarse en la vida cotidiana, sometida a otras convenciones en el vestir y en el modo de relacionarse. Hace más de 30 años, Antonia Eiriz detectó esa fuente de un imaginario popular latente de raigambre carnavalesca cuando incitó a sus vecinos de Juanelo a volcarse en la fabricación de objetos de papier maché. En efecto, desde los tiempos más remotos, trabajo y diversión han tenido sutiles vasos comunicantes. Después del intenso laboreo de las cosechas, las celebraciones juntaban a hombres y mujeres en el jolgorio. La personalidad individual crecía, fundida en los cantos y bailes del grupo.

En lo más álgido del campeonato, en el estadio o ante el televisor hogareño, el espectador no permanece como ente pasivo. Sostiene el bate en la mano en las jugadas decisivas, discute con el árbitro y con el manager y se desliza en la base para asegurar una carrera a su equipo. Nadie queda inmune del contagio progresivo. Al final, sentimos todos un enorme vacío. En el barrio, cada cual se repliega al vivir habitual. Pero las cenizas mantienen el calor hasta la próxima temporada.

La pelota ha permeado el habla del cubano. La investigadora Lidia Castro estudia el reflejo del deporte en el idioma de la Isla. Estamos en tres y dos cuando nos hallamos en situación límite ante una disyuntiva. Partimos el bate cuando alcanzamos un logro extraordinario. Por un descuido, nos cogen fuera de base. La lista es muy larga. Pero esas expresiones enriquecen y dan colorido al lenguaje. No fue lingüista Bobby Salamanca, pero intuyó esa particularidad comunicativa, tanto como el hilo secreto que vincula todas las instancias del hacer humano, diversión y trabajo, entre tantas otras. Inspirado por la zafra del 70, esfuerzo monumental que involucró al país entero, introdujo el léxico azucarero en la narración del juego. La guardarraya podía estar limpia y la caña a tres trozos. Para cerrar el tema del vocabulario, recuerdo que, desde la infancia, quienes suspendían un examen recibían un ponche.

Multifacética, la pelota toca todas las aristas de la vida nacional. La radio y la televisión contribuyen a llevarla a todos los hogares. Pero, desde mucho antes se fue expandiendo. Los historiadores afirman que en los inicios, llegó a los EE.UU. a través de jóvenes pertenecientes a las elites económicas que estudiaron en ese país. Puede que, en reacción contra la metrópoli española se contrapusiera al fútbol, del mismo modo que la lidia de gallos ofrecía una alternativa a la corrida de toros. Lo cierto es que, del ámbito de los clubes aristocráticos pasó a convertirse en deporte popular y los muchachos jugaban en los solares yermos con guantes, bates y pelotas improvisados. El sector pudiente blanco optó por las regatas y la natación y cedió el paso a negros y mulatos, devenidos pronto héroes legendarios que horadaron el valladar del color establecido en el profesionalismo norteamericano.

Para ahondar en el tema de la cultura, sería útil convocar a un taller multidisciplinario con especialistas del sector deportivo, antropólogos, miembros de la UNEAC donde son muchos los aficionados entre escritores y artistas, funcionarios y animadores de la cultura.

La modernidad, con la revolución industrial y el crecimiento de las ciudades, ha modificado la naturaleza de la cultura popular, antes de base campesina, asociada a lo que los románticos denominaron folclor. La producción artesanal, sustituida por la producción en serie se convirtió en artículo de lujo. Nacidos en el ámbito del trabajo, bailes y cantares pasan al olvido, perdida ya su funcionalidad original. Sus células rítmicas básicas, elaboradas por artistas se difunden a través de los medios sometidos a un sofisticado proceso de mercantilización y mercadeo. En los grandes conjuntos urbanos, los ciudadanos se aíslan en apartamentos y pierden los nexos solidarios. En ese contexto de aparente conformismo, subsisten sentimientos de vacío y de pérdida, síntomas de graves carencias espirituales. Surgen fórmulas sustitutivas, prácticas religiosas alejadas de las instituciones tradicionales, llamadas la astrología y la cábala para encontrar asideros en medio de las incertidumbres del mundo contemporáneo. Comienzan a manifestarse las tribus urbanas. Como el agua que desborda las márgenes del río, la creatividad contenida por modelos de diversión impuestos desde arriba, busca otras vías de expresión.

Por múltiples razones, en Cuba, la vida barrial no ha muerto. El clima obliga a mantener abiertas puertas y ventanas. Los vecinos intercambian gestos de colaboración solidaria. Las escaseces y el racionamiento han generado peculiares formas de convivencia. La cola contribuye a difundir informaciones de toda índole, elabora estados de opinión, mientras el grito llegó el pollo se expande por calles y pasillos, de balcón a balcón en acto de elemental solidaridad. A pesar de las migraciones persiste una memoria barrial en los pasos de los Guaracheros de Regla y los Alacranes del Cerro. Entre los conservadores de esas tradiciones palpita una capacidad potencial de liderazgos. Allí donde la semilla generadora de antiguas celebraciones, como sucedió con las parrandas remedianas, no ha muerto, conviene irrigar y quitar obstáculos del terreno para que renazca, anime y exprese el existir y los sueños de la comunidad. Inútil desperdicio de recursos y esfuerzos resultaría, en cambio, intentar desde arriba el suministro de respiración artificial para revivir lo ya desaparecido en virtud del paso del tiempo y la recomposición del tejido social.

El fervor creativo suscitado por el campeonato de pelota revela, que entre nosotros, la cultura popular conserva potencialidades inexploradas. Hay que poner oído en tierra para escuchar el latido, para detectar el modo de salvar su poder convocante y las fuentes de su afirmación vitalista. El Rey Momo sigue renaciendo cada año con alegre desparpajo. Corresponde a los protagonistas del acontecimiento en cada lugar, junto a especialistas en distintas disciplinas, encontrar el modo de garantizar su continuidad.
 

Comunidad Cubanoamericana Futuro y Relaciones con Cuba
por Jesús Arboleya Cervera top

Mucho se habla de los cambios que están teniendo lugar en la comunidad cubanoamericana como resultado de la llegada de los nuevos emigrados y, en tal sentido, se enfatizan sus diferencias con el llamado exilio histórico, hasta ahora base política de los sectores dominantes de la extrema derecha.

Tal conclusión no deja de ser cierta. Evidentemente, los nuevos emigrados responden a orígenes clasistas e históricos distintos a sus antecesores, por lo que su creciente peso demográfico en el conjunto cubanoamericano ya se expresa en sus inclinaciones políticas, particularmente en lo referido a las relaciones con Cuba. No es por gusto que la extrema derecha esté proponiendo modificar incluso la Ley de Ajuste Cubano, con tal de limitar su impacto en la vida política miamense.

Sin embargo, en mi opinión, el cambio fundamental en la composición de la comunidad cubanoamericana y lo que a corto plazo augura cambios relevantes en su estructura y manifestaciones culturales y políticas no radica en los nuevos emigrados, sino en factores endógenos, expresados en el hecho de que cerca de la mitad de los componentes de esa comunidad son nacidos en Estados Unidos.

A diferencia de los nuevos emigrados, que por lo general aún transitan el largo proceso de integración a la sociedad norteamericana y, por tanto, son los menos favorecidos económicamente y los que menor influencia tienen en la política local, los nacidos en Estados Unidos constituyen el grupo más dinámico de la comunidad cubanoamericana.
La composición etaria de la segunda y tercera generación de inmigrantes cubanos abarca desde los recién nacidos, hasta personas que ya arriban a los 50 años, por lo que se trata de un grupo relativamente joven, en pleno desarrollo, que tiende a imponer su impronta en el futuro inmediato de la comunidad cubanoamericana, pudiendo transformar muchos patrones que aún la caracterizan.

Un 41 % de los que se encuentran en edad laboral ocupan empleos en la escala superior del mercado del trabajo y solo el 12 % vive por debajo del nivel de pobreza, conformando el grupo más favorecido en la escala social del conjunto. A lo que se suma que en su totalidad son ciudadanos norteamericanos, mientras que apenas tiene esta condición un 25 % de los nuevos emigrados, lo que implica que ya hoy constituyen la mayoría de los potenciales votantes o están abocados a serlo.

La emergencia de nuevos políticos cubanoamericanos también refleja el creciente papel de esta generación en la vida política local, a pesar de que aún no son representativos de renovadas actitudes políticas, sino continuadores de las tradiciones que han caracterizado a sus antecesores. La razón de este desfase, es que su ascenso ha sido a través de las maquinarias políticas tradicionales, vinculadas con los sectores más conservadores del país.

No es posible afirmar, por tanto, que el impacto de estas generaciones implicará un movimiento automático hacia la izquierda. En definitiva son, en su mayoría, los descendientes directos del exilio histórico y esta influencia ha marcado sus vidas en muchos sentidos. Tampoco son ajenos a una dinámica política que, basada en el enfrentamiento con Cuba, los ha beneficiado; a las corrientes neoconservadoras que han influido en toda la sociedad norteamericana y a la relación especial de Miami con la oligarquía latinoamericana y las empresas transnacionales norteamericanas que operan en la región.

Sin embargo, existen indicadores que demuestran cierto distanciamiento de las posiciones sostenidas por sus padres y abuelos, ya que son el único segmento de la comunidad cubanoamericana mayoritariamente demócrata, un indicador que ni siquiera muestran los nuevos emigrados. Si en 2008 Obama obtuvo un 35% del voto cubanoamericano, se debió en parte a que así lo hizo un 65% de aquellos comprendidos entre las edades de 18 y 29 años, la mayoría de los cuales debe corresponder a los que nacieron en ese país.

Si bien la diferencia entre republicanos y demócratas ha perdido relevancia en buena parte de la sociedad norteamericana, este no es el caso de la comunidad cubanoamericana, donde sirve para diferenciar, en buena medida, las fronteras políticas, toda vez que alrededor de la afiliación republicana se ha construido básicamente la maquinaria de la extrema derecha y ello constituye tanto un aspecto diferenciador de los cubanoamericanos respecto al resto de los latinos, como expresión simbólica de su reticencia al mejoramiento de las relaciones y los contactos con Cuba, un aspecto donde también aparecen marcadas diferencias.

En 2011, el Cuban Research Institute (CRI) presentó los resultados de una muy comentada encuesta relativa a las actitudes políticas de la comunidad cubanoamericana, donde el 71 % de los nacidos en Estados Unidos apoyó restablecer las relaciones de Estados Unidos con Cuba, un porciento casi idéntico al de los que emigraron después de 1994 y muy superior a la media cubanoamericana (58 %).
 
Está claro que para este segmento poblacional cubanoamericano, Cuba representa algo distinto a lo que ha sido tanto para el exilio histórico como para los nuevos emigrados. No obstante, diversos indicadores muestran que existe interés por el contacto con sus orígenes y que las relaciones con el pueblo cubano pueden ser mayores a las que podemos suponer, aunque la mayoría de ellos ni siquiera ha visitado el país. De hecho, se calcula que el 47 % envía remesas a sus familiares y, según la encuesta del CRI, un 44 % plantea estar dispuesto a invertir en Cuba cuando esto sea posible.

Aunque dada la cantidad de variables que intervienen en el mismo, es difícil pronosticar la evolución que tendrá este proceso, resulta evidente que estamos en presencia de una situación histórica nueva, toda vez que la sociedad cubana ha transitado por una evolución similar y la mayoría de sus ciudadanos no había nacido cuando triunfó la Revolución.

Entonces serán las nuevas generaciones las encargadas de determinar el futuro de las relaciones entre cubanos y cubano-americanos y con seguridad lo harán a su imagen y semejanza. 

La Ciencia (y la educación) como formas de ejercicio del poder
por
Esteban Moralestop

Las ciencias, las sociales y humanísticas, en particular, pertenecen a un tipo de actividad diferente de la política, aunque se encuentran en estrecha y objetiva interacción con ella. Lo cual se nos hace más complejo, cuando no entendemos que, en determinadas circunstancias, la ciencia puede traer aparejado también (de hecho lo es) una forma de ejercicio del poder.[1]

La ciencia es, en sí misma, una forma de poder, por lo cual su ejercicio, dirección y control, no debe ser puesto en manos de la burocracia, sino de aquella parte de la sociedad civil que despliega el trabajo dentro de ella, quienes deben velar por conducirla a la generación de sus resultados para la sociedad.

Si la ciencia no está en manos de quienes la desarrollan, existe siempre el peligro de que algún burócrata se preocupe más por hacer carrera política, que por los verdaderos intereses del trabajo científico. No es nada difícil padecer esos males, cuando al frente de una institución científica no ponemos a un cuadro científico, sino a un burócrata, a un simple administrador. Lo cual no permitiría que fuera la sociedad la que ejerza el poder de la ciencia, en función de sus verdaderos intereses.
Sería tonto imaginar, además, que se puede ejercer el poder oponiéndose a la ciencia, o situándose siempre frente a ella para validar el ejercicio político; lo cual solo podría hacerse sometiendo al científico a las presiones y designios del poder político. Combate que la ciencia estará siempre en posibilidades de ganar, porque sus triunfos brotarían de una posición ignorante de la política, sobre cuál es el verdadero papel de la ciencia y sus potencialidades para cumplirlo.

Quienes poseen la base científica y los instrumentos para su práctica, estarán siempre en ventaja frente a los que pretenden hacer política ignorando la ciencia .Pues estos últimos se encontraran, a cada paso, ante una fuerza desconocida que no les permite actuar por la senda del simple pragmatismo o de la consecución de sus intereses burocráticos e individuales.

Por tanto, el verdadero ejercicio del poder, sin el concurso de la ciencia, genera contradicciones que solo tienen el camino de su solución por la vía de que las ciencias y en particular las sociales y humanísticas, puedan desenvolverse dentro de un marco democrático, que las reconozca y les ofrezca el más amplio espacio para su desenvolvimiento y desarrollo. No pudiendo además olvidar, que las ciencias sociales y humanísticas también abarcan el entorno social y político dentro del cual se desarrollan ellas mismas y todas las demás ciencias.

No ha sido difícil entre nosotros, observar a veces un tecnocratismo que olvida lo anterior. Por lo que la orientación metodológica de la política científica ha tenido que sufrir, no pocas veces, tener a científicos de un campo (ingenieros, matemáticos) orientando metodológicamente el trabajo de las ciencias sociales, para lo cual, por supuesto, no están preparados. Lo que, con frecuencia, ha tenido lugar a nivel de la Educación Superior. Situación, por suerte, ya superada.

Lo antes dicho encierra múltiples implicaciones que abarcan las direcciones siguientes:

Si las ciencias sociales y humanísticas no se despliegan dentro de un ambiente democrático, es decir, en los marcos de un sistema político que las reconozca y les permita desempeñar el lugar que estas tienen dentro de la política, las contradicciones que se generan no tienen nada que ver con las relaciones entre política y ciencia dentro de una sociedad como la que Cuba se ha propuesto lograr: de predominio de la propiedad social, modelo económico propio, colaborativa¸ solidaria y de hombres de ciencia.

En particular, las ciencias sociales y humanísticas y los medios masivos, deben colaborar estrechamente entre sí, para entregar a la población un nivel informativo transparente, científicamente solido, realista y socializado, que permita a la sociedad civil desempeñar su papel de librar la lucha por el perfeccionamiento crítico de la economía, la sociedad, la cultura y el individuo.[2]

La sociedad debe garantizar que la ciencia sea liderada por los científicos más prominentes, e identificados con las tareas que estas deben cumplir dentro del desarrollo social. Por lo cual, la democracia en el tratamiento de la ciencia debe llegar hasta la aplicación del carácter electivo de aquellos que desempeñan las tareas de dirección dentro de la ciencia. Evitando los mecanismos burocráticos, de dedo, que desde arriba designan a los cuadros de dirección.

Ello quiere decir, que un cuadro de la ciencia debería ser elegido a partir del ejercicio democrático electivo, por las masas de aquellas instituciones en las que van desempeñar su labor de dirección. Es cierto que un cuadro de dirección científica es al mismo tiempo un cuadro político, pero ello no quiere decir que por eso, tenga que ser designado desde afuera por la supra estructura burocrático- política. Lo cual es válido para cualquier nivel de la estructura científica. Es decir, un dirigente científico debe ser elegido dentro de su institución, por aquellos a los cuales va a dirigir.[3]

Las instituciones científicas deben también tener la capacidad de diseñar su propia política científica, dentro de los principios más generales que reflejen las necesidades de la ciencia para el país. Pero en relación directa con el techo de sus potencialidades científicas. Lo cual no es un proceso burocrático, sino esencialmente científico a todos los niveles y de manera diferenciada, según las potencialidades de cada institución en cuestión .Pues líneas de investigación científicas bajadas centralmente, desde arriba, lo que hacen es forzar a uniformar instituciones que no deberían ni podrían ser uniformadas. Existiendo no pocas veces la tendencia, más a tratar de uniformar a las instituciones científicas, que a reconocer y aprovechar las potencialidades específicas de cada una.[4]Lo cual es de hecho una tendencia a la burocratización de la ciencia.

Por otro lado ciencia y educación no se pueden desligar. Teniendo que existir canales comunicantes entre ellas. Aun más, es que existe una relación objetiva de dependencia mutua entre ellas.

Sin la educación, la ciencia no podría recibir la materia prima fundamental de su existencia y desarrollo: el científico. A su vez, la educación sin la ciencia se estancaría y hasta podría desaparecer, al no disponer de la fuente nutricia de su continuo desarrollo y perfeccionamiento. Por ello, el problema tantas veces confrontado con la introducción de los resultados de la ciencia a la vida social, no es un simple asunto de reconocimiento del trabajo científico, sino una cuestión de supervivencia de la educación y de la propia ciencia.

Aun puede ser peor, como nos está ocurriendo hoy con la temática racial, la que apenas forma parte del currículo académico de nuestras universidades y presenta todavía un bajo reconocimiento en los planes de investigación de la política científica a nivel nacional.[5]

Los estudios en La universidad y la educación en general, no parecen estar en correspondencia con las necesidades que plantea el estudio de un tema tan ligado a la discriminación, la desigualdad y la pobreza. Fenómenos que agreden hoy con fuerza a la sociedad cubana, convirtiéndose en un problema político que puede acarrear serias consecuencias. Siendo también aun insuficiente el trabajo que se realiza para desterrar el occidentalismo de nuestra enseñanza.

Durante el periodo 1989-1994, la crisis, esencialmente económica, afecto a la población más pobre, a la negra y mestiza en particular, poniéndolas en una condición de precariedad social que aun no ha podido ser superada, sino que se ha agravado. Hoy vuelven a proliferar las llamadas cuarterías, los barrios marginales y condiciones precarias de vida, que amenazan con devenir en focos de explosividad política. Observándose con claridad en tales escenarios sociales, la precariedad en la vida diaria, la ausencia de auto estima, la tendencia al delito, la ética precaria o inexistente, la convivencia con la corrupción, el mercado negro y otros males que nos afectan. Provocando fenómenos de retroceso de los niveles sociales que la nación cubana había logrado alcanzar en los años de Revolución.

Pero ciencia y educación, vistas más allá de sus mutuas interrelaciones, representan momentos específicos del proceso del conocimiento, que llevan Implícito exigencias concretas del desenvolvimiento de su actividad.

La ciencia y la educación, vistas como parte de la cultura, se intervinculan con otros sectores de la vida social, entre los cuales, a nuestro entender, los más importantes son los siguientes:[6]

1. La información
2. La economía.
3. La tecnología.
4. las artes.
5. la política.
6. El pensamiento social en todos los campos.
7. Las creencias y la religiosidad.
8. El entorno natural que rodea el hombre.
9. El entorno internacional en el que el país se desenvuelve.

Es decir, como parte del perfeccionamiento de la democracia que hoy lleva adelante el país, la democracia también debe entrar en el campo de la ciencia y la educación, fortaleciendo aquellas estructuras y métodos de dirección, dentro del trabajo científico y académico, que permitan una dirección más colegiada y menos burocrática . Dado que una ciencia y una educación, no verdaderamente democratizadas, chocaran continuamente con el peligro de su burocratización, que no quiere decir otra cosa, que ponemos a la ciencia y a la educación en manos de quienes no las manejarían realmente en función de los intereses de la sociedad como un todo. [7]

La Habana, Abril 26 del 2012.

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[1] No se trata solo de desarrollar la ciencia como tal, sino también, dentro de la estructura de poder, ponerla en manos de quien debe estar. Que por supuesto no es de una burocracia administrativa. Ver del Autor: Ciencia y Política un Dúo Complejo.

[2] De un proceso

[3] No pocas veces el cuadro de dirección es traído de fuera de la institución a la que va a dirigir. Aplicándose una política que no corresponde racionalmente, para lo que sería dirigir una institución científica.

[4] Ver: Documento sobre el Ranking de las Instituciones Universitarias de Iberoamérica y los lugares que las cubanas ocupan dentro del mismo...Para percatarnos de que no son uniformables, porque no presentan las mismas potencialidades. Por lo que resulta absurdo pensar que líneas de investigación bajadas centralmente pudieran ser desplegadas de manera igual por cada institución.

[5] El tema racial no forma parte del currículo académico en nuestras universidades. Presentando a su vez un muy limitado reconocimiento dentro de la política científica nacional. De qué modo se puede desconocer una temática sin la cual Cuba no podría ser explicada ni entendida .Las temáticas de raza y genero aparecen dentro de un acápite común para ambas, que por supuesto, resta importancia a la primera, que tendría personalidad en sí misma para ser jerarquizada dentro de la política científica. Permitiendo continuar jerarquizando el tema de género y restarle espacio al tema racial.

[6] Para ampliar sobre el concepto de cultura, ver: revista Catauro, No. 23 del 2011, pp.123-142.Donde es posible tomar conocimiento con el manejo que nuestro sabio Don Fernando Ortiz, hizo de este complejo concepto.

[7] Recientemente, en La Universidad de La Habana, se celebro un Seminario sobre la Reforma Universitaria de 1962. Pienso que a lo que más apuntan las discusiones que se tuvieron es a la necesidad de hacer una nueva reforma universitaria, que sitúe mas a la educación superior y a las universidades en particular, en correspondencia con las exigencias del momento actual que vive el país. Una Reforma Universitaria , que ya tiene con 50 años, no cuenta con posibilidades para tratar con los problemas que hoy debe enfrentar la educación superior. Sobre todo si de lo que hoy se trata, es de modificar el Modelo Económico de la sociedad cubana. La sociedad cubana, en los últimos 30 años, ha cambiado mucho, para imaginar que una reforma que data de 50años, pueda servirnos para lo que ahora se necesita.

 

Comentario del colega Ramón Torres Zayas a propósito del artículo Madre lesbiana lucha por recuperar la custodia de su hija o cuando la justicia pierde ante la homofobia, de Francisco Rodríguez Cruz (Desde La Ceiba - miércoles de junio de 2012)

Tato, por primera vez te escribo a "Desde la Ceiba", hoy con profundo asombro y una total indignación debido al trato que se le ha dado a la joven Anaíris Diepa, de Cumanayagua. Sabes que no debería aclararlo, pero "para que quede claro" soy un heterosexual consuetudinario que, sin embargo, enarbola las banderas la tolerancia, el respeto y, sobre todo, la diversidad. Con esta chica se les fue la mano: al ex, a la familia que en parte las entiendo, aun cuando no aplauda, pues han sido años, siglos, milenios de tradición patriarcal, con predominio del varón y entendida la sexualidad como mero ejercicio de procreación, por tanto condenada cualquier actitud homosexual. Sin embargo, que los tribunales hagan eco a posiciones tan tremendamente medievales ¡me parece demasiado! Vemos que muchas de las instancias estatales y legales no evolucionan, pese al esfuerzo por el cambio. "Haz lo que yo digo, no lo que yo hago", reza un viejo adagio popular, y allá en Cienfuegos parece que lo siguen al pie de la letra. Evidentemente, parece que no predican con el ejemplo, y eso le hace mucho más daño a la Revolución que el viejito que vende su paquete de café y a menudo acosa el celador policial.

"En pueblo chiquito infierno grande", dice otro apotegma del pueblo. No me cabe la menor duda ante tamaño escándalo. No quiero ser absoluto, pero la narración habla por sí sola. Ha sido aberrada no Anaíris por descubrir su orientación hacia el mismo sexo; lo es ¡y mucho! la madre que decidió darle la espalda, la familia que confabuló, el padre en su actitud agresiva y ¿por qué no?, herido su orgullo masculino, porque ha sido derrotado su pene de mil batallas ante un clítoris que apenas se asoma temeroso a la entrada de la vagina. Pero defrauda aun más que el propio tribunal esté parcializado por criterios tan obsoletos. Otra sentencia ¡y muy sabia!, señala: "No hay peor aberración sexual que la de no tener sexo". Anaíris lo tiene, aunque no de la forma que estamos acostumbrados. Para nada anormal, porque existe desde los albores de la humanidad; sin embargo, la discriminan por ser ¿diferente?

Un abrazo
Mongui

 

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