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Federico Aristides Soto (Tata Güines)
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El año de 1940 fue el momento decisivo para la conga como instrumento: fue el momento en que uno de los más grandes músicos cubanos de todos los tiempos: Arsenio Rodríguez, transformó el septeto de sones en conjunto, al añadirle dos trompetas, un piano y una conga o tumbadora. Hasta ese momento, la conga era un instrumento de baja categoría en la música popular cubana y su medio natural era el de la rumba y las comparsas. No obstante, cuando en 1948 Federico Arístides Soto decide emigrar a La Habana a probar su suerte, todavía le aguardaban años de vida trashumante: de día, vendedor de revistas, limpiabotas y en las noches, con la conga a cuestas, de Luyanó al Vedado, ganando 10 centavos por una presentación en la radio o cuando mucho y más, un peso por tocar bailes en academias como la de Marte y Belona. Eran tiempos en los que los congueros no eran considerados músicos. En la categorización de este instrumento y para que se considerara a sus ejecutantes como músicos de igual nivel a los restantes, influyeron varios factores. Uno de ellos, muy decisivo, fue la modificación que introdujeron en su construcción, los hermanos Vergara, a fines de la década del 40. Antes, los cueros se fijaban clavándolos en la estructura de madera hecha a partir de barriles de vino y había que afinarlos con velas cada dos o tres números. Este inconveniente acabó cuando estos hermanos introdujeron el sistema de llaves metálicas tanto para las tumbas, como para el bongó. Otro elemento indiscutible fue la legendaria figura de Chano Pozo, quien antes de emigrar a los Estados Unidos ya era estrella del show de Tropicana, fama que luego se acrecentó a partir de su incorporación a la orquesta de Dizzy Gillespie en 1946 y por recomendación de Mario Bauzá. Hijo del tresero Joseíto Alejo, Federico Arístides Soto Alejo, nació en el municipio de Güines el 30 de junio de 1930. Desde muy pequeño percutía sin cesar en el pupitre de su escuela y cuando salía con su cajoncito de limpiabotas, se desviaba hacia la esquina de Santa Bárbara donde no faltaba nunca el bembé. Curiosamente, comenzó tocando el bongó y luego, aprendió el contrabajo con su tío Dionisio Martínez, que lo introdujo tocando este instrumento en su conjunto Ases del Ritmo. Más tarde fundaría su propio conjunto: el Estrellas nacientes. Antes de abandonar su pueblo natal, ya se había familiarizado con el formato del jazz band, en donde existía una agrupación de este tipo: la Swing Casino. Ya desde que llegó de su pueblo le llamaban “Tata Güines”. Ese sobrenombre se lo había puesto Estela, la hermana de Arsenio Rodríguez, en cuyo conjunto tocaba antes de su etapa habanera. Por muchas agrupaciones pasó Tata antes de convertirse en manos de seda: Jóvenes del Cayo, Havana, Sport, la orquesta Sensación, la Gloria matancera y con la orquesta de Rafael Ortega en el cabaret Sans Souci. Ocasionalmente incursiona en otros géneros a partir de sus actuaciones cada vez más frecuentes en la radio, entre ellas, acompañó al grupo de Guillermo Portabales actuando junto a Celina González y Ramón Veloz. Viendo como los propios directores de las agrupaciones discriminaban a los congueros al punto de pagarles menos que a los otros músicos, Tata decide convertirse en un virtuoso, escuchar las grabaciones de las jazz band norteamericanas que pasaban por la radio, asimilar el mundo del jazz, su ritmo, sus acentuaciones y buscar la manera de de introducir la conga en ese universo. Estaba tratando de poner en práctica en La Habana lo mismo que su inspirador, Chano, había logrado en Nueva York. De él ha dicho Leo Brouwer:
Ya la década de los 50´s marca una etapa superior en su carrera. En 1952 integra la orquesta de Fajardo y sus Estrellas. En 1955 viaja a Venezuela, México En 1956 llega a Nueva York. Decide probar fortuna y se instala en la Gran Manzana.. Toca en el Palladium y allí coincide con Benny Moré quien hacía una temporada junto a Machito y los afrocubans, actuando juntos por espacio de dos semanas. Es contratado en el Waldorff Astoria, súper lujoso hotel donde adquiere status de solista y alterna en la escena con Josephine Baker, Frank Sinatra y Los Chavales de España. Bien pagado, pero discriminado, nunca se adapta a ese ambiente, el inglés se le resiste y decide regresar en 1960. Se puede clickear aqui para mas informacion y para comprar MANOS DE SEDA-FIESTA DE TAMBORES ==> |
No recuerdo mucho de aquella entrevista hecha en los años ochenta del pasado siglo. La maestría de entrevistador de Marqués era evidente igual que cierta timidez del entrevistado. Yo casi no podía creer que estaba frente a un mito de la música moderna, amigo de Frank Sinatra, Gillespie, Benny Moré, Chano Pozo y Miles Davies. ¡Qué bestia!
Tata Güines, one of the most important percussionists on the tumbadora, or conga drum, in the first generation of Afro-Cuban jazz and son montuno, died on Monday in Havana, where he lived. He was 77.
The cause was a kidney infection, according to Cuban state media.
Known for drawing a great range of sounds from his drums, with his fingernails as well as his hands, he was highly imitated, one of the best tumbadora soloists of his time, along with Chano Pozo and Patato Valdés.
Born Federico Arístides Soto in Güines, southeast of Havana, the son of a musician who played the six-string instrument called the tres, Mr. Güines moved to Havana in 1946. By the 1950s he was working with major Cuban bandleaders, including Peruchín, Bebo Valdés, José Fajardo and Chico O’Farrill. In the late 1950s he played as a soloist on the enormously influential recordings made for the Panart label of Cuban jam sessions led by Israel (Cachao) López, originally released as “Descargas en Miniatura.”
Also by the late 1950s he had joined forces with the pianist Frank Emilio Flynn, forming a new band, Quinteto Instrumental de Musica Moderna, later known as Los Amigos. But with the rise of the nueva canción singer-songwriter movement in Cuba, instrumentalists like Mr. Güines were falling out of favor. His second wind came with his participation in the “Estrellas de Areito” sessions in 1979, recordings made for Egrem, the Cuban state record company, which revived the descarga style from 20 years before.
By the ’90s, even before the waves of recognition for older Cuban musicians started by the “Buena Vista Social Club” film and record, Mr. Güines was recognized as an old master, and toured often. He recorded with the young conguero Miguel (Angá) Díaz, his greatest stylistic descendant, on the 1995 record “Pasaporte,” which won the Egrem album of the year award, Cuba’s equivalent of a Grammy.
He worked with other young bands, including Orlando Valle’s, and Jesús Alemañy’s band Cubanismo; he also recorded “Chamalongo,” with the Canadian saxophonist Jane Bunnett, and played on the title track of Bebo Valdés and Diego el Cigala’s popular 2003 album, “Lágrimas Negras.”
HAVANA (Reuters) - "King of the Congas" Tata Guines, Cuba's most famous percussionist who shared the stage with Josephine Baker and Frank Sinatra half a century ago, died on Monday in Havana. He was 77.
Cuban state media reported that Guines, whose real name was Federico Aristides Soto, died of a kidney infection.
He was born in a poor black neighborhood in the town of Guines, just east of Havana, and made his first bongo drums from sausage and condensed milk cans.
Guines became a legend playing the conga, a tall and narrow drum of Congolese origin brought to Cuba by African slaves. He performed with the top names in Cuban music like Arsenio Rodriguez, Chano Pozo, Bebo Valdes and Israel "Cachao" Lopez.
In 1957, Guines moved to New York where he jammed with jazz greats Dizzy Gillespie, Maynard Ferguson and Miles Davis at Birdland.
Guines stunned audiences with his driving Afro-Cuban beat by playing five congas and singing at the Waldorf Astoria hotel in a solo performance that put percussion at center stage.
Guines enjoyed celebrity and owned his own car, but never got used to life in the United State due to racial segregation, he said in an interview published last year.
"Fame did not extend beyond the stage. Once you left the stage, it was like the signs said: 'Whites only,"' he said.
Guines returned to Cuba in 1959 soon after Fidel Castro came to power in a leftist revolution that he helped fund with contributions from his earnings as a musician.
Like other Cuban musicians who returned to fame late in life through the Buena Vista Social Club recording, Guines enjoyed renewed success in 2004 playing congas on the Latin Grammy-winning "Lagrimas Negras" (Black Tears) by pianist Bebo Valdes and Spanish Flamenco singer Diego El Cigala.
(Reporting by Anthony Boadle)
www.reuters.com/article/musicNews/idUSN0455466020080204?sp=true
La Habana, 4 feb (PL) El cádaver del destacado percusionista cubano Tata Güines será sepultado hoy en su ciudad natal, anunciaron a fuentes del Instituto de la Música.
Fallecido esta madrugada, a los 77 años, el músico será enterrado en la localidad habanera de Güines, al sur de la capital, donde comenzó su carrera cuando apenas era un niño, en la década del 40 del pasado siglo.
Federico Arístides Soto Alejo, su verdadero nombre, fue uno de los percusionistas más prestigiosos del país.
Durante su carrera estuvo nominado en tres ocasiones al premio Grammy por su participación en los discos La rumba soy yo, Lágrimas negras, de Diego el Cigala; y Cuban Odyssey, junto a Janet Bunnett.
Premio Nacional de la Música en 2006, la crítica lo bautizó como el rey de los tambores por su forma de tocar con las uñas ese instrumento.
Con su muerte, Cuba pierde a otra de sus grandes figuras de la música tradicional.
www.prensa-latina.cu/article.asp?ID=%7B2BF4E72B-30E3-4CAE-BCA8-CA16A96A59A0%7D&language=ES
Por Lídice Valenzuela,
Con su típica gorra blanca y camisas coloridas, Tata Güines es considerado en Cuba el rey de los tambores, tumbador por excelencia, intérprete clásico de la rumba y la conga sin parangón.
Negro nacido en una cuna humilde de la localidad habanera de Güines, Federico Arístides Soto Alejo (30 de junio de 1930), formado como músico entre los tambores y las fiestas religiosas de su barrio, adoptó su apodo de pequeño: el Tata, y como apellido el del pueblo que le vio crecer. La música la trajo en la sangre: su padre y sus tíos hacían música con los cueros.
Apenas tenía seis años, cuando comenzó a tocar en el conjunto Partagás, del tresero José Alejo Vasallo. Todavía hoy, el Tata sigue teniendo el mismo brío con que acompañó a otros grandes de la música cubana, como Arsenio Rodríguez - quien también es oriundo de Güines - Chano Pozo, Frank Emilio y Changuito, entre muchos, que lo reconocerían como uno de los grandes de la percusión.
Y no se equivocaron. Su prestigio lo coronó el Premio de la Música en 2006 y antes el Diploma al Mérito Artístico del Instituto Nacional de Arte (ISA), de La Habana Por si fuera poco, una marca de tambor de la fábrica de instrumentos musicales de Cuba lleva su nombre. Entretanto, Tata participó en tres Premios Grammy, en los Estados Unidos: por Lágrimas negras, La rumba soy yo y Janne Bunnet.
Sucede que este hombre sencillo, como el hogar natal, quiso darle prestigio al tambor, un instrumento menospreciado hasta la década de 1940, cuando Arsenio Rodríguez lo invitó a formar parte de su banda musical.
Me decían que era un loco, pero me pasaba el tiempo buscando mi sonoridad, mi propio ritmo. Y cuando me dejé crecer las uñas para que el cuero sonara diferente, muchos otros percusionistas siguieron mi ejemplo hasta hoy, recuerda el intérprete de las sabrosas rumbas y congas típicas de Cuba.
Fue en los años 50 cuando conoció a los grandes, entre ellos Chano Pozo. Tocaba en cualquier lugar y dormía donde lo cogiera la noche en la urbe de farándula, bares y cabarés que era La Habana de entonces.
Después se trasladó como muchos otros músicos cubanos a Nueva York. Trabajó allí con Machito, Dizzy Gillespie y puso cinco tumbadoras en el hotel Waldorf Astoria, uno de los más prestigiosos de aquella ciudad estadounidense. Había logrado su sueño, prestigiar al tambor y darle protagonismo a la percusión.
De manera que hoy se le puede identificar por su concepto musical, ya legendario. Tata ha señalado que toca las tumbadoras con un ritmo fuerte y limpio: manteniendo la estabilidad, pegado al parche sin levantar demasiado las manos, para no agotarme. Me consideran la mano izquierda más rápida al extremo de que muchas personas creen que soy zurdo, ha enfatizado.
Así es que, entre tales entregas y su mayúscula consagración refiere sentirse feliz por el homenaje que significa el Premio Nacional de Música, pues siempre lo reciben consagrados y él lo logró, como siempre quiso, dándole categoría a sus tambores y a la percusión cubana.
www.cmbfradio.cu/cmbf/musica/musica_00008.html
Sí, porque Tata, Premio Nacional de la Música 2006, nació con los ritmos cubanos guiando los pulsos de su corazón. No podía ser de otro modo, si en la casa familiar, en su Güines habanero de la niñez (de ahí su popular sobrenombre), la música campeaba por su respeto: su padre, José Alejo, más conocido como Joseíto, tocaba el tres; su tío Ángel, el bajo; Jorge Eladio, la guitarra. También Dionisio, otro tío, hacía la suyo... Entre las cuatro paredes que lo vieron crecer, Tata Güines presenciaba fascinado los ensayos del Sexteto Partagás, que dirigía su papá, mientras se agenciaba dos laticas que transformaba en sonoros bongoes. También estaba el bullicioso barrio, donde la gente más que caminar bailaba al compás de la rumba.
En ese entorno se fue haciendo un hombre Tata, pero sobre todo un músico de ley que comenzó su carrera como bongosero del Sexteto Partagás. Luego vendría el gran salto, tras hacerse notar en agrupaciones como la orquesta Estrellas Nacientes, Arcaño y sus Maravillas —con la que dio el paso de trasladarse a la capital en 1946—; en el primer grupo de música campesina que existió en La Habana creado por Guillermo Portabales, en Fajardo y sus Estrellas, con la que invitaba al baile en el Cabaret Montmartre, espacio donde se le ocurrió tocar, por primera vez, con las uñas.
«No me costó tanto trabajo», contó en una entrevista. «Se trataba de sacar un sonido nuevo. Fue en un tema que se llamaba La chancleta, que hacía la clave con una chancleta de palo para que sonara a madera. Luego los hacía yo con las uñas, y la gente me pedía: ¡Tata, uña!».
Sin embargo, su alias empezó a andar de boca en boca después que grabó con Cachao y su Ritmo la descarga cubana. «Estaban Guillermo Barreto, Gustavo Tamayo, Niño Rivera, y cuando aquello cantó Rolito, cantó Laíto. Ya desde ese momento se hizo más famoso mi nombre, por los solos de tumbadora que interpretaba»; solos que dejaron su notable huella en álbumes como Lágrimas negras, La Rumba soy yo y Cuban Odyssey, tres flamantes ganadores de los codiciados Premios Grammy.
Su peculiar manera de atacar los cueros, su sonido único, inconfundible, lo convirtieron en modelo, aun cuando nunca negó haberse inspirado en las enseñanzas del gran Chano Pozo. Pero Tata Güines hizo lo suyo, al punto de establecer un estilo que perdurará en el tiempo, aunque este lunes Federico Arístides Soto Alejo haya dejado de respirar a los 77 años de edad, después de permanecer hospitalizado durante varios días por problemas renales y de hipertensión.
Zapatero de oficio, amante y defensor a ultranza de lo cubano, el poseedor del Diploma al Mérito Artístico del ISA y de múltiples condecoraciones, aseguraba que «primero hay que tener en cuenta tu música, tu palma y tu bandera, después que venga lo demás, pero hay que tener principios y respeto a todo lo que huela a Cuba». Hoy Cuba y los cubanos nos quitamos el sombrero ante una obra que inevitablemente trascenderá.
Tambores
cantarán por Tata Güines, 9/2/08, el Habanero
Por Ricardo Alonso Venereo
El día 15, en el teatro Amadeo Roldán, a las 12:00 de la noche, habrá un Tambor dedicado a Tata Güines, "el hombre del sonido inigualable", de quien mucho aprendió Chucho y muchos músicos cubanos.
Al evento concurrirán artistas y grupos de 15 países, incluida Cuba, y serán ofrecidos 31 conciertos. Entre los artistas extranjeros invitados se encuentran: los brasileños Tania María y Joao Donato, los españoles Javier Colina y Martirio (artífice de la fusión del flamenco con el jazz), el cuarteto sudafricano Bheki Khoza, el saxofonista italiano Stefano Bedetti y la cantante sueca Ann Kristin Hedmark.
Por la parte cubana lo harán Chucho Valdés y su cuarteto, quien protagonizará el domingo 17, en el teatro capitalino Mella, a las 5:00 pm, un concierto junto a Pablo Milanés, en el que presentarán temas de un disco que han preparado juntos "a voz y piano nada más", Jorge Reyes y su quinteto, El Greco y Top Secret, Giraldo Piloto y su grupo Klimax y El Chispa y los Cómplices (ambos del Centro Provincial de la Música Antonio María Romeu) y Bobby Carcacés y Afrojazz, entre otros.
Los dos primeros días habrá también el IV Coloquio Internacional de Jazz, en la Casa de la Cultura de Plaza de la Revolución, donde hace casi 30 años se inició la historia de este Festival, el cual será dedicado a José Luis Cortés (El Tosco), con la proyección del documental Tosco, el rey de la timba, y el debate de la ponencia Enramado y sortilegio de NG la Banda, de las investigadoras Liliana Casanella y Nery González.
www.elhabanero.cubaweb.cu/2008/febrero/nro2146_feb08/cult_08feb617.html
In december 2007 we recorded a homage to the legendary pianoplayer Pedro Justiz "Peruchin". In the late 1950 Tata Güines was playing with him. With 77 years Tata Güines came back once again to record some of the most beautiful pieces from the past time with grandson Peruchin (nieto). Other musicans who took part were: Changuito (timb.), Frank Rubio (bass), Christoph Burger (bongo), Lazaga (Güiro) a.o. Tata Güines named the record "RECORDAR ES VIVIR". Christoph Burger Tel.+49-160-91600852 |
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YouTube
- Tata Guines on Conga
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