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Las Sociedades Secretas Masculinas en África Occidental
Agradecemos profundamente al Maestro Manuel Mendive, la posibilidad que
nos dio de poder viajar al continente africano, recorriendo Egipto,
Nigeria, Benín, Togo y Ghana, para realizar estudios y conocer
directamente esta aportación para el conocimiento de la cultura universal.
Coexistiendo con las Iglesias Católicas locales y pese a la progresiva expansión del Cristianismo en diversas nominaciones de las iglesias Protestantes, en medio del evidente predominio del Islamismo, en algunas de las ciudades más importantes así como en muchas regiones rurales, las sociedades secretas masculinas cuentan con un espacio social dentro de las tradiciones socio-culturales en cada pueblo o región. En primer lugar hablamos de diferentes Sociedades Secretas Masculinas, considerando que, es cuasi una redundancia hacer referencia a sociedades secretas masculinas, porque todo el dominio del centro religioso, en su mayoría, está presidido por los hombres. La representación de las Sociedades Secretas pertenecientes a diversos países del occidente africano, -en Nigeria han permanecido vigentes más allá de sus propias fronteras geográficas, es decir se han mantenido como sistema de expresión de una práctica socio-religiosa que es representativa de determinadas etnias y son expresión de jerarquía dentro de la comunidad. Estamos considerando la existencia de diversas sociedades secretas en Benín tales como la Sociedad Secreta Oró, la Sociedad Secreta Sanwitó (ejerce su función durante la noche), la Sociedad Secreta Ekpé, conocida como los Hombres de la piel de Leopardo, actuante en la región del Calabar; así como la Sociedad Secreta Eggungun que está presente en toda la sociedad, sin la cual no se puede desarrollar ningún otra ceremonia de culto, pues debe prevalecer inicialmente el culto a los ancestros. La Sociedad Secreta Oró, expresa sus dominios en Benin, ejerciendo una función social para detectar y castigar a un individuo o grupos de individuos, que hayan cometido un delito el cual influya a nivel de una determinada comunidad local; por ello los miembros pertenecientes a la Sociedad Oró, ejercen su acción contra los actos punitivos dentro de la colectividad. De igual manera la Sociedad Secreta Sanwitó en Benin, posee una estructura jerárquica, y para ser aceptado como iniciado, es común en determinada fase del desarrollo, que se presenten diversos jóvenes, poniéndose a prueba ciertas capacidades, las cuales permitan demostrar a los miembros, su proyección positiva y su validez en medio en la comunidad. La existencia de la Sociedad Secreta Eggungun se pone de manifiesto en Benin, en las ciudades de Ouidah, Porto Novo y en Cotonou, la capital. Existen en otros pueblos del territorio pero la mayor y más significativa actividad se pone de manifiesto en las citadas anteriormente.
Cuando un iniciado es aceptado como miembro actuante, debe ocuparse de la realización del vestuario de su “personaje”, los cuales además de tejidos, algunos muy bien ornamentados con determinados aditamentos, va delineándose una determinada figuración mediante lentejuelas. Por ejemplo, animales, como el león tratados como alusión a la fortaleza y al poder del animal. Asimismo se incorporan pequeñas esculturas, como tallas en madera policromadas, piezas en metal u otros elementos simbólicos que caracterizan cada personaje referido al eggungun. La representación de estas sociedades como expresión de esta comunidad, tiene lugar en espacios abiertos los cuales están enmarcados dentro de una estructura circular, con gradas y asientos en derredor. Además en esa área se sitúa el “cuarto cerrado” desde donde salen los iniciados, con la vestimenta correspondiente. Los Eggungunes aparecen inicialmente sentados ante los espectadores, y actúan conducidos por una persona, una figura fundamental que sostiene una madera, y es quien se ocupa de separar y delimitar el espacio del eggugun con respecto al público; o sea, distanciar el área donde se mueve el eggungun, delimitando el espacio entre los espectadores de la representación del “ancestro”, que es cada “eggungun”, personificado de acuerdo con el vestuario. Partiendo de una ceremonia inicial realizada por los “iniciados”, que tiene lugar en un cuarto, como espacio cerrado, no visible, van saliendo, cada uno de los eggungun, y se ubican ante público-espectador. La “salida” tiene lugar cuando cada uno de los personajes se sitúa en línea, siguiendo un orden jerárquico; con determinado vestuario, los cuales aparecen identificados portando su nombre escrito (con los textiles con lentejuelas), así como elementos simbólicos, movimientos y vocalizaciones orales, mediante los cuáles dan a conocer un monólogo acompañado de una gestualidad, acciones de movimiento y marchas continuas alrededor del espacio circular, que bien puede considerarse como “espacio escénico”. Es significativo destacar el propio vestuario de cada Eggungun, sus diferencias y la posible correspondencia con diversos modos de expresión. Inicialmente van apareciendo progresivamente y salen del “espacio ritual cerrado” donde los Iniciados se han ataviado con su vestuario característico. Inicialmente aparecen sentados y con el despliegue individual de cada Egungun pueden compartir dos eggungunes o más, la plazoleta como “espacio escénico” en el cual se desplazan¸ captan la atención de los espectadores y gesticulan. El movimiento inicial es como una marcha, después va cobrando intensidad y hasta incluso pueden adentrarse en medio del público, y caminar por las paredes. A veces se desarrolla una teatralización, con una conversación ante determinadas personalidades con jerarquía, en la dicha conversación se emiten ideas, situaciones futuras, “mensajes” que forman parte de la ceremonia abierta ante un “público-espectador”. Cuando un “eggungun” dialoga con una determinada persona, la misma escucha atentamente, siempre mediando el que porta la maderita, quien escucha y “traduce” la conversación con el eggungun. Es un diálogo que se desarrolla entre el eggungun, el intermediario y la persona aludida para darle un mensaje transmitido por el egungun, con una voz muy pecuiar. El nombre que identifica cada eggungun, aparece sobre el tejido bordado con lentejuelas. Quien escucha atentamente dicho mensaje, y le resulta
Esos personajes son figuras de la comunidad, Iniciados que en su proyección “escénica” deviene elementos de control social, como mediación que opera entre los “iniciados” y la comunidad social a la que se dirigen. Debemos establecer como premisa, para comprender cómo inciden en la propuesta de la teatralización de las expresiones derivadas del mito, de las creencias ancestrales, establecidas en el presente como sociedades, y cómo va dirigida a la población del conglomerado social. El sentido de pertenencia de los miembros de la Sociedad Secreta Eggungun, va unida a una jerarquía, que parte de los miembros de mayor edad, del vínculo con los ancestros, y asimismo relacionado con el poder económico, el cual se manifiesta precisamente entre los miembros de esta sociedad. Esta organización tiene sus raíces en la más antigua tradición ancestral y se ha ido reactualizando en medio de la sociedad en los predios urbanos donde existe mayor concentración de la población, y mejores posibilidades económicas. En las festividades sociales, o en los aniversarios en los que se conmemora el Día de la Liberación de este país, del dominio colonial, (1 de agosto) en Cotonou, capital de Benin, se organizan desfiles de cada comunidad de Eggungunes, con su vestuario, sus instrumentos musicales identificados por el nombre de cada comunidad y desfilan como parte de la celebración de carácter histórico, político y social. El culto a Eggungun, posee un sentido popular establecido en algunas de las vertientes de la espiritualidad, en las prácticas socio-religiosas del pensamiento en algunos países pertenecientes al África occidental y de su representación en las expresiones musicales, con el uso de la percusión, la proyección de la voz, con determinados registros graves, como una “voz” emitida por un eggugun en diversas representaciones, que imponen cierto respeto y misterio a estas manifestaciones, digamos escénicas. Dentro de algunos pueblos como en Porto Novo, funciona la sociedad secreta, sin embargo, sus miembros no hacen público la pertenencia a la misma. Solamente cuando hay motivos para organizar la celebración se convoca la Festividad de Eggungun y ya tienen organizado la proyección de la misma en el local dispuesto todo para la asistencia a dicha presentación. Desde una perspectiva histórica podemos abordar el análisis, que la pervivencia de estas sociedades secretas, se debe a la necesidad de mantener sus espacios sagrados, el misterio de lo ancestral y asimismo como referencia a la cultura. Manteniendo asimismo un sentido de control social. Son supervivencias culturales, aspectos de personajes históricos, de la tradición de cada localidad, como propuestas diversas marcando una relectura del Mito dirigidas a la reactualización de los personajes, considerando el análisis de los componentes de las expresiones religiosas enfocando la relación hombre-comunidad desde un sistema de signos-símbolos-mensajes. En este componente de la religiosidad, así como la palabra edifica y va construyendo el Mito, se incorporan otros aspectos como la gestualidad, el mimetismo del ritual, el baile propio de los procesos ceremoniales, y la proyección colectiva del pensamiento gregario. Si existe una condición, que se da como imprescindible es que para la ceremonia de iniciación, debe estar Una Mujer, en representación de las Iyami Osoronga, considerando que para este “nacimiento” de los nuevos iniciados, debe estar presente “una Iyami”, como Mujer de donde nace esta nueva acción de iniciación. Dicha Iyami, como mujer (o mujeres, pueden estar presentes hasta tres) incorpora en la ceremonia de iniciación de los Eggungun, un aspecto fundamental derivado de su naturaleza como mujer que trae al mundo un nuevo ser humano, como en el parto. Es desde la incorporación de estos componentes, que podemos afirmar que estamos en presencia de la re-construcción del mito, mediante el hecho de estas ceremonias, escenificadas mediante el movimiento, a través de la voz, como discurso que expresa a través del movimiento y de la gestualidad, una significación, representada en una “puesta en escena”, en la cual el componente sonoro de la percusión, así como la voz, constituyen el soporte musical principal. El análisis de una determinada cultura y de los componentes derivados de las creencias religiosas propone un eje argumental que se erige como centro temático y puede ser recreado y reactualizado en cada una de dichas ceremonias. La célula temática del mito ha generado diversas expresiones en la religiosidad propia, enraizada en la tradición del culto a los Ancestros, la cual puede constituir el soporte fundamental para edificar la estructura de este tipo de representaciones en el presente. La articulación estas representaciones gira en torno a cada uno de los distintos tipos de Eggungun, es su eje temático: la recreación de una realidad histórico-social basada en los componentes fundamentales: el Mito, la Historia y la aproximación a una comunidad desde el sustrato socio-religioso, en una percepción la cual reactualiza su significación y centra su sentido en la comunidad, acrecentando el valor antropológica. Cuando cada eggungun “sale a escena” progresivamente los espectadores, van participando, los eggungunes se incorporan al público y hasta pueden castigar, con la Maderita, que ahora porta el eggugun, asestando algunos golpes, de manera aleccionadora, a quienes se les aproximan. EL desarrollo de estos elementos, tales como los bailes, cantos, de carácter rural o urbano, conjugando en ellos aspectos que tienen su génesis en la tradición del culto a los ancestros propios de una determinada comunidad cuyo eje fundamental sirve de referencia al etnos, como sustrato de una historia oral, que de generación a generación, sirve de soporte y organización de cada comunidad y sostiene el sentido de pertenencia, reafirmando la continuidad de un control social intrínseco. Desde la perspectiva antropológica el ser humano es visto a partir de la aportación espiritual de sus ancestros e inmerso en una comunidad social donde se expresa mediante un sistema de señales (signos-símbolos-rituales) donde se ha iniciado y ha recibido esta información, como portador de una cultura en un contexto socio-cultural que incorpora significaciones diversas al movimiento, la danza, a la palabra, a la expresión gestual y donde se reactualizan distintas actitudes a nivel social. Analizando la perspectiva ontológica (el ser en sí en su comunidad) el hombre mediante su aprendizaje en la comunidad, se forma y participa de una espiritualidad en el contexto donde se relaciona con el resto de los miembros de la misma, en una interacción en la cual establece su sentido de pertenencia, donde participa, observa y en la cual está sumergido. Es a partir de esta circunstancia que surge la construcción social del individuo y de su identidad cultural de la cual aflora y se manifiesta su esencia como ser humano. |
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