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Osvaldo CárdenasOsvaldo Cárdenas is a sociologist of AfroCuban descent. In the 70s and early 80s, he was the head of the Caribbean Section of the Department of the Americas of the Central Committee of the Cuban Communist Party. He was the personal advisor to the President, Fidel Castro, on regional Caribbean affairs, extending to African political affairs. His last official function was Ambassador of Cuba to Surinam, 1980-1983. He is now living in Kingston, Jamaica, as a sociologist and businessman and is acting president of the Association of Cuban Residents in Jamaica. Osvaldo Cárdenas es un sociologo cubano de descendiente africano. Fue jefe del Seccion del Caribe del Departamento de las Americas del Comite Central del Partido Comunista de Cuba en las decadas de las setentas y principio de las ochentas. También fue el asesor mas importante del Presidente de la Republica de Cuba, Fidel Castro Ruz, sobre materias que guardan relación con el Caribe y hasta Africa. Su ultima funcion diplomatica fue embajador de Cuba ante Surinam, 1980-1983. En la actualidad, se radica en Kingston, Jamaica donde desempeña labores como sociologo y empresario y es el presidente de la Asociación de Cubanos Residentes en Jamaica. Conmemoracion en Jamaica del 116 Aniversario de la Caída en Combate del Mayor General Antonio Maceo Grajales Lugarteniente General del Ejército Libertador de Cuba. 12/11/2012 Negra Cubana: En los comentarios de la pagina "Afrocubana, el libro," abajo, por Osvaldo Cardenas: "El pasado 7 de diciembre conmemoramos el 116 aniversario de la caída en combate del Mayor General Antonio Maceo Grajales, Lugarteniente General del Ejercito Libertador, junto a él cayeron heroicamente ese dia sus ayudantes el teniente coronel Alfredo Jústiz Franco y el joven capitán Francisco Gómez Toro. El acto se realizó en la explanada frente al busto de Maceo, donado por el pueblo de Cuba al pueblo de Jamaica en 1952 y situado en el Circulo de los Héroes en Kingston, donde están enterrados los héroes de Jamaica así como destacadas personalidades de este país, nos reunimos cubanos y jamaicanos para conmemorar una vez más la caída en combate del héroe legendario y de todos los cubanos que han muerto por la independencia de Cuba y cumpliendo misiones internacionalistas, la maestra de ceremonia fue la compañera Martha Corbett-Baugh, miembro del Ejecutivo de la Asociación de Cubanos Residentes en Jamaica." Estimado Bienvenido 12/6/2012 Negra Cubana: comentario de Osvaldo Cardenas sobre un articulo de Bienvenido Rojas, Afroderecha y afroizquierda - "Me preocupa que se pretenda desvalorizar las criticas a la discriminacion y los prejuicios tras un conveniente escudo ideologico, creo que quienes hacen dano a la Revolucion no son los que critican sus insuficiencias en relacion con el tema racial, sino los que tratan de ocultar lo que es evidente y danino, cuando Maceo le dijo a Martinez Campos “no nos entendemos” de lo que estaba hablando era de la independencia y la abolicion de la esclavitud, lo uno sin lo otro, el racismo es lel resultado y la perpetuacion de la esclavitud." 10/13/07 - Comments on the Interview with Eugène Godfried: Call for dialog on the 1912 Massacre [Osvaldo Cárdenas was the functionary who was responsible for inviting Eugene Godfried to Cuba and coordinated his establishment in Cuba and assigned him several tasks representing Cuba in the region and in Europe.] 13/10/07 - Comentarios sobre la Entrevista con Eugène Godfried: una llamada para el dialogo sobre la masacre de 1912 [Osvaldo Cárdenas fue el funcionario personalmente responsable a invitar a Eugene Godfried a Cuba y de coordinar su estancia y sus actividades socioculturales y politicas en Cuba, la región del Caribe y Europa.] |
Kingston, octubre 13, 2007 Estimado Godfried: He leído con mucha atención tu entrevista sobre la masacre del Partido de los Independientes de Color publicada en AFROCUBAWEB. Coincido absolutamente con lo que expresas en la misma, creo que es un a excelente explicación y además muy valiente; el Partido de los Independientes de Color, tenía el programa más avanzado y progresista que haya tenido partido alguno en Cuba antes de la creación del Partido Comunista alrededor de 1925, ellos pedían: igualdad para todos los cubanos, 8 horas de trabajo, derecho al voto para las mujeres, entre sus demandas. Mis abuelos por parte de madre eran ambos mambises, como la mayoría de los mambises que eran negros y mulatos, fueron marginados después de la intervención norteamericana, eran muy anti-norteamericano, cuestión que yo no entendía cuando era pequeño, admirado de las riquezas materiales del gran país del norte, ellos me decían que a los norteamericanos no le gustaban los negros y ellos no entendían como los negros norteamericanos aceptaban que los sentaran en la parte trasera de los ómnibus y los trataran como ciudadanos de segunda categoría, ellos eran cubanos muy humildes, pero muy orgullosos, patrióticos, revolucionarios y su recuerdo ha inspirado mi vida......................... Te hago estos señalamientos no por exquisitez académica, sino porque la solución de la discriminación y el prejuicio racial en Cuba y el esclarecimiento de su impacto en la historia de nuestro país, es a mi modo de ver la cuestión esencial para entender la historia, la cultura y la nación cubana y para perpetuar la soberanía y la independencia de nuestro país. Por tanto a ella se oponen fuerzas muy diversas, desde los que aspiran a mantener dividida y débil a la nación cubana, los que aspiran a su anexión a los Estados Unidos, legal o de facto, los que temen perder los privilegios grandes o pequeños que se derivan de pertenecer al sector llamado blanco de nuestra población y lo que es peor, la inmensa mayoría de los cubanos "educados" o "ignorantes", “negros”, “blancos” y “mulatos” que han estado sometidos a una cultura y una educación racista y no han tenido la oportunidad de un pensamiento alternativo antirracista, anti-euro céntrico y que reconozca lo que somos, una población afro-latina y creen todas las supercherías y mentiras que ni siquiera la Revolución Cubana se ha atrevido a impugnar, en primer lugar porque sus lideres son predominantemente cubanos que por el color de su piel y el contexto histórico en que se han desarrollado, son considerados y se creen ellos mismos que son blancos, que siguen siendo victimas del racismo y los prejuicios que de él se derivan en mayor o menor medida. Creo que estamos en un momento importante de la historia de Cuba y aunque lo que más parece preocupar a la mayoría de la población son los problemas materiales: alimentos en cantidades superiores y a mejores precios, viviendas mejores, mejorar el transporte, creación de empleo y que los salarios alcancen para cubrir las necesidades familiares, recuperación y mejoría de los sistemas de educación y salud, etc. Lo que esta en juego es el sistema político y social que prevalecerá en el país y que a la larga será o no capaz de dar una solución justa y perdurable a esos y otros problemas, de un lado una reforma que conduzca a un sistema de gobierno democrático, con absoluto respeto a la libertad de expresión, entendido por tal que de solución al problema racial y brinde participación plena a la población en las decisiones, que sean discutidas y aprobadas de forma abierta y con absoluta transparencia y a un sistema económico eficiente y moderno, que utilice de manera efectiva los recursos materiales e intelectuales del país, en beneficio de la población y la otra opción es el continuismo que necesariamente conducirá a un régimen cada vez más autoritario e ineficiente, que se desgastará y a la larga llegará a ser tan impopular que conducirá a resultados similares a los ocurridos en Rusia y Europa del Este y al regreso al capitalismo y la dependencia de los Estados Unidos, con todas sus injusticias y secuelas. En fin que debemos seguir discutiendo, estudiando y aunando voluntades en la lucha contra el racismo y el prejuicio racial en Cuba, que son parte esencial de la lucha por la independencia y la soberanía nacional. Un abrazo, Osvaldo Cárdenas |
Kingston, October 13, 2007 Dear Godfried: I read closely your interview on the massacre of the Partido de los Independientes de Color published by AFROCUBAWEB. I absolutely agree with what you express in that interview. I believe that it is an excellent explanation and moreover very brave. The Partido de los Independientes de Color had the most advanced and progressive program that any party would have had before the creation in Cuba of the Communist Party around 1925. They demanded: equality for all Cubans, 8 hours labor per day, right to vote for women, among others. My grandparents on my mother’s side were both Mambises and like the majority of the Mambises, they were blacks and mulattoes. They were marginalized after the Northamerican intervention and were very anti Northamerican, something that I could not understand when I was little. I used to admire the material wealth of the great country to the north. They used to tell me that Northamericans did not like blacks and that they could not understand how Black Americans could allow them to force them to sit in the back of the buses and treat them as second category citizens. They were very humble Cubans, but very proud, patriotic, revolutionary and their memory has inspired my life.......................... I am making these statements to you not out of a desire to expose academic delight, but because the solution to discrimination and racial prejudice in Cuba and the illumination of its impact on the history of our country is in my view the essential question in order to understand Cuban history, culture, and nation and to perpetuate the sovereignty of our country. As a matter of fact, there are various forces that oppose this -- those who aspire to maintain a Cuban nation both divided and weak, those who aspire for its annexation to the United States, legal or de facto, those who fear losing the big or small privileges they have derived from the sector called white in our population, and, what is worse, the immense majority of Cubans, “educated” or “ignorant”, “blacks”, “whites” and “mulattoes,” who have been subjected to a racist culture and education and have not had the opportunity to encounter an antiracist, anti-eurocentric alternative that recognizes what we are, an Afro-Latino people. They believe in all the grand trash talk and lies that not even the Cuban Revolution has dared mash down, in the first place because its leaders are predominantly Cubans who, through their skin color and through the historical context in which they have developed themselves, are considered to be and believe themselves to be whites -- they continue to be victims of racism and prejudices derived from that in greater or lesser extent. I believe that we are in an important moment of the history of Cuba, although what seems to preoccupy the majority of the population are the material problems: food in greater amounts and at better prices, better homes, improvements to the transportation system, jobs and reasonable wages to cover family needs, recovery, and improvement of the education and health system, etc. What is in play is the political and social system that will prevail in the country and that in the long run will be capable of providing a just and durable solution to these and other problems: on the one hand, a reform which leads to a democratic system of government with absolute respect for freedom of expression, meaning by that a solution to the racial problem, one that offers full participation to the population in decisions that ought to be discussed and approved in open form, with transparency. We need an efficient and modern economic system that in an effective manner uses material and intellectual resources to the benefit of the population. The other option is to continue on our current path, which will lead necessarily to a regime that is more and more authoritarian and inefficient, that will wear itself out, and that will obtain the same results as in Russia and Eastern Europe -- a return to capitalism and a dependency on the United States with all its injustices and other consequences. Finally, we have to continue debating, studying, and uniting our willingness to struggle against racism and racial prejudice in Cuba, an essential part of the struggle for independence and national sovereignty. I embrace you, Osvaldo Cárdenas |
La Tribu Heroica: la Historia del Mayor General Antonio Maceo
Por Dra. Gayle McGarrity y Lic. Osvaldo Cárdenas Es imposible en estas breves páginas recoger una de las epopeyas más extraordinarias de la historia de Cuba y América: la vida del Mayor General Antonio Maceo, caído en combate el 7 de diciembre de 1896, siendo Lugarteniente General del Ejercito Libertador de Cuba en la Guerra de Independencia. Cuba en el Siglo XIX: A Cuba en la segunda mitad del s. XIX, le cabía el dudoso mérito de ser la mayor productora de azúcar del mundo y la mayor colonia de plantaciones, utilizando la infame mano de obra de los esclavos africanos. Junto a Puerto Rico era la última colonia de España en América, la que no rompió “el pacto” colonial, cuando Napoleón Bonaparte invadió a España, como ocurrió en el resto de la América Hispana, porque su población blanca gozaba del auge económico provocado por el tardío desarrollo de la industria azucarera y temía que ocurriera una revolución como la de Saint Domingue (Haití), país del que huyeron miles de blancos y mulatos, muchos con sus esclavos, y fueron a refugiarse en Santiago de Cuba, donde en 1800 un tercio de la población hablaba creole del francés. La isla antillana era la plataforma desde la cual los militares derrotados por las tropas de Simón Bolívar y Antonio José de Sucre en la América del Sur pretendían restaurar el imperio colonial en América y fue junto a los Estados Unidos (1865) y Brasil (1888) uno de los últimos países en abolir la esclavitud en América en 1886. La isla era entonces un país profundamente dividido, entre esclavos negros y hombres libres blancos, negros libertos y mulatos; entre esclavos nacidos en África y esclavos nacidos en Cuba, entre blancos nacidos en España y otros países y los blancos criollos nacidos en Cuba, con un pequeño pero significativo numero de chinos. Era un país con una enorme desproporción porcentual entre hombres y mujeres, producto de la esclavitud, donde los hombres eran mucho más numerosos, lo que favorecía las mayores aberraciones y abusos sexuales. Era un país dividido, de un lado una enorme masa de esclavos negros, privados de los más elementales derechos y de su propia humanidad, encerrados en barracones y tratados como bestias de trabajo, sujetos a los designios de sus amos y sus servidores en los centrales azucareros los que al igual que las mayores dotaciones de esclavos se concentraban en el occidente del país, en La Habana y Matanzas; por otro lado una creciente masa de mulatos y negros libres, discriminados y afectados por su estatus social y coincidencia racial con los esclavos y siempre vistos con sospecha por el poder colonial; a la vez una colonia de asentamiento con miles de españoles, los que ocupaban las principales funciones del aparato administrativo del estado, el ejercito y las funciones eclesiásticas y finalmente con miles de blancos criollos, que manejaban todas las actividades productivas y de servicios, entre los que se distinguían los dueños de centrales azucareros y grandes dotaciones de esclavos, algunos de ellos enormemente ricos, quejosos de los impuestos, de la discriminación a la que se les sometía, las medidas arbitrarias de la corona, pero por otro lado temerosos de una insurrección de esclavos similar a la haitiana. Era una sociedad sumida en un profundo choque entre las culturas de una España multiétnica, profundamente influida por su proximidad a África y ocho siglos de dominación de los musulmanes norafricanos en el sur de su territorio de una parte, y las culturas venidas con los esclavos africanos en los barcos negreros, de la otra. Chocaban la intolerante y estratificada religión católica asociada al poder dominante y practicada por los blancos, mulatos y algunos criollos negros con algunas de las religiones africanas más evolucionadas, éstas sin la tradición de un centro de poder hegemónico, practicadas secretamente por esclavos y negros libertos, las que día a día penetraron más y más a los mulatos, a los peninsulares venidos de una tradición de fusiones religiosas y culturales y a los blancos y negros criollos nacidos en el nuevo ambiente americano. Este proceso de conflicto y fusión está en los orígenes de la nación cubana que no es posible separar de las religiones predominantemente de origen africano que aun siguen siendo hoy las más populares en la Isla: la Regla de Ocha o Santería y el Palo. Es en ese proceso de fusión y recreación de una diversidad de elementos culturales, raciales, lingüísticos, psicológicos y rítmicos, en su interacción con las luchas sociales y el entorno físico, que se va formando la nación cubana. El siglo XIX cubano está dominado por el impacto de la Revolución de Independencia de los Estados Unidos, la primera guerra de liberación nacional anticolonial moderna triunfante; la Revolución de Haití, asociada al temor de las clases dominantes en Cuba a la rebelión de los esclavos y que inspiró levantamientos y conspiraciones antiesclavistas durante décadas y creó lo que aun se llama “el miedo al negro”; las Revoluciones de Independencia de la América Latina, con el surgimiento de un concierto de nuevos estados republicanos la mayoría, algunos monárquicos, dominados por fuerzas conservadoras y con frecuencia bajo el liderazgo de caudillos despóticos y por supuesto por la resonancia de la Revolución Francesa con su proclama de Libertad, Igualdad y Fraternidad y su espíritu antimonárquico y republicano. Las corrientes políticas e ideológicas dominantes entre los que querían cambiar el status quo de la colonia en el siglo XIX cubano, eran: el reformismo, que buscaba mayor autonomía manteniendo la dependencia colonial de España. Sus promotores aspiraban a lograr una serie de transformaciones legales e institucionales que le dieran a los blancos y mulatos nacidos en la isla mayor control sobre los asuntos de la misma y sobre todo mayores libertades comerciales; los independentistas, que aspiraban en lo esencial a romper los lazos de dependencia colonial y crear una republica independiente y soberana; los anexionistas quienes querían unir a Cuba al Sur de los Estados Unidos sobre todo para preservar la esclavitud ante el temor de que España cediera a las presiones abolicionistas de Inglaterra. Entre ellos también había quienes veían a los Estados Unidos como una nación democrática, rica con un poderío ascendente y un voraz expansionismo, anunciador de sus sueños imperiales y quienes querían sumar sus destinos a los del naciente imperio. Finalmente el imperativo histórico, moral y económico de abolir la esclavitud se abría paso y ganaba adeptos, aun en muchos que en su momento habían apoyado la esclavitud y por supuesto contaba con la simpatía oculta de los esclavos, los negros libertos, los mulatos y muchos criollos blancos. La Guerra de los Diez Años 1868-1878 El 10 de octubre de 1868, el abogado y terrateniente cubano Carlos Manuel de Céspedes, se levanta en armas, dando la libertad a la dotación de esclavos alquilados de su pequeño ingenio azucarero La Demajagua en el Departamento Oriental. Contrario a lo que aun piensa la mayoría de los cubanos, la Declaración del 10 de Octubre de 1868 no se pronuncia a favor de la abolición de la esclavitud y hasta 1873, el Ejército Libertador Cubano solo admitió la incorporación a sus filas de esclavos autorizados por sus amos. A lo largo de su historia el Ejército Libertador y el Gobierno de la República en Armas mantendrían en sus mandos fundamentalmente hombres blancos, primero con el fin de no atemorizar a los grandes propietarios de esclavos a los que trataron de ganar sin éxito para la lucha por la independencia y después para asegurar al Gobierno de los Estados Unidos que Cuba no sería otro Haití. Estas circunstancias para nada restan méritos a esta histórica y valerosa empresa. Los líderes iniciales del movimiento eran jóvenes blancos, con propiedades y riquezas, educados muchos de ellos en Europa. Ellos representaban corrientes de pensamiento que fueron evolucionara del anexionismo y el reformismo para desembocar en las ideas republicanas e independentistas, y en algunos casos como el de Céspedes en el abolicionismo, ellos eran el sector mas progresista y avanzado entre los blancos criollos. No temieron arriesgar sus vidas en la lucha contra una de las grandes potencias de la época. La mayoría de ellos perdieron sus propiedades, sus fortunas y sus vidas en esta contienda y aprendieron a convivir rodeados de una creciente masa de insurrectos negros y mulatos e hicieron una contribución fundamental al surgimiento de la nación cubana, el más intelectualmente radical y visionario de ellos fue Carlos Manuel de Céspedes Su llamado heroico resonará para siempre en la manigua cubana y cambiaría el curso de la historia de Cuba: “Si hemos visto el poder de España como invencible es solo porque lo hemos mirado de rodillas durante tres siglos, es necesario ponernos de pie. ¡Independencia o Muerte!” La revolución pronto se extendió a Camagüey y Las Villas en el centro de la isla. Marcos Maceo, negro criollo, quien había servido en la milicia española en Venezuela y llegó a Cuba como parte de las tropas derrotadas por Bolívar en Venezuela, contrae nupcias en 1843 con Mariana Grajales, negra criolla de Santiago de Cuba, descendiente de emigrantes de Saint Domingue, quien tenia tres hijos de un matrimonio anterior. Con Marcos tendría otros diez hijos, de los cuales Antonio era el mayor. Los Maceos eran una familia campesina acomodada, que poseían varias fincas y una casa en Santiago de Cuba. Era una familia unida, educada y de buenas maneras, respetada y querida en la zona. Marcos instruyó a sus hijos desde jóvenes en el manejo de las armas y todos eran excelentes jinetes. Desde los inicios mismos de la revolución, ésta contó con el apoyo entusiasta la familia Maceo, los que entregaron caballos, armas y dinero a los rebeldes. A las tres semanas de iniciada la guerra se unieron a ella como soldados Antonio Maceo, José Maceo y Justo Regueifero, este último hijo del primer matrimonio de Mariana, batiéndose en Ti-Arriba la misma noche de su incorporación. Denunciado el apoyo de Marcos y Mariana a los rebeldes, las tropas españolas ocuparon su casa en la finca Majaguabo, con la orden de fusilar a Marcos. Al descubrir que habían escapado, quemaron la casa e hicieron prisionero a su hijo Rafael de 16 años. Marcos se entrega para que los españoles liberen a su hijo, sin saber que este había escapado. El mismo logró escapar posteriormente, uniéndose al Ejército Libertador, bajo el mando del teniente Antonio Maceo, el sargento José Maceo y el capitán Justo Regueifero, capturado este último y fusilado por los españoles. Fue el primero de los hijos de Mariana Grajales caído en combate. Toda la familia se incorpora a la guerra incluyendo los niños pequeños, que crecerán en medio de campamentos, combates y persecuciones, incorporándose los varones al Ejército Libertador y las hembras ayudando a Mariana en la atención a los heridos y en otras labores. En la larga y sangrienta lucha de treinta años del pueblo cubano por su independencia, de los 10 hijos de Marcos Maceo y Mariana Grajales, solo tres sobrevivieron las guerras de independencia. Casi todos cayeron en combate. Uno murió en prisión y una murió en el exilio. Dos de ellos, Antonio y José, serian Mayores Generales y Rafael Maceo murió con los grados de General de Brigada. La familia Maceo participaría de manera destacada en todos los levantamientos, conspiraciones y guerras que tuvieron lugar en Cuba entre 1868 y 1895, distinguiéndose por su valor; sus hazañas sacudieron las bases mismas del régimen colonia. Marcos Maceo el padre cayó en combate al inicio de la revolución y Mariana Grajales moriría en 1893 en el exilio en Jamaica sin volver a la patria que la vio nacer. El gran patriota cubano teniente coronel Lino D’ou, ayudante del Mayor General José Maceo, llamó a la familia Maceo: La Tribu Heroica. Pero no nos adelantemos, este es sólo el comienzo de la historia. Estos jóvenes que no conocían el uniforme militar, ni sabían de táctica o estrategia, que nunca habían visto una batalla, se transformarían a lo largo de los 30 años que tomarían las guerras, luchas y conspiraciones del pueblo cubano, en los más extraordinarios guerreros que hayan visto las Américas, en la batalla más sangrienta, brutal y prolongada que haya conocido el hemisferio occidental, enfrentados a un ejercito dirigido por la elite militar de una de las grandes potencias de la época, con oficiales con las experiencias de las guerras en la América del Sur. El ejercito español llegó a tener más de un cuarto de millón de hombres sobre las armas en un país cuya población no llegaba a dos millones de habitantes, en una época en que ya existían los fusiles de repetición, los cañones sin retrocesos, las ametralladoras y otros medios de guerra que nunca conocieron ni Washington ni Bolívar. Los nuevos reclutas preguntan quien es el joven alto y apuesto jinete con aspecto militar que va de un lugar a otro dando órdenes, cuya autoridad indiscutida parece ser aceptada por todos: es el Capitán Antonio Maceo, ascendido después de los combates del Cristo y el Cobre. En 1871 y 1872, el Coronel Antonio Maceo, bajo el mando del experimentado General Máximo Gómez, Jefe del Cuerpo de Ejercito de Oriente, su maestro y amigo, bate exitosamente a las fuerzas elites del ejército español, mientras la guerra se debilita en Camagüey y las Villas. Maceo protagoniza la toma de Baracoa y Guantánamo y es ascendido a Coronel Jefe de la División de Santiago de Cuba. En el curso de estos combates es herido varias veces. Al frente de las cinco brigadas de la División de Santiago de Cuba sustituye al Jefe del Cuerpo de Ejército de Oriente Mayor General Máximo Gómez, cuando éste es depuesto por el Presidente Céspedes. En 1872, con seis balazos en el pecho y el vientre recibidos en el combate de los Naranjos, es ascendido a Brigadier. Para entonces ya el joven General de 27 años, es uno de los principales jefes del Ejercito Libertador de Cuba. Su valor y destreza militar son legendarias, es temido por sus enemigos y amado por las tropas cubanas, es el combatiente que no da descanso a las tropas enemigas, es sin dudas el líder más exitoso del Ejército Libertador. Por su extraordinaria y meritoria hoja de servicio, pronto luce las estrellas de General de División y ya en 1876-1877 las de Mayor General. Las autoridades españolas habían difundido el rumor de que el General Antonio, su hermano José Maceo, - el León de Oriente como era conocido este último - , y otros prestigiosos jefes militares negros, como los mas tarde generales Quintín Bandera y Guillermon Moncada, querían hacer de Cuba una república negra como Haití. A Antonio se le llamaba Toussaint L’Overture. Esas acusaciones que venían de los servicios secretos y la prensa española, encontraban resonancia en algunos jefes militares y dirigentes políticos cubanos blancos, que eran mayoritarios en los mandos militares y mucho más en el Gobierno de la República en Armas. Una vez más su piel oscura y su origen humilde eran utilizados para tratar de privarlos del liderazgo que por derecho les correspondía. Estas calumnias dificultaron cada paso en el ascenso de los oficiales negros y mulatos a cargos superiores en el Ejército Libertador y fueron la causa de no pocos conflictos en el seno mismo de las fuerzas revolucionarias. Las divisiones y contradicciones en las filas revolucionarias, el temor al creciente ascenso y la influencia de jefes que procedían del sector más popular de la revolución, - muchos de ellos negros y mulatos, lo que implicaba la radicalización de los objetivos políticos de la revolución ahora claramente abolicionista, no dispuesta a subordinar su programa a la búsqueda del apoyo de los grandes terratenientes de occidente - , junto a las promesas del gobierno español y la hábil política de “divide y vencerás” del General Arsenio Martines Campos, Jefe del Ejercito Español, conducirán a la Paz del Zanjón, que dará fin a la Guerra de los Diez Años. El Mayor General Antonio Maceo, para entonces Jefe del Cuerpo de Ejército de Oriente, rechaza una paz sin independencia y sin por lo menos la abolición de la esclavitud. El General Arsenio Martines Campos le propone una reunión que se celebra en Mangos de Baraguá. En ella, el General Maceo rechaza la propuesta de paz y decide continuar el combate con sus hombres; para él esta es una paz indigna. La Protesta de Baraguá, como es conocido este episodio, es una de las páginas más bellas y heróicas de la historia de Cuba. En ella, con su inteligencia y su coraje, Antonio Maceo salvó para todos los tiempos el honor de Cuba y lo que parecía una derrota, se transformó sólo en una tregua para continuar la lucha. Meses después, al hacerse evidente la imposibilidad de que Maceo pueda continuar la guerra solo con el apoyo de los jefes y soldados orientales, el Gobierno de la República en Armas le va a ordenar a Maceo marchar al exilio, lo que éste hace sin deponer sus armas. Maceo, su familia y un grupo de los oficiales del Cuerpo de Ejército de Oriente marchan al exilio a Kingston, Jamaica. Al concluir la Guerra de los Diez Años, según cifras oficiales del gobierno español, había en Cuba 200 000 soldados españoles y 70 000 voluntarios. Maceo: Estadista y político La vida de los padres de Antonio Maceo fue impactada significativamente por la Revolución Haitiana y las guerras de liberación de la América del Sur, por lo cual no es de dudar que éstos fuesen temas que le eran familiares desde su infancia. Muchos de los amigos de Marcos y Mariana rápidamente se unieron a la lucha contra España en Cuba y ellos mismos a las pocas semanas estaban envueltos en el conflicto, lo que hace evidente que ésta era una familia con fuertes convicciones independentistas y anticoloniales. Antonio Maceo había ingresado a la logia masónica en Santiago de Cuba. Como es conocido, las logias en la Cuba de la época eran centros de conspiración contra el poder colonial español y los principales líderes independentistas de Cuba casi todos fueron masones. También lo habían sido los padres de la independencia venezolana y de la América del Sur, Francisco de Miranda y Simón Bolívar. Por tanto es presumible que el ingreso de Antonio Maceo a la logia masónica contribuyera al desarrollo de sus ideas independentistas. Durante la Guerra de los Diez Años, Maceo tuvo que enfrentar con frecuencia las intrigas políticas, la envidia y el racismo en el seno mismo de las fuerzas revolucionarias. Su enorme prestigio y autoridad lo convirtieron en un factor que tenían que tener en cuenta los jefes políticos y militares del movimiento revolucionario y por supuesto el gobierno español y el norteamericano que aspiraba a sustituirlo en control de los destinos de la isla de Cuba. La Guerra de Independencia de Cuba tenía un elevado contenido político, porque pretendía romper los lazos de dependencia con España, pero quedaban una seria de cuestiones por esclarecer: ¿Cómo serían las relaciones de Cuba con el resto del mundo y sobre todo con su poderoso vecino del norte? ¿Como se resolvería la situación de la esclavitud? ¿Como sería en una Cuba independiente y sin esclavos la relación entre blancos y negros? ¿Como se distribuiría la renta nacional: seguiría la tierra y el poder económico concentrados en manos de unos pocos terratenientes blancos criollos e inversionistas norteamericanos? En el curso de la guerra los Maceo y muy especialmente Antonio comprendieron que los esfuerzos de un sector del liderazgo blanco del movimiento revolucionario por limitar su ascenso e influencia estaban asociados a la forma en que se quería distribuir el poder en una Cuba republicana. Esas circunstancias hicieron evolucionar rápidamente a Maceo, quien se transformará no solo en un guerrero excepcional, sino en un extraordinario líder político, que comprendió las legítimas aspiraciones de libertad y justicia social de su pueblo y el peligro que representaban las ambiciones de sectores de poder en los Estados Unidos y Cuba interesados en la anexión. Para Antonio Maceo, los años entre el fin de la Guerra de los Diez Años 1868-1878 y el inicio de la Guerra de Independencia en 1895, fueron de constantes conspiraciones y planes para reanudar la lucha, consecuentes con su pensamiento: “La libertad no se pide, se conquista con el filo del machete. Mendigar derechos es cosa de cobardes incapaces de ejercerlos…” Maceo fue perseguido y acosado por los servicios secretos españoles, que trataron de asesinarlo en numerosas ocasiones, ya que consideraban que si Maceo desembarcaba en Cuba la guerra era inevitable. Fue traicionado muchas veces por sus aliados, porque España era poderosa y podía ofrecer recompensas importantes a individuos y a gobiernos. Los círculos de poder en los Estados Unidos no veían con simpatías al movimiento revolucionario cubano. Ellos querían apoderarse de Cuba, no ayudarla a lograr su independencia, mucho menos con un Ejército Libertador integrado en su mayoría por negros y mulatos y con un líder negro de la estatura de Antonio Maceo. De forma abierta o encubierta, los círculos de poder norteamericano obstaculizaron todos los esfuerzos de los patriotas cubanos por derrotar al régimen colonial. Siempre escasearon el dinero y los recursos para organizar las expediciones que llevaran a Cuba a los héroes de la Guerra de los Diez Años. Con los medios suficientes para reiniciar la lucha, cuando estaban a punto de partir, les eran confiscados los medios con los que trataban de reanudar la lucha armada. Las pugnas, contradicciones y ambiciones personales en el seno del movimiento revolucionario, especialmente en el exilio, contribuyeron a los fracasos. De ellos el más significativo fue la llamada Guerra Chiquita en agosto de 1879, donde cinco mil hombres estaban listos para tomar las armas en espera de la llegada del General Antonio Maceo y éste nunca pudo llegar, producto también de las envidias y contradicciones internas. El movimiento fue frustrado y los levantamientos aplastados, mientras el gobierno español acusaba a los rebeldes de intentar iniciar una guerra de razas en Cuba. Maceo viajó extensamente en este período, conociendo a diversos países: Jamaica, Estados Unidos, Santo Domingo, Haití, Costa Rica, Honduras, etc. Debió negociar con jefes de estado y altos funcionarios de gobiernos, participar en conflictos en algunos de los países donde residió, organizar actividades militares y productivas y buscar el apoyo de notables figuras de numerosos países y de prominentes cubanos en el exterior. Tuvo que debatir, persuadir, escribir, pronunciar discursos y en todo ese proceso creció su cultura política y se transformó en el gran estratega político-militar que llevaría la guerra de liberación del pueblo cubano a sus niveles más altos. Será el patriota e intelectual José Martí, con el apoyo de los héroes de la Guerra de los Diez Años, principalmente Máximo Gómez y Antonio Maceo, quien logrará unir alrededor del Partido Revolucionario Cubano un movimiento capaz de aglutinar fuerzas suficientes para reiniciar la guerra necesaria como él la llamara. La Guerra de Independencia 1895-1898 El 24 de febrero de 1895 Juan Gualberto Gómez, en representación del Partido Revolucionario Cubano, lanza la proclama del levantamiento, pero es sin dudas el desembarco de Maceo el 1 de abril de 1895 el factor desencadenante de la epopéyico Guerra de Independencia. A las pocas semanas hay miles de hombres sobre las armas en el Departamento Oriental bajo el mando de Maceo y los levantamientos se suceden al conocer de su presencia en Cuba. A propuesta de Maceo, el Mayor General Máximo Gómez, había sido designado como Jefe del Ejército Libertador, se propuso la creación por una vez del cargo de Lugarteniente General del Ejercito Libertador como reconocimiento a los méritos del Mayor General Antonio Maceo. Maceo rechazó que dicho cargo pudiera crearse para una persona y en su lugar propuso - y así se acordó - que el mismo fuese un cargo permanente que podía ser ocupado por cualquier integrante del Ejército Libertador con los méritos y la capacidad para el mismo. El 3 de mayo de 1895 llegan Máximo Gómez y José Martí al campamento de Maceo en Jarahueca y se abrazan los amigos y compañeros. En la finca “La Mejorana” conferencian el 5 de mayo de 1895; de allí Gómez sale hacia Camagüey con Martí, cayendo este último en combate dos semanas más tarde. El Ejército Libertador Cubano, integrado en su inmensa mayoría de negros y mulatos, era un ejército de jóvenes, con las más diversas indumentarias o a veces simplemente desnudos o semi desnudos y con diferentes tipos de armamentos. Era un ejército que arrancaba las armas al enemigo, que se alimentaba de lo que la población solidaria le brindaba, lo que tomaban en los combates o lo que compraban con el dinero que ocupaban u obligaban a pagar a los terratenientes. Maceo confiaba en ellos absolutamente, ellos podían caminar cientos de millas sin alimentos, combatir continuamente y, cuando se les acababa el parque, apelar a los machetes, siempre enfrentados a un mayor número de tropas y armamentos. Su ventaja era la sorpresa, la rapidez, el conocimiento del terreno, el apoyo de la población, la ausencia de temor a la muerte y la decisión de seguir y cumplir las ordenes de su general cualesquiera que estas fueran. Maceo, desde la Guerra de los Diez Años, soñó con realizar la invasión al occidente del país, donde se concentraba la riqueza fundamental, que permitía a España mantener la guerra. Además él consideraba que era necesario llevar la guerra a todo el país para poder derrotar y expulsar a los españoles de Cuba. Así mientras se batía se preparaba: en la invasión a Baracoa en 1871 había aprendido a suplir la falta de hombres y armas con la rapidez y la sorpresa, en 1871, en la invasión a Guantánamo, aprendió a vencer la resistencia del enemigo con resolución o ataques superiores, perdiendo por completo el temor a la muerte. Si bravos eran los españoles, más bravos tenían que ser los cubanos. Cada soldado debía considerarse siempre más valiente que el enemigo y todos juntos invencibles. Por último, un factor psicológico muy importante, Maceo había logrado infundir temor a las tropas españolas. La idea de la invasión era “simple”. Menos de tres mil hombres bien armados contra más de doscientos mil de todas las armas, con inmensos recursos de guerra, pueblos guarnecidos, ferrocarriles, telégrafos y puertos a su entera disposición, con el respaldo de los hacendados que eran hostiles a la revolución y siempre al servicio del gobierno español. Por eso había que destruir las plantaciones, los centrales y toda la producción, como ya había hecho Gómez en Las Villas en la Guerra de los Diez Años. Maceo y Gómez atraviesan Camaguey y entran en Las Villas, derrotando en todos los combates a los españoles. Despedazan las tropas españolas en Mal Tiempo y el Capitán General Martínez Campos debe encontrar rápido refugio en el Cuartel General de Colón, mientras Gómez y Maceo se desplazan con sus tropas a dos kilómetros de distancia. Maceo y Gómez soñaban que en esta campaña se produjera el Ayacucho Cubano, es decir la batalla decisiva entre las tropas españolas y cubanas, pero los españoles no presentaron combate. Maceo ha pasado con su columna por el corazón de las más formidables fortificaciones del enemigo. El 1 de enero de 1895 entran las columnas de Maceo y Gómez en la provincia de La Habana. Aun no han recibido ni una sola bala de las que debían ser adquiridas con el dinero que envió a la Delegación Cubana de New York. Por suerte, los invasores se habían surtido del arsenal del enemigo. A mediados de 1896, Maceo, conocedor de los esfuerzos de un sector de los patriotas cubanos blancos e los Estados Unidos, en propiciar la intervención norteamericana en la contienda de Cuba, en carta a Gonzalo de Quesada, representante cubano en New York, después de insistir en que con una razonable cantidad de armas y balas, los cubanos podían lograr la independencia por si mismo, subrayaba: “De España jamás esperé nada; siempre nos ha despreciado y sería indigno que se pensase en otra cosa… Tampoco espero nada de los americanos; todo debemos fiarlo a nuestros esfuerzos; mejor es subir o caer sin ayuda que contraer deudas de gratitud con un vecino tan poderoso” Maceo y Gómez se pasean por la provincia de La Habana sin encontrar casi resistencia, pero sí mucha simpatía y apoyo en la población, de donde se le unen nuevos soldados. En la Playa de Baracoa en La Habana se separan Maceo y Gómez. En ese momento los siguen tres mil ochocientos hombres. Maceo emprende la invasión de la provincia de Pinar del Río, la más occidental de Cuba, con unos mil quinientos hombres. Asi va a penetrar en Pinar del Río y llegar hasta Mantua en el punto mas occidental de la isla, izando allí la bandera cubana. En 3 meses la columna invasora ha recorrido 1776 kilómetros en 78 marchas. Tardó 16 días en cruzar Oriente, 21 días en pasar Camagüey; 16 días batiéndose bravamente en las Villas, 13 en derrotar al Capitán General Martínez Campo y sus cuarenta y dos generales en Matanzas y derrotar en Coliseo al propio Martínez Campos en un combate en que dos mil trescientos combatientes cubanos enfrentaron y derrotaron a ocho o diez mil soldados españoles. Le tomó 8 días tomar los 22 pueblos habaneros aledaños a su trayecto de Este a Oeste y 14 días en recorrer Pinar del Río y destruir la fabula de que la población de ese territorio apoyaba al régimen español y de que el territorio no era apropiado para el desarrollo de la guerra de guerrillas. En una escaramuza a pocos kilómetros de la Ciudad de La Habana, cayó en combate el Mayor General Antonio Maceo. En su cuerpo llevaba 24 cicatrices de heridas en combate. A su lado cayó su ayudante, el Capitán de 20 años de edad Francisco “Panchito” Gómez, hijo del Mayor General Máximo Gómez. Cuando se conoció la noticia de su muerte, el gobierno español decretó fiesta nacional, los soldados españoles bailaban mientras el pueblo de Cuba lloraba a su más querido héroe. En 1898, cuando los Estados Unidos intervinieron en Cuba, el dominio colonial español estaba a punto de derrumbarse. La intervención norteamericana trataba y efectivamente logró impedir la victoria de las tropas cubanas. La razón no fue ayudar a la liberación de Cuba, sino tratar de apoderarse del país, como lo demuestran sus intentos fallidos de comprarle la isla a España, el desconocimiento del Ejército Libertador y del Gobierno de la República en Armas y su exclusión de la Conferencia de Paris que diera fin a la Guerra Hispano Norteamericana, y posteriormente la imposición de la Enmienda Platt en la Constitución de 1901, como condición para el retiro de sus tropas de ocupación. Fue la gesta heróica del pueblo cubano y la extraordinaria acción de la Invasión de Oriente a Occidente, dirigida por el Mayor General Antonio Maceo, las que impidieron que más tarde los Estados Unidos pudieran hacer con Cuba lo que hicieron con Puerto Rico y Filipinas, convertidas después de la Guerra Hispano Norteamericana en sus colonias. En un párrafo de la carta del Mayor General Máximo Gómez, Jefe del Ejercito Libertador, dirigida a Maria Cabrales, viuda de Maceo, el viejo general de pocas palabras resume asi el significado de la caída en combate de Maceo: “… Con la desaparición de ese hombre extraordinario, pierde usted al dulce compañero de su vida, pierdo yo al más ilustre y al más bravo de mis amigos y pierde en fin el ejército libertador a la figura más excelsa de la revolución.” |
Jamaican / Cuban Society 4/30/2013 Television Jamaica: "Cherry Reid – Cultural Organizer, Ja Cuban Friendship Society and Osvaldo Cardenas – Cuban Resident in Ja"
La interacción entre Malcolm X y el movimiento
revolucionario de la posguerra/The Interaction between Malcolm X and the Postwar Revolutionary Movement
http://www.brothermalcolm.net/2002/mx_1990/session1.htm\
Scroll down for audio.
Malcolm X and Fidel: 1990 Symposium in Havana 1/17/2010 www.brothermalcolm.net: With audio and video tracks. Includes presentations by Nancy Morejon, Kwame Toure, Rogelio Martinez Fure, Osvaldo Cardenas, and many others as well as a video of of Fidel talking to the delegates. Photogallery of Fidel - Malcom X meeting in 1960.
See table of contents for No Longer Invisible: Afro-Latin Americans Today, edited by Pedro Pérez-Sarduy & Jean Stubbs, for chapter 4. Cuba by Gayle McGarrity, Osvaldo Cardenas
Antonio Maceo en la AfroCubaWeb.
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