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Las relaciones raciales:
necesidad de un debate público.
Esteban Morales,
UNEAC, 13/7/2013
Como recientemente ha declarado el Presidente Raúl Castro, “… me atengo al
convencimiento de que el primer paso para superar un problema de manera
efectiva es reconocer su existencia en toda la dimensión y hurgar en las
causas y condiciones que han propiciado este fenómeno a lo largo de muchos
años”.
El racismo y la discriminación racial que aún subsisten en Cuba es uno de
esos problemas. En los que no podemos soslayar la necesidad de reconocer
su existencia y como cuestión vital, no desconocer quienes son los que lo
sufren. Para ello escuchar su palabra y la necesidad de debatirla
públicamente se hace indispensable.
No pocas veces hemos tropezado con la negativa a promover un debate
abierto y publico sobre este tema, por algunas instancias de la estructura
política y chocado con la sutil desaprobación que se produce cuando se
reclama dar espacio público a la problemática racial. Por lo cual, el tema
aparece siempre, hasta ahora, como secuestrado, abordándosele solo en
espacios limitados, con públicos pequeños y la casi nula divulgación de lo
que en esos espacios se discute y reclama.
Por primera vez se celebro una Mesa Redonda de la televisión cubana,
dedicada al tema racial, en enero del 2010 y hace unos días, apareció
también en nuestra televisión la Conferencia de Prensa sobre la formación
de la Articulación Regional Afrodescendiente (ARA).Jamás el tema racial ha
contado con un espacio sistemático de divulgación y debate en nuestros
medios, a pesar de la existencia de varios programas de participación que
se desarrollan en nuestra televisión nacional.
La prensa plana no refleja nunca el tema, salvo una mesa redonda realizada
por la Revista Bohemia, un artículo en el Periódico Trabajadores, otro en
el Órgano Estudiantil Alma Mater y el Curso que se ha comenzado a impartir
sobre “Presencia Africana en la Cultura Cubana”, en el espacio Universidad
para Todos. Por cierto, este último, con un horario mal atendido y que no
facilita para nada el acceso al programa, por ser demasiado temprano y no
contar con la repetición prometida en el horario de la noche.
Como es posible que un tema de tanta importancia no figure su tratamiento,
no solo en los medios, sino ni siquiera en nuestras escuelas, ni tampoco
en la Educación Superior. Por lo cual, no existe el triangulo vital para
que cualquier tema social tomase el lugar que le corresponde en la
sociedad. El tema racial no está en la escuela, no aparece en los medios y
apenas está en la Ciencia.
Después de una larga lucha, para que en el Programa Científico Nacional
fuese finalmente reconocido con la independencia que amerita. Pues se le
quería ligar con el tema de género, que no es de poca importancia, todo lo
contrario, pero que no debe restarle personalidad propia al tema racial.
Además, el género ha tenido cierta atención, en particular el problema de
la mujer, mientras que el tema racial jamás ha ocupado un espacio
sistemático en nuestros medios.
La disfuncionalidad con que aparece el tema a nivel de la sociedad cubana,
nos dice con claridad la resistencia, sorda, con que es desconocido.
Parece un misterio, pero no lo es. Pues aunque nuestra sociedad no es
esencialmente racista, todavía reproduce este tipo de relaciones. Y un
problema , arraigado en nuestras relaciones sociales, como lo es el
racismo, por más de cuatro siglos, no puede desaparecer en poco más de 50
años, con una Revolución, por muy radical que esta haya podido ser. Aunque
en realidad, es en el tema racial donde la Revolución Cubana no ha logrado
ser definitivamente radical.
No es absurdo decir, que de todos los problemas sociales con los que la
Revolución Cubana se ha enfrentado, el racismo y la homofobia han sido los
que más han sufrido la insuficiencia de radicalidad. En particular el
racismo, ha sido el que más ha padecido las deficiencias de un abordaje
insuficiente. Quedando por muchos años dentro de una política social
humanitaria muy revolucionaria, pero sumergido en el tratamiento a la
pobreza, la que en principio no tomo en consideración el color. Siendo
este ultimo una solida variable de diferenciación social. Por lo que ha
devenido en el tema que mas atraso presenta dentro de la realidad social
cubana actual.
En particular, dentro del liderazgo político de la Revolución, solo Fidel,
Raúl y el Che, le han prestado atención; para el resto, de los líderes, ha
estado históricamente ausente de su discurso político, o ha sido abordado
negando su existencia.
De manera que, hasta bien entrado los años 80, el discurso oficial, no
reconocía aun la existencia de problemas raciales en Cuba. Como lógica
herencia de haber considerado, en 1962, que el problema racial en Cuba
había quedado resuelto. Lo que trajo como consecuencia un silencio sobre
el tema, que solo a finales de los años ochenta y principio de los
noventa, comenzó a ser eliminado. Mientras ello no ocurrió, el tema racial
fue objeto de represión social y hasta político-administrativa. Pues no se
podía hablar de un tema que había sido considerado oficialmente como
resuelto. Dado que ello implicaba ganarse los calificativos de racista y
divisionista.
Fue el propio Fidel castro quien lo a bordo de nuevo, en los Congresos de
Pedagogía, en el barrio de Harlem en Nueva York y en el Congreso de la
UNEAC. Raúl lo abordo recientemente en la Clausura del Congreso de la UJC
(Unión de Jóvenes Comunistas) y lo había abordado en una Reunión del Buro
Provincial del Partido, en Santiago de Cuba, en 1986.
Todavía hoy, en dos párrafos del reciente Informe presentado por Cuba a la
Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, en el año 2012, se le
abordo con errores conceptuales en su tratamiento.
Solo hace unos meses, el tema racial fue motivo de discusión con ambos
Ministerios de Educación, a nivel nacional, deviniendo también tema de
análisis con la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), dirigido a tratar
de superar el grado de invisibilidad que el color presenta en nuestro
sistema estadístico. En el 2011 y 2012, fue tratado en la Comisión de
Educación de la Asamblea Nacional y en el 2012 fue abordado en audiencias
celebradas en varias provincias del país. Todas fueron actividades
realizadas por la Comisión Aponte de la UNEAC. También en el 2012, se
constituyo el Capitulo Cubano de la Articulación Regional Afrodescendiente
(ARA).Que trabaja arduamente en aglutinar esfuerzos para el abordaje del
tema. Y nos representa en el Movimiento Afrodescendiente de América Latina
y el Caribe.
Por lo que se pude decir, que el tema ya presenta cierto grado de debate,
aunque como expresamos, todavía muy insuficiente y secuestrado en pequeños
espacios.
Recibiríamos una negativa rotunda si dijéramos que el racismo y la
discriminación racial en Cuba son institucionales, no es así, pero es real
que las instituciones que debieran constituir el sistema que nos
permitiría desplegar la lucha contra la discriminación racial que aún
subsiste, no han hecho todavía lo suficiente para que avancemos en la
solución del problema. El color no se menciona aun en la escuela cubana,
la investigación del tema en nuestras universidades y centros científicos
está en pañales y los medios masivos apenas lo mencionan. Siendo lo
característico del tema su invisibilidad en la televisión y en la prensa
plana. No así en la radio, donde ha recibido algún tratamiento.
En tal situación, habría que reconocer, sin temor a equivocarnos, que las
deficiencias, la ausencia de valores, el deterioro moral, las
insuficiencias culturales que aun exhibimos, las indisciplinas sociales,
el incumplimiento de las normas cívicas y las malas expresiones de
comportamiento social, de que se ha hablado recientemente, tienen en las
relaciones raciales en Cuba actualmente, varias de sus expresiones más
negativas y dolorosas.
Es además preocupante, la impunidad, con que aun practicamos todos los
prejuicios raciales. No hay más que visitar los shows de algunos cabarets
en nuestros hoteles turísticos, mirar hacia la composición y el
tratamiento racial de las novelas cubanas y brasileñas que ponemos en
nuestra televisión; el propio lenguaje racista y chabacano que se escucha
en nuestras calles, el trato descuidado que se da a veces a las personas
no blancas en algunos comercios, sobre todo del área en divisas, las
ausencias de personas negras en las promociones de algunos días feriados u
otras actividades, la insuficiente representación de negros en el
empresariado de la economía emergente y el turismo, el limitado acceso a
las remesas de personas negras, el trato que se recibe de la policía, etc.
para percatarnos de que vivimos aun en una sociedad, donde ser negro ,
lleva implícito una cierta desventaja social, no pocas veces, reconocida y
aceptada, prácticamente como si se tratara de algo natural. Ser racista en
Cuba no parece ser un delito y es posible inferir que se puede acceder a
los mayores niveles de reconocimiento social y político, cargando en el
alma con los prejuicios del racismo. Es que nadie en Cuba acepta ser
racista. Pero si fuera así, entonces ¿Por qué el problema no se resuelve?
Ese también es entonces un problema que debemos atacar con fuerza, pues no
es menos nocivo que la corrupción, el soborno, el delito, que solo con
fuertes aplicaciones de la legalidad se podrían solucionar. Mientras que
los problemas que atañen a la discriminación por el color, son
ideológicos, éticos, morales y erosionan las relaciones de convivencia
dentro de una sociedad que, por demás, es multicolor. Afectándose así el
proyecto social de la Revolución. Tratándose incluso, no de un simple
problema entre negros, blancos y mestizos, sino de una disfuncionalidad
social. Por lo que en la sociedad cubana, aun no hemos logrado superar las
asimetrías que heredamos del colonialismo esclavista y que se reforzaron
en la república. A pesar de que la Revolución ha librado un extenso
combate contra la discriminación y la desigualdad, hasta los mismos bordes
del igualitarismo. Cuba es un paradigma, que muestra a las claras, que no
es suficiente autoproclamarse socialista y combatir al capitalismo, para
librase del racismo. Hace falta avanzar más allá, sobre todo en el orden
cultural y político. Pues luchamos contra un monstruo de siete cabezas,
que se nutre de cualquier imperfección de la sociedad para
retroalimentarse y avanzar.
El racismo y la discriminación que aun padecemos en Cuba, no vienen de la
esclavitud; ese trasfondo, aunque importante históricamente, ya resulta
muy lejano. Son las imperfecciones aun no superadas de nuestro propio
proceso de construcción social actual, las que continúan alimentando el
racismo y la discriminación racial. Por lo que las deficiencias de nuestra
sociedad, señaladas recientemente por nuestro presidente Raúl castro,
conforman también el contexto social dentro del cual el racismo y la
discriminación racial se continúan alimentando.
Es cierto que la raza no existe, es una invención social, pero que aun nos
persigue y continuara persiguiéndonos, sino tratamos el problema desde su
raíz. El asunto ya ha devenido un problema político que amenaza el
equilibrio de la sociedad cubana, tanto en términos de la distribución de
la riqueza social, como de la distribución y el ejercicio del poder. A lo
cual estimo, debemos prestar gran atención para no retroceder en lo que se
ha logrado avanzar en estos años. Sobre todo si tomamos en consideración
que los cambios que avanzan tienden a reforzar la desigualdad y el
desequilibrio social. Por lo que el problema es también económico. Es
también de salvaguardas económicas y sociales, para aquellos sectores más
desfavorecidos, dentro de los cuales están en mayoría negros y mestizos.
Atacar el problema significa, entonces, en primer lugar, llevarlo a la
escuela, para que logre pasar a la cultura, debatirlo a nivel social,
arrinconarlo hasta destruirlo, como mismo queremos arrinconar el delito,
la ilegalidad, la corrupción, la prostitución, la homofobia, el machismo y
todas las formas de discriminación existente. Pero para ello no basta con
declaraciones constitucionales, hay que generar leyes, regulaciones, que
obliguen a los discriminadores, a los racistas, donde quiera que se
encuentren, a verse obligados a observar un comportamiento acorde con la
sociedad que aspiramos a construir.
Para ello hay que promover sin cortapisas el debate público, hacer que el
problema forme parte de la agenda de discusión de las organizaciones
políticas y de masas, de las organizaciones sociales y culturales, de la
sociedad civil cubana organizada como un todo. Mientras no sea así, el
problema racial, no se solucionara y la espontaneidad negativa continuara
siendo, como hasta ahora, el carril de su comportamiento, por lo que todo
lo que la sociedad cubana, ha logrado avanzar hasta hoy, se perderá.
Julio 13 del 2013.
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