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Partido Independiente de Color
¿Eran racistas, anexionistas?
Tomás Fernández Robaina, Investigador y
Profesor Titular de la Biblioteca Nacional José Martí
y de la Universidad de La Habana
Aunque
escrito hace 20 años, el autor publico el ensayo ese para
ampliar el debate provocado por el libro de Rolando
Rodríguez, "La conspiración de los iguales".
¿Qué
es el racismo? ¿Qué ha de entenderse por partido racista?
¿Son aplicables tales definiciones al Partido Independiente
de Color? Serafín Portuondo Linares abordó este problema
en el capítulo XXVII de su obra sobre los Independientes.
En él está demostrado que el Partido Independiente de
Color (PIC) no era racista. Criterio este aceptado en
posteriores trabajos históricos de Sergio Aguirre1,
Fernando Portuondo y otros.
Portuondo
señaló atinadamente que: “la guerra racista no mereció
este nombre en verdad, ni los alzados cometieron las
atrocidades características de movimientos de ese tipo, ni
apenas pudieron resistir a la persecución del flamante
ejército,
creado por el Presidente Gómez".2
Además
de las declaraciones de sus máximos dirigentes, las cuales
corroboran que el PIC no era racista, al analizar su
Programa no hemos hallado un solo elemento racista, ya que
ha de entenderse como tal, es decir, como partido racista,
aquel que considera la mezcla de razas como perjudicial a la
salud moral del país y a la conservación de sus características
culturales y de su unidad espiritual.
El
Partido Independiente de Color no puede ser definido como
practicante de esa corriente inhumana. Una prueba de ello lo
tenemos en las palabras iniciales de su Programa, las cuales
expresaban que se constituían en agrupación en todo el
territorio nacional para mantener el equilibrio de todos los
intereses cubanos.3
No podría tomarse la petición de incluir en el cuerpo
diplomático y en la administración del estado a negros
cubanos que tuvieran capacidad para ello, como manifestación
de esa corriente, sino como una demanda encaminada a luchar
contra la discriminación de la que eran objetos.
Uno
de los libros que trata con mayor objetividad los hechos
históricos de nuestro país, y a los Independientes en
particular, expone: "Fue un movimiento que adoptó una
táctica equivocada en cuya raíz hallamos una necesidad
totalmente justificada: la de luchar contra el acoso de que
eran víctimas, en todas las actividades de la sociedad
cubana, los cubanos negros y mulatos."4
Desde
sus inicios, el PIC fue acusado de racista. Con ello se
perseguía la finalidad de restarle fuerzas,
y predisponer a la opinión pública contra los propósitos
reales del Partido. Aún no había surgido la Agrupación, y
ya Evaristo Estenoz había sido atacado por la prensa
clasista de la época, como ocurrió en la caricatura ya
mencionada en otra parte de este libro.5
Saliéndole
al paso a la campaña racista emprendida de singular manera
desde el
Diario
de la Marina,
se
publicó en
Previsión
un artículo del que entresacamos los siguientes párrafos:
"Se nota la marcada intención de alarmar la opinión pública
más que llenar esa necesidad de la prensa en lo que a
información se refiere. Todo el mundo sabe como también lo
sabe el Diario de la Marina que la clase de color de
Cuba no tiene pretensión de ser gobierno, ni de gobernar a
nadie, que solo desea y tiene derecho indiscutible, a que se
le gobierne bien no solo a ella en particular, sino al país
en general, del cual forma ella parte porque es el país
suyo como lo es también de los demás cubanos."6
¿Podían ser racistas los que se expresaran de ese
modo, los que en cuanta oportunidad tenían clamaban por la
implantación del ideario martiano?
Continuando
su defensa señalaban: "Nosotros por el contrario, no
aspiramos sino a que en el seno de la república todos
vivamos contentos y felices, sin pretensiones enojosas, sin
odios, sin rencores.”7
La
campaña contra el PIC llegó a su punto máximo cuando fue
presentada una enmienda por el senador Martín Morúa
Delgado, el 11 de febrero de 1910, con la finalidad de
prohibir constitucionalmente la existencia de una agrupación
formada por miembros de una sola raza.
En
el propio Senado se combatió contra su aprobación por
considerarla inconstitucional, como en el caso del senador
Laguardia, quien señaló: "Entiendo, pues, que
resultaría violada la Constitución al impedirse a alguien
que se constituyera en partido político para encaminarse en
cualquier dirección… Entiendo que es un derecho
inviolable e indiscutible al cual no podemos negarnos."
Posteriormente
dicho senador adoptó una posición incongruente al
abstenerse de votar, cuando la misma fue sometida a la
Cámara.
Otro que la combatió fue Gaspar Cisneros Betancourt.
Algunos de sus alegatos no resisten un análisis profundo,
ya que entre varias cosas apuntó: "Yo niego que aquí
haya una cuestión de razas, no las hubo en Cuba libre y no
puede haberla en Cuba republicana.”9
Esas
palabras pretendían ocultar una realidad inobjetable. Sí
había un problema racial con una base económica social,
que era la que motivaba la existencia de la discriminación
racial y el malestar social general reinante, no solo de los
negros, sino de las capas más necesitadas de la sociedad.
Con esa pretendida negación del problema, la esencia del
mismo seguía intacta.
Llama
la atención de que la moción de Morúa haya sido
presentada estando en prisión Evaristo Estenoz, y
precisamente el mismo día en que era condenado por segunda
vez, acusado, junto con otros miembros del PIC, de promover
la alteración del orden contra el Gobierno. Hecho este que
sirvió para especular y lanzar la hipótesis de que todo se
había hecho premeditadamente.
De
ahí que en La Discusión de abril 25 se dijera:
"Pero si no se ve ni aparece por ninguna parte el hilo
de la tremenda conspiración de los negros contra los
blancos, en cambio se ve, como el cometa, a simple vista, la
hilaza de la conspiración del gobierno contra el Partido
Independiente de Color; destruir a este, impedir su formación,
declararlo ilegal, echarlo al agua, cerrarle a todo trance
el paso, fue siempre un propósito evidente. Y ahí está le
ley Morúa, demostrando que era la finalidad que se perseguía."9
A
partir de la promulgación de la Enmienda, la lucha contra
ella, así como el incremento de las medidas organizativas,
va a ser los temas principales de los escritos de los
Independientes. Por tales móviles reprodujeron el
comentario aparecido en El Comercio, que analizaba la
Enmienda del siguiente modo: "Esto se hace para evitar
la existencia del Partido Independiente de Color el cual
puede burlarse de la Enmienda del Sr. Morúa, sin más que
hacer que pertenezcan a su agrupación un solo individuo
blanco, chino o de cualquier otra raza que no sea la
etiópica,
porque lo que prohíbe es que haya partidos formados
exclusivamente por individuos de una sola raza (...). Y bien
fácil será a los de color adquirir cuantos blancos
quisieran, no tienen más que ofrecerles destinos [Mutilado)
lleva a todos los blancos cesantes.”10
¿Tendrían
que recurrir a esa táctica los Independientes para que no
se les aplicara la Enmienda? ¿Era aplicable a ellos esa ley
realmente? ¿O los escritos que aparecieron negando la
exclusividad racial fueron una estrategia para evitar la
Enmienda, o el comenzar a explotar realmente un aspecto que
había sido pasado por alto y que había ocasionado
precisamente los principales ataques?
En
la circular publicada el 5 de marzo de 1910 se decía:
"No estamos dentro de las condiciones a que refiere la
ley… en nuestros comités están afiliados individuos de
todas las razas que pueblan esta Isla y sus variedades…
queremos la República igualitaria sin odiosas pretensiones
de razas."11
También
en marzo 20 se publicó otra circular, esta del PIC de Jagüey
Grande, en la que se precisaba: "El Partido
Independiente de Color, hoy prepotente desde Oriente a
Occidente, llama a su seno a todos los hombres sin distinción
de razas para terminar la obra redentora del inmortal Martí:
La República con todos y para el bien de todos."12
En
Reivindicación, órgano del PIC en Sagua la Grande,
se exponía: "El Partido Independiente de Color al
surgir a la vida pública como Partido Nacional no ha venido
con el fin de que solo elementos de color integraran sus
filas, sino que ese Partido en todas las épocas ha tenido y
tiene las puertas abiertas a todos los elementos que
integren esta sociedad y que con arreglos a la Constitución
y a las leyes del país estén en el pleno uso de sus
derechos políticos. El Partido Independiente de Color
admite sin reservas de ninguna especie, cuantos hombres
blancos deseen venir a sus filas con el mismo entusiasmo y
agrado que si fueran elementos de la raza de color, por
cuanto nosotros proponemos cumplir nuestro programa en todas
sus partes, cuyo más amplio espíritu es la igualdad y la
justicia para todos igual."13
Desde
Previsión se precisó que "... el PIC no es
racista. Yo podría dictarle varios nombres de personas
blancas adheridas al Comité de este Partido".14
Este
hecho no fue lo suficientemente explotado por los
Independientes en su campaña anterior a la promulgación de
la Enmienda y en la etapa posterior, tal vez por carecer de
órganos de prensa que circularan regularmente durante esa
época, que fue cuando más se combatió al Partido,
especialmente en 1912. Previsión, órgano oficial
del Partido que se publicaba en La Habana, desaparece en
1910; Reivindicación, vocero del PIC en Sagua la
Grande, circula esporádicamente y anuncia en un número de
1911
que
Previsión
volverá a la circulación.15 En 1912
encontramos el periódico
Libertad,
órgano de los Independientes de Santiago de Cuba, del cual
solo localizamos un ejemplar del mes de febrero en los
Archivos de la Academia de Ciencias de esta ciudad.
No
debe extrañar que la prensa grande, El
Triunfo,
La Discusión
y
Diario
de
la Marina,
entre otros, eliminaran de sus páginas toda la información
tendente a demostrar que el PIC admitía a cualquier
ciudadano sin tener en cuenta el color de la piel.
Debemos
preguntarnos el porqué de la Enmienda, las causas de los
otros partidos para no reconocer que el PIC no era racista,
si, en definitiva, los Independientes habían obtenido menos
de dos mil votos en las elecciones del
14
de noviembre de 1908.
En
la sección "Al Trote" del
15
de febrero de 1910,
se publicó un comentario que podría ayudar a forjar una
idea al respecto: "El PIC tiene cerca de 60
000
afiliados, entre ellos
15 000
soldados de la guerra de independencia,
12
generales,
30
coroneles y centenares de oficiales de menos categoría."
Esto
refleja que a pesar de la derrota sufrida en las elecciones
indicadas, lejos de disminuir su membresía, esta había
aumentado, y cada día se hacía más popular y atrayente
para algunas de las capas más necesitadas de nuestra
sociedad en aquella época.
El
25 de marzo de 1910, desde el propio órgano periodístico,
se decía: "¿Cómo conformarse que sin un céntimo
hayan organizado un Partido Nacional con 70000 afiliados?"
La escisión ocurrida en su seno, cuando un grupo de los
detenidos decidió acatar la Enmienda y darlo por disuelto,
no fue lo suficientemente fuerte como para hacerlo
desaparecer.19
Tampoco
tuvo éxito el intento de fundar el Partido Independiente
Nacional (PIN) y su órgano de prensa,
Prevención,
del cual parece que circuló solo una hoja en donde se
explicaba que, disuelto el PIC, había que buscar una nueva
organización para la lucha. También se explicaban las
bases programáticas del PIN, las cuales eran las mismas que
el PIC, pero no pedía la inclusión específica de los
negros en la administración pública y en el servicio
diplomático.20
Referente
al problema de la disolución del PIC, Evaristo Estenoz
expresó: "Contestando a unos, desmintiendo a otros y
orientando a mis correligionarios, que de buena fe siguen
nuestros principios y mantienen nuestros ideales, es por lo
que puedo asegurarles a todos que no ha habido tal disolución,
ni aún siquiera cambio de nombre... no hay tal disolución,
lo que solo es cierto es que algunos correligionarios se han
dado de baja en nuestras filas y han renunciado los cargos
que desempeñaban en las distintas asambleas."21
La
táctica consistente en la sustitución del nombre de la
agrupación no fue esgrimida en 1910 y menos aún en 1912,
de forma particular, con sobrada razón, puesto que solo podían
concurrir a las elecciones presidenciales los partidos que
se habían presentado a las de 1908. La alteración del
nombre para escamotear la ley los imposibilitaba de
presentarse a los comicios.
Por
lo tanto, en 1912, al PIC no le quedaba más remedio que
luchar para demostrar que no era racista, y para intentar la
derogación de la Enmienda por considerarla inconstitucional.
Por ello centraron todos sus esfuerzos en combatir la
Enmienda destacando los aspectos señalados, considerándose
como un modo de presionar al Gobierno para obtener su
anulación, la posibilidad de una protesta colectiva, de
manera que éste, ante el temor de una nueva ocupación
militar, satisficiera sus demandas; o, por el contrario, que
el Gobierno de Washington intercediera con el presidente José
Miguel Gómez para que éste reconociera al PIC, por haber
nacido dicha entidad política al calor de las leyes
norteamericanas durante la segunda intervención.
Una
de estas dos posibilidades ya habían sido esgrimidas, como
bien se indica en el siguiente artículo de
Previsión:
"El Presidente de la República no debe estar muy
dispuesto a que le intervengan el gobierno que él
representa, dándose cuenta del asunto, la vete antes de
recibir una lección de un gobierno extraño."
Es
innegable que algunas figuras, entre ellas Estenoz, trataron
de que los norteamericanos presionaran a José Miguel Gómez
para poder concurrir a las elecciones, agotadas ya todas las
vías legales. Esta posibilidad había sido ya contemplada
en 1910, cuando se planteó el envío de una comisión a
Washington para gestionar la supresión de la Enmienda, y
que ocasionó la publicación de un manifiesto firmado por
exmiembros de los Independientes que se declaraban
contrarios a esa medida.23
Parece
que Estenoz no vaciló en retomar esa posibilidad al ver en
peligro los objetivos de la protesta. En carta dirigida al
Secretario de EE.UU., decía Estenoz, después de señalar
los crímenes y desmanes del Gobierno cubano contra los
Independientes: "Quiero con esto demostrar al mundo
entero que somos nosotros más capacitados y más
civilizados que las propias fuerzas del gobierno que tan
malamente nos han venido dirigiendo
(sic). Por
lo tanto, nosotros creemos del todo imposible llegar a un
acuerdo con este Gob. Toda vez que no nos merece
absolutamente ninguna confianza: pues este no ha hecho otra
cosa más que dividir la opinión en el país, haciendo
creer a los blancos nativos que nosotros los odiamos y que
nuestra justa reclamación es una guerra de razas, de negros
contra blancos, siendo lo contrario, toda vez que nuestros
hechos son las mejores pruebas de lo dicho por sí.
"Esperamos
pues, que igual que otras veces, nombre ese Gob. un
representante si lo cree a bien que en el mismo campo de la
Revolución se convenza de todo lo que expongo, pues de
seguir así los atropellos con nuestras familias nos veremos
en la necesidad de establecer represalias.
"El
General Monteagudo trata de valerse de algunos de las
fuerzas a su mando para quemar algunas propiedades
norteamericanas y con ello proporcionarnos el odio de Uds.
todos."
Todo
parece indicar que los Independientes adoptaron esa posición
como una táctica, al igual que otras que habían adoptado
con anterioridad, ya que ellos tenían muy en cuenta quiénes
eran los norteamericanos. Muchas de sus manifestaciones
sobre EE.UU. habían sido publicadas, como la del 30 de
enero en
Previsión:
"Nosotros vemos en la Patria el centro de todas
nuestras afecciones, sufrimos con sus dolores y reímos con
sus alegrías. Para nosotros Guantánamo y Bahía Honda son
dos heridas por donde sangrará siempre nuestro amante corazón.
La intromisión norteamericana es un baldón que ningún
bienestar podría disminuirlo en toda la horrible angustia
que nos hace padecer."
En
otro escrito se demuestra muy bien como los Independientes
reconocían que la discriminación racial que había en Cuba
en aquella época, había sido alimentada por la presencia
de los norteamericanos, al plantearse, entre otras cosas, lo
siguiente: "¿Qué nos importa el turismo ni la
prosperidad que con su trabajo puedan esos yankees traer a
Cuba si gracias á ese turismo y á esos yankees
precisamente se han establecido diferencias que no existían
a raíz de la independencia; que sin ellos, sin su
influencia nefasta no tomaran los caracteres alarmantes que
revisten hoy."
Un
ejemplo más de que ellos no buscaban la intervención ni
habían pensado en la posibilidad real de un levantamiento
armado, lo hallamos en este otro artículo publicado en Previsión:
"Nadie ha pensado en levantarse en armas porque todos
los hombres de color nos damos cuenta exacta de lo que
sucedería y nosotros no queremos que el americano tenga que
intervenir más en nuestro país. Por eso nuestra lucha es
ordenada y legal."27
También
habían expresado que: "... ¿puede llamarse
civilización la de un pueblo que mantiene
odiosas
discriminaciones, que tiene por deshonra conversar
con un negro, que cree contaminado el vaso sobre el cual
pose su labios un negro y cambia de sitio en los
ferrocarriles, en las fondas, y en los cafés al ver en el
mismo vagón o en la misma mesa vecina a un hombre cuyas
venas están matizadas de negro?"
Opinión
bien contraria, por ejemplo, a la expresada en el diario Cuba:
"Los cubanos veríamos con agradecimiento y el mundo
con simpatía que el pueblo grande que nos ayudó á ser
libres viniera á ayudarnos a sostener nuestra libertad. Y
si es esto lo que los Estados Unidos intentan hacer, bueno
será que piense en ello nuestro Gobierno y vea cuánto nos
convendría aceptar la noble oferta."
Todo
esto se escribía para propiciar la creación de una atmósfera
favorable a la intervención, a pesar de que los
Independientes no significaban ningún peligro, ya que en el
mismo periódico se decía: "Hasta el momento [mayo 27]
las fuerzas enviadas aquí no han tenido ni un solo
encuentro con rebeldes. Resulta pues, que los negros rehúsan
combatir."30
Las
declaraciones de dos figuras sobresalientes del movimiento
en Oriente, Eugenio Lacoste y Gregorio Surín, aparecidas en
El Cubano Libre, son una prueba irrefutable que
demuestra que los Independientes no buscaban la intervención,
y que la finalidad de la protesta era la derogación de la
Enmienda.
El
primero de ellos declaró: “Dieron el día 20 el
grito de guerra o abajo la ley Morúa, único objeto por el
cual realizaron el movimiento armado, movimiento que ellos
creyeron que no llegarían a donde llegó, porque creían
que el señor Presidente de la República, temeroso de un
conflicto grave, accediera a derogar la citada ley. Pero se
equivocaron porque enterado el General Gómez que ellos a
pesar de ser muchos carecían de armas y pertrechos, les
lanzó encima toda la fuerza pública (...) dice que no se
explica qué motivos ni qué datos se han podido tener para
calificar de racistas al movimiento cuando se ha visto
palpablemente que ningún blanco ha sido atropellado por
ellos.
"No
se le había ocurrido nunca la idea de hacer un movimiento
para traer a este país una intervención norteamericana,
que jamás pensaron los independientes de color en
independizar a Oriente del resto de la República y mucho
menos construir un gobierno."31
Surín,
el segundo de los entrevistados, fue uno de los que se había
separado del PIC al promulgarse la Enmienda Morúa, pero
se reintegró posteriormente a las filas cuando vio la
posibilidad de que los Independientes pudieran presentarse a
las elecciones de 1912. Es probable que en este
sentido vislumbrara
algún arreglo. No hay que descartar lo
anterior,
pues se habían publicado artículos en los
que se
decía: "A nosotros nos importa bien poco que
triunfe
el Liberal como el Conservador
o
el Independiente."32
Por
lo que podemos pensar que el columnista vislumbraba la
alternativa de que los Independientes triunfaran o, al menos,
pudieran concurrir a las elecciones. Es importante, además,
destacar el reconocimiento de la existencia de ese Partido,
no obstante estar fuera de la ley, en virtud de la aplicación
de la Enmienda Morúa.
Las
declaraciones de Surín son importantes, pues reflejan la
magnitud de los crímenes cometidos por las tropas del
Gobierno; pero hay que ver con cautela otras declaraciones
que hace, dada la situación que él tenía en aquel momento:
preso y acusado de alterar el orden público. Por ello sus
palabras pueden parecer contradictorias, sobre todo cuando
enjuicia a Evaristo Estenoz. Sobre el levantamiento dijo:
“Solo tenía por objeto pedir la derogación de la ley
Morúa,
aunque tuviera el carácter racista que le han querido dar,
pues en el monte hay muchos blancos, particularmente
españoles."
Dato
este importante para profundizar en ulteriores estudios
sobre el PIC para detectar quiénes eran esos españoles, qué
corrientes ideológicas y políticas los habían hecho
sumarse al movimiento, o si toda la declaración de Surín
en este sentido era falsa.
Surín
señaló, además, que la partida donde él se encontraba
estaba formada por "... 70 u 80 hombres mal armados y
peor parque, que en el momento del asalto ellos estaban,
unos durmiendo y otros cocinando y que a los primeros tiros,
todos se dispersaron abandonando todo cuanto tenían.
Asegura que en el reconocimiento hecho rápidamente por
Ortiz aparecieron 25 muertos, pero que al día se
encontraron 20 más".
Ahondó
en la información, y dijo que Estenoz e Ivonnet habían
ordenado rehuir el combate para de esa manera alargar la
guerra y precipitar la intervención, ya que, según Surín,
ellos creían que era la única forma que tenían de lograr
la derogación.
Sin
embargo, un documento cursado por A. Beaupré al Secretario
de Estado de EE.UU., demuestra una opinión contraria:
“Hay varias teorías sobre el origen de este movimiento.
La creencia
predominante
es que el movimiento se inició con propósito de provocar
una intervención norteamericana para beneficio de varios
intereses que estimaron que se beneficiaban con un cambio de
gobierno. Un movimiento que tendría a provocar la
intervención americana, claramente dirigía sus
primeros esfuerzos a la destrucción de la propiedad
extranjera, pero como ya se ha informado, poco se ha hecho
en este sentido.”
Si
fueran pocos los ejemplos mostrados hasta aquí para
convencer al lector de que el PIC no planteó un
levantamiento armado en el sentido estricto de ese concepto,
véase la declaración, entre muchas otras, del Capitán
Santiago Castillo, al referirse a unos alzados que había
perseguido: "...Se retiraron a juzgar por el rastro,
dando lugar con nuestra persecución a que cayera por la
parte del Ramón, donde otras columnas con seguridad han
debido encontrarlos, a menos que hicieran con estas, lo
mismo que hicieron con las nuestras, huir, que es lo único
que hacen hasta ahora.”35
Testimonio
importantísimo que viene a corroborar aún más todo lo
anterior, lo tenemos en las declaraciones de Guillermo Laza,
secretario personal de Evaristo Estenoz: “Nunca pensó
Estenoz que la contienda tuviera el fin que ha tenido…
pues esperaba la derogación de la enmienda, terminando, por
lo tanto, el movimiento, pero cuando él vio que no era así
la cosa y que lo que mandaba el gobierno eran soldados para
combatirnos, toda vez que sus planes de campaña eran de que
los rebeldes hicieran desde lejos una pequeña resistencia
para no causar bajas ni que nos la causaran y correr mucho
para cansar a la fuerza pública y que a la larga surgiera
el arreglo en que pensaba."36
Laza
declara en la entrevista
que él calculaba unos seis mil rebeldes; que quinientos de
estos habían muerto
en
la refriega, y que mil quinientos habían parecido en las
emboscadas de las fuerzas del Gobierno, y puntualizaba:
"En los combates las bajas que sufríamos los rebeldes
eran numerosas por la precipitación al huir, lo cual
nos obligaba a abandonar sobre el campo a los heridos que
morían sin remisión y ello disgustaba en gran manera a la
gente.”
Otra
fuente testimonial de suma importancia, porque arroja luz
sobre la tan mencionada alianza o pacto entre Estenoz,
Ivonnet y José Miguel Gómez, es la declaración de
Buenaventura Parada, presidente de los Independientes en
Santiago de Cuba. Después de hablar de los actos políticos
que tenían programados y que no podían celebrarse por la
circular del secretario de Gobernación, Gerardo Machado,
que prohibía a los Independientes toda actividad o
manifestación política, señala: "Estenoz inició
entonces las gestiones para la derogación de esta circular,
cerca del Presidente Gómez, y este entonces mandó a buscar
a Pedro Ivonnet que fue con tal motivo a La Habana,
celebrando con el Presidente de la República varias
entrevistas… Las entrevistas con el Presidente de la República
fueron en el mes de abril y nunca supimos el resultado de
las mismas, pero sí, que el general Gómez había
autorizado el que continuáramos la propaganda de nuestro
partido.
"Cuando
regresó Ivonnet, yo me entrevisté con él y no me dijo en
concreto de lo que se había tratado con el general Gómez,
pero sí me afirmó que había prometido interponer toda su
influencia para que la ley Morúa fuese derogada ocho días
después, del en que terminaron las entrevistas y que después
de esto se celebraría una asamblea magna para ver si se
cambiaba el nombre que ostentaba el partido y a cual
candidato presidencial se iba apoyar."
Ya
en víspera del alzamiento, narra Buenaventura que Estenoz
llegó a verlo y le dijo: “Es preciso que nos vayamos al
campo, todas las provincias están ya preparadas para el
movimiento y el partido comprometido para alzarse… no habrá
derramamientos de sangre, las tropas no nos encontrarán y
si acaso nos encontraran, sostendremos pequeños fuego del
que nada ha de resultar, a los ocho días se derogará la
ley Morúa y después hemos de apoyar la reelección de
General Gómez.”37
De
la anterior cita se desprende que la tan famosa y no probada
existencia de un pacto entre José Miguel Gómez y los
Independientes cobra fuerza, y solo falta la publicación y
hallazgo de un documento que verifique lo que
testimonialmente ha quedado recogido en la prensa, y
personalmente por nosotros, del hijo de Pedro Ivonnet.38
Este
nos contaba que de pequeño había oído decir en su casa
que el Presidente Gómez había traicionado a su padre. Nos
refirió que recordaba haber visto una carta que demostraba
la traición de que habían sido víctimas los dirigentes
del PIC. Recientemente hemos sabido que la investigadora
Olga Cabrera ha localizado una carta cursada entre el
Presidente y el General Gerardo Machado, entonces secretario
de Gobernación, que parece probar la veracidad del acuerdo,
y que ha hecho suponer que el PIC era un partido más que
venía a formar parte del rejuego politiquero de la Cuba de
aquella época.
¿No
podríamos suponer que quizá todo fuera una táctica política
de los dirigentes del PIC para lograr el reconocimiento
legal del partido, y poder concurrir a los comicios? ¿No
hubiera podido alcanzar Evaristo Estenoz posiciones
destacadas dentro del Partido Liberal, haciendo mover sus
influencias en ese sentido, como lo había hecho Generoso
Campos Marquetti?
¿No
había alcanzado Estenoz una posición económica
desahogada como resultado de su trabajo, de quien se cuenta
era experto maestro de obras públicas en la ciudad de La
Habana, y que viajaba regularmente a Francia y EE.UU.; así
como abrirle una casa de modas a su esposa, quien era también
famosa modista, con gran clientela de "lo mejor de la
sociedad habanera"? ¿Arriesgaría Estenoz toda la
posición alcanzada por una mayor ambición de riquezas y
poder; o, por el contrario, debido a principios nacidos del
análisis de la discriminación existente? Lo cierto es que,
cualquiera que haya sido el motivo del pacto, los logros que
ambos bandos pensaron obtener devino un fracaso rotundo.
Varios
factores tuvieron un papel decisivo en el curso de los
acontecimientos, e influyeron para que estos se
desarrollaran en sentido negativo para todos, pero llevando
los Independientes la peor parte. Entre estos factores hubo
uno que pudo haber influido, quizá, en la decisión de Gómez
de no vetar la Enmienda de un modo rápido. Nos referimos al
proyecto de ley presentado por Fernando Freyre de Andrade, y
otros que tenían la finalidad de derogar la Enmienda y
declarar legal a los Independientes.39
Este
proyecto había sido presentado en noviembre de 1911, tal
vez con el objetivo de impedir que José Miguel Gómez se
llevara el triunfo de la derogación y los votos de los
Independientes. No cuesta trabajo pensar, de ser cierta esta
hipótesis, que el Presidente, ante esta situación no
esperada, evitara que el proyecto de ley fuera discutido en
la Cámara como una treta para evitar su aprobación. Es
probable que la idea de la protesta surgiera como una forma
de hallar una salida a la disyuntiva del Presidente de vetar
o no la Enmienda, ya que si la misma se efectuaba, permitiría
al Poder Ejecutivo intervenir directamente en el litigio,
logrando de este modo sumarse la simpatía y los votos del
PIC.
Sin
embargo, al fracaso del plan anterior parece haber
contribuido de modo considerable la prensa, que sin duda
alguna fue un elemento que determinó que las circunstancias
se desarrollaran adversamente para
todos los que supuestamente habían acordado el pacto.
Tuvieron singular importancia los ataques de la prensa
opositora a José Miguel Gómez; que no solo denunció que
todo era un rejuego, una componenda con fines
reeleccionistas, sino que creó una atmósfera de caos, de
agitación tan grande, que obligó al Presidente a llamar la
atención sobre la veracidad y tono de las noticias que se
publicaban, estableciéndose por tal causa un proceso contra
La Lucha, La Prensa y El Día, el 30 de
junio de 1912.
Un
ejemplo de las noticias falsas que se propagaban, la tenemos
en la carta enviada por la maestra Concepción Ureña, en la
cual desmentía la noticia impresa de que ella había sido
violada por los rebeldes.40
El
21 de junio se publicaba en la prensa que "…un
mes tenemos ya de rebelión y de paz no tenemos otro indicio
que las promesas del gobierno".41 Para esta
fecha, sin embargo, ya la protesta había sido aniquilada
prácticamente.
A
todos esos ataques hay que sumarles otros en los que se
acusaba al Gobierno de no poder controlar el brote
revolucionario, de no poder garantizar las libertades
individuales en el país y la seguridad del mismo. Se
alertaba, en unos, el peligro de la intervención yanqui, de
acuerdo con la Enmienda
Platt.
A
José Miguel Gómez no le podía pasar por alto que los
Independientes habían surgido durante el segundo gobierno
interventor. Tampoco podía olvidar que los Independientes
habían manejado el temor a la intervención yanqui, como un
modo de presionarlo para que derogara la Enmienda. Por lo
tanto, él no podía descartar la posibilidad de que los
Independientes, viéndose engañados, recurrieran a
Washington para que los norteamericanos intermediaran en
el litigio.
En
Política y color en Cuba[11]
se reproducen varias cartas que testimonian, como ya en
plena protesta y estando claro que el Presidente no llevaría
a cabo lo pactado —no tanto porque fuera esa su voluntad,
sino por las condiciones que se crearon alrededor del
alzamiento—, los miembros del PIC buscaron la mediación,
no la intervención militar yanqui, como la única vía que
tenían para salir del atolladero a la que su táctica y las
circunstancias adversas los habían llevado. No debemos
confundir el concepto de la mediación que ellos esperaban
del Gobierno norteamericano con el deseo anexionista de los
que públicamente pedían la intervención.42
En
el libro ya mencionado se recogen varios documentos que
demuestran que los Independientes no buscaban la anexión,
como hemos señalado donde analizábamos esta acusación de
la que fueron víctimas. Los Independientes conocían muy
bien el modo de vida yanqui, por lo que los documentos
citados indican una estrategia, un modo de buscar la
legalidad ante la traición del Presidente. Este, por el
contrario, debía y tenía que evitar a toda costa una
tercera intervención; de ahí los telegramas cursados entre
Washington y La Habana, así como el envío de Orestes
Ferrara a ese país para que explicara la situación real
que confrontaba el Gobierno cubano.43
José
Miguel Gómez se vio sumido en una serie de contradicciones
cuya única salida era la de dar una imagen de que a) él no
había pactado con los Independientes; b) su Gobierno era
capaz de mantener el orden de la Isla y proteger los
intereses nacionales y extranjeros; c) él no permitiría
una tercera intervención. Por lo anterior se desprende
que
las órdenes de liquidación del movimiento no se hicieron
esperar. El desembarco de las tropas yanquis por diferentes
partes de la provincia de Oriente se había hecho como un
"gesto de ayuda", con el fin de reemplazar las
tropas cubanas que cuidaban las propiedades norteamericanas,
con el propósito de que ellas pudieran dedicarse a
perseguir a los alzados, que realmente se convirtió en una
cacería, reflejada esta verdad por caricaturas, como en la
que aparecen José Miguel Gómez y el general Monteagudo con
ropas de cazadores y acompañados de perros de caza,
mostrando los jolongos llenos de cabezas de negros.44
Sin
embargo, a pesar de la terrible matanza cometida, los negros
cubanos continuaron demandando reivindicaciones sociales,
luchando contra la discriminación existente. Más adelante
veremos con más detalles cómo se continuó la lucha, al
igual que en otros sectores, como en el aún débil
movimiento obrero.
Cabe
destacar en la lucha social del negro, en los años
posteriores al 1912, la columna del periódico La Prensa,
la cual fue tribuna para la polémica pública. La misma
apareció de 1915 a 1916. Algo más tarde, La Antorcha
continuó la batalla en contra de la discriminación. Pero
al estar enmarcada esa lucha dentro de un marco filantrópico,
sin ubicarla dentro de un contexto sociopolítico más
amplio, sin percatarse de la necesidad de lucha por el
cambio de la base económica de la sociedad, que era la última
instancia la que daba origen a dicho fenómeno, todo ese
intento no trascendió.
Habrá
que esperar a finales de la década de los 20, y en
particular la de los 30, cuando el Partido Comunista de Cuba
enmarcó la batalla contra prejuicios y la discriminación
dentro de la lucha de clases que se libraba en el seno de
nuestra sociedad, no solo por el cese de la discriminación,
sino en contra de la explotación del hombre por el hombre.
Las pocas conquistas alcanzadas por las luchas libradas
durante la neocolonia republicana contra la discriminación
racial eran burladas en la práctica, y poco o nada se hacía
oficialmente para combatir los prejuicios.
Con
el triunfo de la Revolución en 1959 y la liquidación del régimen
imperante en nuestra sociedad, se dio el golpe mortal a la
discriminación y el comienzo de la lucha objetiva contra
los prejuicios heredados de tantos años de coloniaje.
Solo a partir de 1959 se pudo comenzar a luchar para hacer
realidad el pensamiento martiano: “cubano es más que
blanco, más que mulato, más que negro”.
Por
eso aún estamos en campaña.
Notas:
2.
Fernando Portuondo del Prado: "Sucesos políticos más
notables del gobierno del General Gómez", en Historia
de Cuba, Editorial Minerva, La Habana, 1957, ed., pp. 599- 600.
3.
Ver "Programa", en Previsión, La Habana,
15 de octubre de 1908, p. 3.
4.
"El crimen horrendo", en Historia de Cuba,
Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, La Habana,
1966, pp. 561-566.
5.
Ver "Gallo tapado", en La Lucha, La Habana, 8 de
agosto de 1907, p. 1.
6.
Diógenes (seud.): "Falsa alarma", en Previsión,
La Habana, 30 de septiembre de 1908, p. 3.
7.
"Temores infundados", en Previsión, La
Habana, 30 de noviembre de 1908, p. 2.
8.
Diario de Sesiones, La Habana, 14 de febrero de 1910,
t. 14-15, pp. 12-18.
9.
"Cinematógrafo cubano", en Previsión, La
Habana, 20 de febrero de 1910, p. 2.
10.
"Partido Independiente de Color. Jagüey Grande",
en Previsión, La Habana, 20 de marzo de 1910, p. 2
11.
Partido Independiente de Color. Jagüey Grande", en
Previsión, La Habana, 20 de marzo de 1910, p. 2
12.
Abelardo Pacheco: "No hay exclusivismo", en Reivindicación,
Sagua la Grande, 28 de agosto de 1910, p. 2.
13.
Juan Francisco Ibarra: "Una carta", en Previsión,
La Habana, 11 de abril de 1910, p. 4.
14.
Ver Federico Remus Pérez: "Hay que trascender",
en Reivindicación, Sagua la Grande, de diciembre de
1911, p. 2.
15.
Ver
Rafael Fermoselles: Política y color en Cuba: la Guerrita
de 1912, Géminis, Montevideo, 1974, p. 197.
16."Al
trote", en Previsión, La Habana, 15 de febrero
de1910, p. 1.
18.
Ver "Aclarando", en Reivindicación,
Sagua la Grande, 2 de octubre de 1910, p. 2. Se refiere a la
aparición de una hoja en que se anuncia que el PIC está
disuelto, y que en su lugar surge el Partido Independiente
Nacional con su órgano oficial: Prevención. Hemos
localizado esta hoja en el Archivo Nacional, Fondo Especial
de Periódicos, Caja No. 50.
19.
Evaristo Estenoz: "Carta del señor...", en El
Mundo, La Habana, 2 de agosto de 1910, p. 2.
20.
Ver "Aclarando", en Reivindicación,
Sagua la Grande, 2 de octubre de 1910, p. 2. Se refiere a la
aparición de una hoja en que se anuncia que el PIC está
disuelto, y que en su lugar surge el Partido Independiente
Nacional con su órgano oficial: Prevención. Hemos
localizado esta hoja en el Archivo Nacional, Fondo Especial
de Periódicos, Caja No. 50.
21.
Evaristo Estenoz: "Carta del señor...", en El
Mundo, La Habana, 2 de agosto de 1910, p. 2.
22.
Julián V. Sierra: "Mr. Taft tiene la palabra", en
Previsión,
La Habana, de marzo de 1910, p. 2.
23.
Ver "Los Independientes de Color divorciados del General
Estenoz. Disolución de las asambleas", en El Triunfo,
5 de agosto de 1910, p. 12; y "Aclaración al pueblo de
Cuba en general y a los hombres de color en
particular", en El Triunfo, La Habana, 20 de febrero de
1911, p. 5. El primer artículo refuta la carta de Estenoz
aparecida el 2 de agosto.
26.
Jean Louis Laroche: "Señor autor de tengamos fiestas
en paz", en Previsión, La Habana, 15 de marzo de 1910,
p. 5.
27.Antonio
Pérez S.: "Carta abierta", en Previsión,
La Habana, 24 de mayo de 1910, p. 7.
28.
"Los polvos en el chocolate", en Previsión, La
Habana, 15 de abril de 1910, p. 2.
29.
"La rebelión, nuestra independencia y el auxilio de
los Estados Unidos", en Cuba, La Habana, 9 de junio de
1912, P- 2.
30.
Tartarín (seud.): "Del teatro de la guerra. ¿Existe
la campaña?", en Cuba, La Habana, 27 de mayo de 1912,
p. 1.
31.
"Entrevista a Eugenio Lacoste", en El Cubano
Libre, La Habana, 18 de junio de 1912, p. 4.
32.
Fernando E. Miranda: "Seguimos observando. La política",
en El Hijo del Progreso, La Habana, 18 de mayo de
1912.
35.
"Relatos interesantes de la campaña", en La
Independencia, La Habana, 8 de junio de 1912, p. 1.
36.
"Entrevista con Guillermo Laza", en La Discusión,
La Habana, 1? de agosto de 1912, p. 1.
39.
Ver Diario de Sesiones, La Habana, 15 de noviembre de
1911, t. 16, p. 5, col. 1. Posteriormente, en varias
sesiones, Freyre de Andrade pidió que se discutiera el
proyecto: 24 de abril, 26 de abril y 2 de mayo de 1912.
41."¿En
qué quedamos?“, en La Prensa, La Habana, 21 de
junio de 1912, p.2.
42.
Ver Rafael Fermoselles, Ob. Cit., pp. 182-192.
43.
"El gobierno de los Estados Unidos tiene el deber,
la
obligación
de proteger a todo el pueblo de Cuba" ("Crónica
política", en El Mundo, La Habana, 13 de mayo
de 191 p. 2). Si fuera poco el ejemplo anterior, agregamos
est fragmentos aparecidos en la revista The Cuban Oppor niíies,
reproducidos por el periódico El Día del 24 de
julio de 1912, pp. 1 y 12, de donde los tomamos, al no ha
podido localizar el ejemplar de la revista en que fue
publicados: "Con el desembarco de las tropas americanas
en Cuba, la tercera intervención es un hecho que lógicamente
no puede ser seguida sino por la anexión. El experimento
de hacer en Cuba una República, ha sido un ensayo demasiado
caro para el pueblo americano, y también podemos asegurar
que ha acabado su paciencia hasta tal extremo, que ya la
administración no se atreverá a entregar el gobierno de la
Isla, como República a los cubanos. (...) Si los americanos
permitieran a Cuba establecerse otra vez como República se
expondrían al ridículo a los ojos de todas las naciones
civilizadas,"
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